Andrés Sauma: "Gracias a todos ustedes soy Norseman Finisher"
Race Report Norseman 2016
Ya han pasado algunos días desde que esta increíble historia comenzó y terminó. Aún me cuesta digerir todas las experiencias que vivimos junto con mi partner Feña (Fernando Heredia). Nos pasó de todo, muchas anécdotas que en el momento nos hicieron sufrir y reir. Con el paso de los días comienzo a entender el significado de todo lo vivido. No sólo fue cumplir con un objetivo, sino que conquistar los miedos y desprenderme de las frustraciones que me tocó vivir desde hace mucho tiempo.
Nuestro viaje a Noruega hizo escala Roma y Londres. Lamentablemente la maleta de la bici no llegó a Londres y tuvimos que implementar un plan B en caso que ésta no llegara a tiempo para el día de la carrrera. Fue entonces que antes de tomar el último vuelo me comuniqué con Thor, un Noruego que nos recibiría en su casa el día de llegada. Nuestro amigo muy calmadamente me preguntó el tipo de bicicleta que necesitaba y me dijo que a mi llegada a Noruega tendría 5 alternativas para que yo eligiera. Horas más tardes ya en su casa, me tenía una bici Canyon de ruta con componentes SRAM en mi talla y lista en caso que mi bici no llegara a tiempo. Tendría que escribir un Blog Completo para agradecer a Thor Hesselberg por toda su ayuda y amistad. Dicen que los “mejores amigos los conoces en el deporte”. Creo que no hay frase más cierta.
Andrés Sauma junto a Thor Hesselberg
Quedaban 2 días para el registro obligatorio de los atletas, así que si mi bici no llegaba a Noruega para el día viernes en la mañana, tendría que optar por el plan B. A pesar de esto, el stress por la situación no me dejó tranquilo hasta el final. La línea aérea finalmente confirmó que la bici llegaría el día viernes en la mañana a Stavanger. La última hora de registro era el día viernes a las 2 pm en Eidfjord, a 5 horas en auto desde Stavanger. La estrategia entonces consistió en que yo viajaría a Eidfjord el día Jueves en la tarde y Fernando con Thor se quedarían en Stavanger a esperar la bicicleta hasta el viernes en la mañana.
El día viernes llegó y después de nadar en el fiordo en Eidfjord, me quedé pegado al teléfono esperando noticias de Fernando y la bici.
Todo ok, Fernando y Thor ya vienen en camino con mi bici, mientras yo hago el registro.
Thor Hesselberg con Fernando Heredia
La charla técnica era a las 3pm y si todo marchaba bien, Feñita llegaría al final. Así fue como finalizada la charla obligatoria, Fernando me esperaba para comenzar a armar la bici y dejar todo listo para el sábado en la madrugada. Ya con la bici lista y probada, comenzamos a ordenar y coordinar la ropa y abastecimientos para el largo día que nos esperaba. Esa noche no dormí nada. Los nervios y la ansiedad eran tremendos. 2:15 am, desayuno y nos vamos al parque cerrado.
Chequeo de bici, casco, luces, chaqueta reflectante, etc. Todo listo. Ordenamos las cosas y Feña me acompaña a la escalera del Ferry. Un par de palabras de aliento y un abrazo de emoción y partimos.
En la escalera del Ferry me encuentro con un atleta francés y una atleta noruega con quienes había compartido los días previos. Los 3 nos vamos juntos conversando y riendo los 40 minutos que demora el Ferry en llegar a destino. Por todos lados se ven caras de nerviosismo y funeral. Algunos escuchan música, otros con la mirada perdida tratando de entender en lo que se metieron... Por los parlantes avisan que estamos llegando y que es el momento de bajar a la cubierta. Entre los 3 nos ayudamos a cerrar nuestros trajes y bajamos la escalera que nos lleva a la cubierta. Pasamos a un sector donde con una manguera nos rocían con agua helada para ir acostumbrando el cuerpo al shock inicial. Nos deseamos suerte y cada uno toma su camino. Yo me dirijo rápidamente a la compuerta, que para entonces ya está completamente abierta. Uno a uno comienzan a saltar. Para mi sorpresa, todavía no hay luz y el salto es en completa oscuridad. Me acerco al borde y por un momento me detengo tal como lo hago cada mañana antes de tirarme a la piscina. Se que no hay vuelta atrás. Espero que el lugar en el agua este despejado y me lanzó de pie. El contacto con el agua es frío, pero nada que no haya sentido antes. Acomodo mis lentes y comienzo a nadar hacia los Kayaks que se encuentran 300 metros mas adelante. Me ubico estratégicamente al costado izquierdo para poder tener visión de todos los nadadores a mi derecha. El kayaquista avisa que quedan 2 minutos. Llegan un par de atletas más y se ubican cerca mío. Suena la sirena y comienzo un sprint fuerte y sostenido. Comienzo a dejar a varios atrás y me encuentro con un par de nadadores que van a buen ritmo. Me posiciono por el costado aprovechando el drafting. Sin embargo, siento que soy capaz de pasarlos así que decido jugármela. Una vez que estoy adelante, noto que no hay nadie más en mi camino. Me siento bien y con energía. Es entonces que un Kayak se pone a mi derecha y veo que un camarógrafo me está filmando. No puedo creerlo, voy primero!!! Esto me emociona y al mismo tiempo me da más convicción para seguir como líder en el agua.
A esas alturas no siento frío, mi cuerpo esta a buena temperatura y el ritmo que llevo siento que puedo sostenerlo. A ratos siento los manotazos en mis pies de alguien que va chupado. Me molesta así que pateo un poco más fuerte para que deje de joderme. El nado es siguiendo la línea de la costa, por lo que es fácil orientarse. Cuando entramos a la bahía la temperatura del agua desciende notablemente y el mar se pone muy picado. Hay que dar vuelta en una boya amarilla y luego nadar paralelo al muelle antes de entrar a la playa. El mar se mueve mucho e incluso noto que algo de lluvia cae. Últimos metros, hago un sprint final para asegurar el primer lugar y me paro cuando ya mis manos tocan el fondo al bracear. Camino los primeros metros y me dirijo a parque cerrado.
Feña me escolta hasta nuestro lugar y comenzamos a cambiarme para el ciclismo. Demoramos harto; sacar traje, botas. Poner calcetines, primera capa, chaqueta de invierno, badana, guantes, chaqueta reflectante, zapatos, casco, lentes... En fin...
Ya en la bici sigo mi estrategia, en plano tengo un rango de watts y en subidas también. La primera subida tiene como 25 kilómetros con 8 a 10 grados de elevación promedio. Se pasa por túneles y cuevas que están sólo iluminados con algunas velas. Es espectacular. Circuito técnico con el pavimento malo en varios tramos. Cuando llegó a la cima y comienza un plano ondulante me encuentro con Fernando, decido parar un momento para sacarme la chaqueta reflectante y luego seguir. A los pocos kilómetros se levanta una niebla tremenda y nuevamente un juez me pide que me ponga la chaqueta reflectante. Hasta ese momento voy tranquilo haciendo mi plan de carrera. De pronto empieza a correr un viento tremendo de costado y a los pocos minutos se larga a llover. Puedo sentir como empieza a bajar la temperatura rápidamente. Ya las bajadas se hacen mas complicadas por la mala visibilidad y la lluvia. Ahora el frío empieza a calar en mis manos y cara. Ya no siento los dedos y con mucha dificultad logro pasar cambios. No puedo agarrar las botellas. De pronto el pánico se apodera de mí. No llevo nada más para abrigarme. Sólo recuerdo que Fernando lleva una chubasquera de goma que es impermeable por dentro y fuera. Quizás me puede ayudar a contener el calor y mantenerme seco. Paro cuando veo a Fernando y tiritando le pido que me ayude a ponérmela. Era mi última opción. Pasan los minutos y empiezo a recuperar la temperatura. La siguiente cuesta me viene como regalo del cielo para poder entrar en calor.
El resto del ciclismo sigue igual, lluvia, frío y viento. La tensión por no cometer errores y caerme en alguna curva me va desgastando. Ya no puedo sostener la potencia que tenía planificada. Se que no estoy haciendo un buen ciclismo, pero bueno, prefiero eso a tener que sacarme la cresta y tener que abandonar. La última bajada es muy larga y come piernas. Llego a la T2 y Fernando me espera con todo listo y organizado. No siento las piernas por el frío. Literalmente me desviste y viste con la tenida de running. Tomo un gel y comienzo con el maratón.
Los primeros kilómetros son terribles. No siento los dedos de los pies y las piernas están muy apretadas. Ya en el kilómetro 3 para de llover y la temperatura es agradable, así que le paso el cortavientos a Feñita. Poco a poco voy sintiéndome mejor. Voy corriendo a 5 min/km muy cómodo y comienzo a pasar corredores. Cada 2K Fernando me espera con isotónico y geles. Aprovecha de leerme los mensajes de mi familia y amigos que nos siguen desde Chile. Me emociona mucho y también me da el segundo aire que necesitaba.
Ya vamos por los 12K y voy fuerte y feliz. Los 21K paso en 1 hora 43 min. Queda poco para que lo más duro comience. En el kilómetro 25 comienza "Zombie Hill". Son 10K con 10 grados de elevación promedio. Fernando me entrega un par de geles y sube a dejar el auto en el kilómetro 32, tomar un bus hasta el kilómetro 37.5, dejar la mochilas para la etapa de trekking y luego bajar para encontrarse conmigo y acompañarme corriendo hasta el final... Vaya logística, no??? Voy corriendo lento, pero tranquilo. No importa que sea lento, pero siempre corriendo. El dolor en los glúteos y cadera es tremendo. Son como martillazos. Decido cambiar un poco la estrategia. Por cada kilómetro, camino 100 metros y luego corro 900 metros.
Así continuo hasta que en el kilómetro 30 me encuentro con Feñita. Vamos conversando y comentando lo que nos ha tocado vivir en las ya 12 horas de carrera. En el kilómetro 32 hay un chequeo físico rápido y me autorizan seguir hasta la montaña. De ahí, los 5K siguientes seguimos subiendo, pero con un poco menos de elevación. En el kilómetro 37.5 entramos a la montaña. En ese momento siento que ya llegamos y lo que queda es casi un paseo. No podía estar tan equivocado. Ya sin energía los 5K restantes de trail fueron francamente terribles. Cada paso era medido, buscando la roca más grande que me diera estabilidad. La vista era increíble.
Fernando seguía animándome leyendo los mensajes que llegaban de Chile. La meta estaba cubierta por niebla y no podía percibir que avanzábamos. Mucho cansancio y agotamiento mental. Quería parar a descansar, pero Feña me presionaba para seguir. Los últimos 500 metros podía escuchar como la gente gritaba cuando alguien cruzaba la meta. La emoción era casi incontenible. Los que bajaban nos felicitaban y daban aliento. 200 metros mas, Fernando me pasa la bandera chilena y sube hasta la meta. Los últimos metros me desprendo del dolor físico y trato de contener la emoción. Levanto los brazos y el viento hace flamear la bandera chilena. Escucho los gritos al pisar la alfombra y la alegría es inmensa. Busco a Feña entre la multitud y camino hacia él ya sin poder contener la emoción. Nos abrazamos y lloramos en silencio.
Segundos después me traen una frazada y una sopa. Pasamos a la cafetería felices, pero ambos ya muy agotados. Luego de unos momentos nos separamos. Fernando tiene que bajar caminando la montaña y yo en funicular. Nos reencontramos en el auto 1 hora después. Ya todo terminó.
Quiero agradecer a todos quienes me ayudaron en mí rehabilitación. Sin su apoyo no estaría corriendo: Roberto Abusleme, Giovani Carcuro, Edgardo Opazo, Romina Sepúlveda, Gabriel Cancino, Claudia Cortés y Daniel Labarca.
A mi gran amigo Fernando Heredia, que siempre ha estado apoyándome en las buenas y en las malas. No existe mejor soporte que tú. Gracias a ti conseguí lograr este sueño y si no fuera por ti, aún me encontraría perdido en esa montaña. Gracias por tu cariño de hermano y aceptar acompañarme en esta loca aventura.
Mi entrenador y amigo Michel Uteau, que me ha ido puliendo como atleta. Juan Carlos Torres y al equipo de entrenadores de Youtopia. Gracias por apoyarme cada día y hacerme sentir en una segunda casa. A mi señora Rocío, que me ha apoyado desde siempre. Mis hijas Camila, Antonia y Trinidad que son mi inspiración y motivación. A mi padre y mi hermano por estar siempre conmigo. A mi madre, que desde el cielo me cuida. A todos los que me dan palabras de aliento cuando me ven entrenar y me envían mensajes. Altered Bikes y Francisco Zurob, Compressport Chile, Xterra Chile y Rodrigo Ballivian. Por último a todos los que enviaron mensajes de apoyo y cariño el día de la carrera. Gracias a todos ustedes soy "Norseman Finisher".
Andrés Sauma
Fecha de la Carrera: Sábado 6 de agosto de 2016