La sana convivencia de ciclistas y autos



Por José Eugenio Moreno (Diario La Tercera)

Cada día son más las bicicletas que salen a la calle, ya sea para entrenar o para ir a sus lugares de trabajo. No siempre las ciclovías alcanzan, por eso debe haber respeto y una buena relación con los autos.

Cualquier ciudadano puede darse cuenta que la práctica del ciclismo ha crecido a un ritmo sostenido y acelerado en los últimos 10 años, tanto como deporte como medio de transporte. Cada vez tenemos más conciencia del positivo impacto ambiental que genera el uso de la bicicleta para trasladarse y de lo saludable que es hacer actividad física. Las autoridades han sido parte del proceso, con programas en pro de la vida sana, con la creación de ciclovías, realizando cicletadas y otras acciones que apuntan hacia una población más activa y preocupada del medioambiente.

Es cada vez más común ver numerosas personas llegando a sus lugares de trabajo en bicicleta, haciendo uso de algunos de las caminos exclusivos existentes, que a pesar de que han aumentando considerablemente en los últimos años, de todas formas se debe combinar con el uso de las calles. Lo esencial ahí es que la convivencia entre peatones, ciclistas y vehículos motorizados sea pacífica y respetando los espacios, porque la ley dice que la bicicleta también es un vehículo.

Asimismo, se ha visto cómo las cicletadas y carreras convocan cada vez más a miles de participantes de todas las edades y nivel de experiencia. Verdaderos megaeventos reciben a niños, jóvenes y adultos para recorrer comunas, parques, senderos y así promover el deporte y la sana competencia.

Para la práctica habitual del ciclismo deportivo, desde aficionados hasta profesionales, clubes, equipos y grupos organizados hacen uso de calles, caminos y carreteras que son el escenario perfecto para salidas recreativas y entrenamientos. Resulta crucial ahí también que todos los usuarios de estas vías sepan coexistir y así no generar conflictos y accidentes. La cultura ciclística no sólo la deben tener los mismos ciclistas, sino todos quienes de alguna forma interactúan con ellos.

Si bien existen leyes que norman el uso de la bicicleta, las condiciones no son claras respecto del uso de caminos y carreteras. Más de algún problema han tenido, incluso deportistas profesionales, ciclistas que de manera prudente y ordenada circulan por las vías realizando sus entrenamientos y paseos. Como se mencionó anteriormente, el Estado a la vez que promueve la práctica del deporte, debiera adaptar y mejorar la legislación vigente, para permitir que los ciclistas puedan circular sin inconvenientes en los lugares que por naturaleza y experiencia son los más frecuentados. Una solución es convenir horarios y espacios señalizados para la circulación de ciclistas que no interfieran el tránsito de vehículos mayores.

Un ciclista en el camino no debiera ser visto como un obstáculo o una amenaza, sino como un ejemplo en pos de la vida saludable y de un entorno menos contaminado. Esto puede contagiar a muchos, por el solo hecho de circular en bicicleta por las calles, ya sea trasladándose, paseando o entrenando. Con buena voluntad y respeto, ciclistas y conductores convivirán sin problemas.

Por José Eugenio Moreno – Diario La Tercera (Viernes 24 de agosto de 2012)

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