Ídolos


Dicen que los ídolos se escogen en la juventud. Claramente no es cierto. Yo me inicié en el triatlón casi a los 30 años y tengo mis ídolos claramente identificados. Para mí son los 4 fantásticos. No quiero menospreciar a las decenas de buenos triatletas que han nacido y defendido internacionalmente nuestro país, pero quisiera en estas breves líneas homenajear y destacar particularmente a aquellos que me parecen están un escalón más arriba que el resto y quedarán en la historia como los mejores de su generación y en mi opinión personal caen en la categoría de ídolos.


Felipe Van de Wyngard, Matías Brain, Cristian Bustos y Felipe Barraza

Me refiero a Cristian Bustos, Matías Brain, Felipe Van de Wyngard y Felipe Barraza. Cada uno ha ocupado y llenado un espacio en la historia del triatlón chileno. De alguna manera se han ido pasando el testimonio y nos han permitido tener siempre una primera figura por más de 30 años. Salvo Felipe Barraza, que es aún muy joven, todos han tenido una larga trayectoria gracias a su profesionalismo y amor al deporte. Cristian fue el primero, apareció junto al nacimiento del triatlón en Chile a mediados de los 80 y se mantuvo vigente por más de 20 años. Matías comenzó a destacar a mediados de los 90, nos representó en Sydney 2000 y fue el más destacado de una generación que produjo muy buenos triatletas. Con el cambio de siglo aparece Vande para continuar con el legado y fijar nuevos estándares de profesionalismo. Aún vigente, le queda mucho por mostrar. En los últimos años aparece Pipo casi imbatible en el ámbito local, con grandes actuaciones en Pucón y de permanente presencia en el circuito internacional y representando a Chile en Panamericanos, Odesur y Sudamericanos.

Nacieron en distintas décadas. Cristian en los ‘60, Matías en los ’70, Vande en los ’80 y Pipo en los ’90. Entre ellos hubo rivalidad. Cristian la tuvo con Matías. Matías con Vande. Vande con Pipo. Pero esa es la forma de construir una cultura del deporte. Necesitamos de ídolos. Ellos son los modelos de identificación de nuevas generaciones. Su actuar influencia conductas y comportamientos que impactan en el desarrollo del deporte. Por eso son ídolos. No sólo son buenos deportistas. Tienen carisma. Son profesionales y trabajan como nadie.

Lo interesante es saber que el 5º fantástico ya está dando vueltas. Podríamos nombrar una decena de candidatos, pero es inútil. Los ídolos no se eligen. Al que le corresponda forjará su propio destino a punta de trabajo, disciplina, consistencia y buenos resultados. Será el ídolo de una nueva generación. Así se construye el deporte. Así se crece. Pasando la posta. Entregando el liderazgo.

por Ricardo Cumplido (Miércoles 4 de enero de 2017)

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