Lance y el ciclismo imaginario (por Cristóbal Sahr)
Introducción violentada
El ciclismo vive días convulsionados, revueltos, confusos. Lance Armstrong y sus siete Tours de France de un zapatazo han sido borrados de la memoria, de Wikipedia, de las librerías. Pulseras amarillas a la basura y nuestros recuerdos se miran unos a otros sin encontrar una respuesta.
Nuestras neuronas parecen no hacer sinapsis, horas y horas de emoción frente al televisor, una tremenda inspiración para muchos que se subieron a una bici gracias a él, todos los hechos lo decían pero Lance al negar siete veces frente a Oprah ha violentado nuestro imaginario ciclista por siempre.
USPS y el falso imaginario
La narración de los hechos según el sorprendentemente bien redactado informe de la USADA, pone de manifiesto desde su primera línea que el USPS es uno de los máximos montajes de doping y encubrimiento de la historia del deporte. Las evidencias son groseras, y al informarse cada vez más de los mecanismos de la mentira, la sensación es tremenda, se ha caído un paradigma, un pilar en nuestra mente que se suponía indestructible. Primer mecanismo de la caída del paradigma: la negación. Como si estuviera en el lado soviético después de la Perestroika, al otro lado del muro recién caído, convencido de nuestro sistema, o me transformo en ultra y niego todo, o me prostituyo por este nuevo modelo. Sin paradigmas, cual teenager en Moscú, muchos enrostran con orgullo sus nuevos jeans Levis mientras otros en la vereda del frente, defienden a muerte lo obrado por la gran Unión. El debate es duro, algunos prefieren que lo del pasado quede en el pasado, otros preparan la pala para escarbar en lo más profundo de los recuerdos y enrostrar una mentira que parece ser fundamento del alto rendimiento.
Métodos de engaño
El ciclismo es esfuerzo, constancia, disciplina, trabajo en equipo. La gran caída de Lance no es el descubrimiento del engaño, sino el descubrimiento de los métodos infalibles para ocultar el engaño. El problema no es un ciclista tomando ventaja con sustancias prohibidas, el problema es Lance transformado en el ícono del antidopaje, en el vocero de la limpieza, la encarnación del héroe americano, el que supera el cáncer y vence siete tours. Es esa misma encarnación del personaje el que lo consumió, esa mentira fue creciendo y no fue capaz de detenerla.
Con los años el dopaje se ha transformado en un factor más dentro del ciclismo, tal como la sorpresa de un valeroso ataque, o la fatiga de uno de los favoritos, el doping es una cortina que puede caer en cualquier minuto, la sombra de la duda es parte del espectáculo. Pero cuando los métodos de control en este caso fallan, nuestra fe se va a piso. Las instituciones eclesiásticas del deporte pierden respeto y nuestro fiel curita de día domingo, no era tan blanco como su sotana. Idolatramos a Lance es cierto, caímos en el pecado más grande del humano, esa idolatría lo hizo sentirse inmortal. Pero Lance fue más allá, se construyó desde el inicio en base al engaño. Desde el primer Tour su forma de trabajo incluía transfusiones de sangre, EPO, testosterona y más; prácticas masificadas en el pelotón de las que Lance no se salvaba.
Entonces… ¿si todo era un engaño, si todos se doparon, es él, Lance, el mejor de los peores? Justifica con sus triunfos, que a pesar de todo, él fue el que manejó mejor la ecuación esfuerzo, constancia, disciplina, trabajo en equipo + encubrimiento. ¿Es entonces Lance, el deportista de alto rendimiento más completo de la historia? Diez años de pesquisas y persecución, creo que desgraciadamente le dan la razón al tejano, quien a la luz de los hechos, con engaños y todo incluido, jugó maquiavélicamente a la teleserie del ciclismo, mezclo todos los factores y salió con el plato ganador (hasta ahora...).
El héroe caído
Cómo muchos, no me perdí la entrevista de Oprah a Lance. A pesar de saber ya que todo estaba perdido, ver a este héroe acorralado y desahuciado soltando parte de la verdad, impacta. Lance ya no pudo acallar a sus detractores con demandas, esta vez la amenaza era mayor, es su ambición la que están atacando. Lance no está arrepentido, es su ansia y necesidad de competir la que busca revertir. Bloqueado de la gesta deportiva de por vida, Lance pierde su norte, no tiene una brújula que lo haga avanzar. Oprah es ese grito desesperado, una ancla para intentar detener el mundo y poder continuar su carrera personal. Los paradigmas políticos se cayeron a comienzos de los noventa, pero Lance extendió el juego del héroe hasta el 2010. Muchos encontramos en él la encarnación de la esperanza, pero con su caída, el ciclismo está obligado a dejar de endiosar al humano para reencantar a su público.
La distancia épica y el nuevo héroe
Se cae un paradigma, ¿y ahora qué? Volvemos a ese teenager en Moscú. Se pasea por la plaza roja orgulloso con sus jeans Levis, se han caído las grandes verdades y al rato aparecen las oportunidades. El espectador moderno va aventajado en este juego de engaños y seducción. Conoce el mecanismo de la mentira, sabe que el tren que se dirige a la pantalla no lo atropellará. Ahora entraremos al cine del Tour de France con otra visión: “Sé que esto es mentira, ok, engáñame por favor, pagaré para que me engañes”.
¿Qué se gana y que se pierde después de esto? Muchos dicen que ahora el ciclismo está más limpio, que con esto ya pocos jugarán al héroe inmortal, que la idolatría al deportista será menor, por lo mismo su sensación de invencibilidad perdida no lo motivarán a construir esa historia otra vez. Nacerán nuevos tipos de héroes: antihéroes, héroes que no quieren ser héroes, ciclistas tipo Woody Allen con problemas en la casa, con deudas y miedos. Nos guste o no, con esto el ciclismo se está actualizando, entrando tardíamente en el círculo de la postmodernidad. Ahora viene la genialidad del mundo del ciclismo para reencantar a su público, adaptarse, mostrar el artificio, la escenografía y sin miedo lograr que el espectador vuelva a vibrar con el espectáculo del Tour de France.
Por Cristóbal Sahr (Martes 29 de enero de 2013)