Alejandro Casanova: "Promesa cumplida"


Race Report IM 70.3 Pucón 2019


Este es mi primer Race Report, así que inicio con el contexto de la ilusión por clasificar a Niza. Hace 11 años, antes que naciera mi hija Amalia (también triatleta ahora del Kids Challenge Pucón), practiqué por 2 años este increíble deporte. En esa época vivíamos mi esposa y yo en el norte de México, en Durango, y los primeros triatlones no fueron en los lugares más turísticos de México (¡qué tiene de sobra!), sino en los más cercanos. Y como siempre lo ha hecho, Julia me acompañaba igual, pero desde el inicio lo dejó claro: “yo te acompaño feliz a las competencias, pero podrías buscar algo más bonito, por ejemplo la Costa Azul, en Niza!”. En ese momento parecía una locura, pero fue algo que quedó en mi mente y pretendía cumplir. Después de esos 2 años de competir y con el nacimiento de Amalia, dejé el triatlón por 9 años.

El 2017, y ya con Amalia más grande, podía dedicarle el tiempo que este deporte necesita, así que con la ayuda de Daniel Miranda conocí a Rubén Arias del TYM y me puse a entrenar. Inicialmente no tenía mayores aspiraciones que terminar un Ironman 70.3 (ojalá Pucón) y mantenerme en forma, pero el bichito de la competencia apareció y todo cambió.

Las dos primeras carreras no fueron como esperaba. Coquimbo en 2017, con un tiempo de 5:50 y Pucón 2018 con 5:21 –con caída incluida- no daban para ilusionarse mucho. Pero Lima 2018, con 4:43 fue el detonante… Quizá, y con mucho esfuerzo, sí podía clasificar a un mundial, y bendita coincidencia: el del 2019 era en Niza!!!

Esto tenía que ser obra divina y lo tenía que aprovechar. Me inscribí en los 3 Ironman 70.3 que creía me podían dar el paso a cumplir mi promesa: Coquimbo, Pucón y Lima. En Coquimbo la cosa estuvo cerca, pero no se logró, así que tocaba Pucón.

Había soñado varias veces con cada detalle de la carrera desde Coquimbo. Me sentía bien, pero la caída el año anterior y otra que tuve en Zapallar me hacían estar muy preocupado de los temas “logísticos”, pero los repasos mentales ayudaron.

8:00 de la mañana y al agua. Ya no había vuelta atrás y tocaba “disfrutar” lo más que se pudiera. El agua estaba a una temperatura ideal, así que rápidamente me sentí cómodo y en ritmo. Hacia las boyas no se sentían tanto las olas, pero de vuelta a la playa tragué harta agua. 

La primera vuelta la hice solo, pero cuando salí a la tierra para dar la vuelta, vi que Folo (con quien entreno en la piscina, y que me gana por bastante) iba 10 metros delante de mí, así que busqué su estela y me fui con él. Traté de pasarlo un par de veces (literal un par, tampoco fueron tantas) y no pude, así que preferí seguir su ritmo y terminar mejor para todo lo que faltaba.

En la T1 salió todo bien, un tiempo más que razonable, pero sentí que había bastante viento y que venía bajando… O sea, tocaría viento en contra en la subida de la bici. Partiendo, los miedos de la T1 se confirmaron: mucho viento en contra y a meterle fuerza; que no es mi fuerte. Llevaba un par de kilómetros y me pasó Andrés Trautmann, que lo tenía marcado como competencia directa en mi objetivo de clasificación. TODO MAL!

A los pocos kilómetros más, pasó algo más cercano a una moto que una bicicleta: Hugo! Impresionante su ritmo y yo veía Niza más de lejos cada vez. Para más remate, normalmente sufro de calambres en todas las competencias y esta vez llevaba una ampolla de magnesio, la cual salió volando por el tipo de suelo de Curarrehue, y es cosa que vi volar el magnesio para que inmediatamente me comenzara la sensación de calambres.

Pero el alma me volvió al cuerpo en la vuelta del kilómetro 45, donde vi la distancia que me llevaba Andrés y el grupo que iba con él: no eran más de 50 metros! Niza estaba de vuelta. El retorno del pedaleo fue controlado, sin dejar que se fuera Andrés, pero cuidando los calambres que estaban ahí.

T2! Ahora viene el momento de la verdad: la transición normal, seguía teniendo a Andrés a la vista y eso me dejaba tranquilo, pero tenía que alcanzarlo y las piernas estaban a nada del calambre. Comenzó la península y toda la primera vuelta me demoré en alcanzar a Trautmann, iba a un muy buen ritmo, sobre todo en las subidas donde se me escapaba y luego lo pillaba en los planos o bajadas.

La segunda vuelta la hicimos casi entera juntos, con el cansancio me confesó que él me había boicoteado la bici en Zapallar y por eso me caí, pero bueno, me estaba ayudando con las subidas de la península y eso era más importante, jejeje. En el plano de la segunda vuelta le pude sacar algo de distancia, que traté de mantener durante la tercera vuelta. Fue superduro, cada cierto rato miraba para atrás y no se despegaba. ¡Un duro! Y en esa misma última vuelta nos grita Andrés Sánchez: “van cuarto y quinto, se van juntos a Niza, métanle duro!!”. Y realmente fue como endorfina a la vena: ya no quedaba nada y parecía que se lograba el objetivo. Ahora, por lejos, la mejor de las porras (mi señora es mexicana) era la que tenía en cada pasada donde estaban mis chicas. Con su “CA-SA-NOVA!!!!” me llenaban de energía para seguir dándole duro a la corrida. También sentí el apoyo de mucha gente del TYM que estaba en distintos lugares; Rubén estratégicamente en el fin de la peor subida y todos alentando de manera increíble.

Bueno, llegué a la meta, realmente muerto pero feliz! Es una sensación increíble que hace que valga la pena todo el esfuerzo del año: ganas de llorar, satisfacción, orgullo, todo se pasa por la mente, la familia, amigos, el equipo…Todo! Pero básicamente, felicidad! (no sé si de cumplir la meta o que se haya terminado, pero feliz de todas maneras).

Seguía muy incrédulo del lugar en que había llegado y esperando algo más oficial. Cuando estaba en masaje, me confirman el cuarto lugar y Niza sí que estaba cerca! Luego aparecen los compañeros del TYM y me dicen que Hugo -el primero- no toma el cupo, así que Niza está en el bolsillo… Ahí si lloré, menos mal que estaban haciéndome los masajes y miraba hacia abajo y no se notó, pero la verdad fueron muchas emociones juntas, pero básicamente:“PROMESA CUMPLIDA AMOR DE MI VIDA!”.

Tengo que terminar este Race Report con agradecimientos. Parto con mi señora Julia y mi hija Amalia, lejos la mejor porra de Pucón y las más incondicionales compañeras de vida que alguien puede tener. A toda mi gran y hermosa familia, especialmente a mis hermanos, a mi papá que se le cae la baba de orgullo y a mi mamá que está en el cielo apoyando. Al mejor coach de triatlón, Rubén, que me llevó en menos de dos años a lograr el primer gran objetivo. A mis compañeros del TYM, especialmente a Andrés Trautmann por ayudarme en la península (lo del boicot de la bici es broma), a Andrés Sánchez por la información en tiempo real, y los compañeros en la piscina, que seguro me faltarán muchos, pero a: Diego, Ariel, Romain, Folo, Ricardo (aunque me diga Álvaro), Gabriel/Alexis, Wuangola, Ignacio, Daniel y todo el lote que va a la hora de almuerzo… En serio muchas gracias. Hoy son parte fundamental en mi vida y les agradezco la buena onda.

Nos vemos en Niza!

Por Alejandro Casanova
TYM

Fecha de la carrera: Domingo 13 de enero de 2019

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