Nathan Pincheira: “La vendetta de San Juan”
Race Report Ironman 70.3 San Juan 2024
Creo que una de las cosas que más valoro del deporte es que siempre da revanchas. La frase tiene tanto de cliché como de razón, especialmente para aquellos que practicamos triatlón. Los resultados de una carrera dependen de nuestro entrenamiento, de nuestra nutrición, del equipamiento, etc, pero también de variables externas totalmente fuera de nuestro control, las que algunas veces afectan a todos, pero otras, sólo a algunos.
Pucón 2024 fue una de esas carreras en las que demasiadas cosas exógenas incidieron en el resultado final, lo que sentía no mostraba para nada mi preparación ni lo que mis entrenadores habían planificado. El sabor era demasiado amargo y había que quitarse rápidamente eso de la boca, para no sufrir la clásica depresión post carrera. Sin embargo, Valdivia aparecía demasiado lejos para ese objetivo, así que luego de una “amplia” conversación familiar, surgió la posibilidad de hacer una carrera antes. Tenía que ser pronto, tenía que estar cerca, tenía que ser financieramente razonable y, ojalá, rápida. San Juan y Lima quedaron en la selección final, prefiriendo la primera principalmente por el precio de la inscripción y por las buenas reseñas recibidas sobre la edición 2023.
Con una maleta llena de sueños (¡ja!), partimos. A pesar de ser una ciudad pequeña, se nota inmediatamente que el San Juanino respira deporte, especialmente el pedal. Quizás lo pasamos por alto a veces, pero todos los procesos de acreditación, kit, etc, fueron extremadamente expeditos, sencillos y amenos con todos los participantes, algo que acá solemos normalizar y estar acostumbrados al casi maltrato organizativo. Lo anterior se hace más relevante considerando que San Juan tiene un circuito con dos transiciones separadas, lo que puede ser una pesadilla logística pero que, desde mi percepción, funcionó muy bien.
El domingo, el día comenzaba más temprano de lo habitual de un raceday normal, considerando que el dique Punta Negra, lugar del nado, queda más o menos a 40 minutos del centro de San Juan. La carrera partió pasadas las 8:00, con una pequeña demora, ya que un par de boyas se soltaron, pero nada que haya empañado el excelente trazado. Lo expuesto en la guía sobre la demarcación se cumplía, con boyas primarias y secundarias que hacen que sólo haya sido mi responsabilidad perderme un poco y nadar aproximadamente 100 metros más. Igualmente, una natación lenta, para todos, pero más aún para quienes aprendimos de más grandes.
Con 3 minutos sobre lo planificado, abordamos una expedita T1, que rápidamente nos puso en la que, personalmente, ha sido la ruta de ciclismo que más he disfrutado en mi corta aventura de triatleta. Los paisajes iniciales increíbles, una buena temperatura, poco viento y una carretera que agradecía los watts que le entregamos con cada pedaleada. Ciertas entradas a lugares más urbanos hacían bajar la velocidad, pero en general la máxima era “fuerte y derecho”.
Los puestos de asistencia estaban hechos cómo se deben hacer, con unos 150-200 metros de voluntarios diseminados a la orilla del camino ofreciendo caramañolas con agua o isotónico y geles. El plan de nutrición, al pie de la letra, ya consideraba 3 litros de agua, 120 gramos de carbohidratos por hora y 1600 mg/hr de sodio, sobre lo cual agregué un litro de agua más que recogí en el camino por un calor algo mayor al que esperaba sentir. Dos horas, veinte minutos y algunos centavos fueron suficientes para llegar a la T2, lo que me dejaba con un tremendo saldo a favor respecto al tiempo planificado. La visualización previa, vital para ir mejorando este aspecto del deporte (el que creo siempre ha sido mirado a menos en la distancia media/larga), fue importantísima para ganar fluidez y poder salir a rematar en el trote lo que hasta el momento estaba siendo una excelente vendetta del desastre puconino.
Pero el trote siempre guarda un poco de daño para el final. El calor, un recorrido no tan atractivo como el de la bicicleta y una leve pasada de rosca en los watts de la disciplina anterior empezaban a pasar la cuenta y, a pesar de que la percepción de esfuerzo se mantenía constante, los ritmos no se sostenían de igual manera.
La fatiga, la falta de mis niños gritándome y los propios fantasmas me comenzaban a afectar, consumiendo rápidamente el ahorro ganado sobre las dos ruedas. Era momento de meter cabeza, de establecer pequeñas metas y de aprovechar toda el agua de los puestos de abastecimiento, los que fueron claves para no deshidratarse (junto con 1,3 g/hr de sodio) y así poder consumir los 170 gramos de carbohidratos que tenía planificados para esta etapa sin sufrir problemas estomacales.
Último kilómetro, se saca energía de hasta debajo de las uñas para honrar la llegada y esa meta que marcaba los tiempos de todos aquellos que finalizaban. Alfombra, 10 pasos más y reúno en los pulmones todo eso que los que hemos cruzado una meta sabemos que hay que botar debajo del arco. Medalla de finisher, se acaba la euforia y se viene todo junto encima. Refregarse los ojos y mirar el reloj que muestra cualquier cosa menos lo que uno quiere ver. ¿Personal best? Personal best. Cinco horas, diecisiete minutos, cincuenta y ocho segundos.
Objetivo logrado. El proceso va por buen camino. Vengamos Pucón. Grande San Juan.
Por Nathan Pincheira
Fecha de la carrera: Domingo 7 de abril de 2024