Bruno Maggio: “Más que una carrera, es una aventura”
Race Report del Mundial Ultraman de Hawaii
En los 3 días de carrera empiezas de noche, oscuro. No ves lo que se viene. El clima, los problemas técnicos, los calambres, las subidas, los accidentes en el camino; todos eso se viene pero no sabes cómo. La prueba es dura, tal vez demasiado dura. Este año 8 triatletas no pudieron terminarla. Pero los que han repetido la carrera me dijeron que no estuvo tan difícil, “hubo un año en que sólo la terminaron 12”.
Para esta carrera me preparé mucho más que para el Ultraman de Florida. AQUÍ escribí sobre la preparación.
Presentación de los Atletas
La organización hizo una presentación de cada competidor para el resto en la charla técnica. Éramos 39, así que fue fácil. Steve King, conocido como “la voz del Ultraman”, investigó el currículum de cada uno y dijo unas pocas frases al respecto. Como siempre, comparado con el resto, me sentí un simple trabajador sedentario de oficina. Este año, había 5 Guinness World Records sentados en la mesa. Afortunadamente yo era el único vegano y el primer chileno en ir al mundial, así que algo pudieron decir de mí.
Día 1: 10 kilómetros de Natación y 145 km de ciclismo
La carrera empieza en Kailua Pier, el mismo lugar donde larga el Mundial de Ironman. Ahí estábamos los 39 de pie en la pequeña playa. En la penumbra, los organizadores tocaron caracoles marinos como si fueran trompetas y dijeron cosas en Hawaiano, encomendando a los atletas y sus equipos de apoyo para que tuviéramos todos un buen fin de semana. Una tortuga de medio metro nadaba entre nuestros pies, sin importarle nuestra presencia. Era una señal de buena suerte, dijeron algunos. Recién salía el sol, era algo místico.
Estábamos nerviosos, pero listos. Yo estaba muy preparado, con 8 panes con mantequilla de maní y mermelada en el cuerpo, un gel extra cafeína y leche vegetal, mismo desayuno que los siguientes días. Además, tenía un excelente kayakista (Charles Bittenbring), que me llevaría inteligentemente por las corrientes (la organización te obliga a estar acompañado por un equipo de apoyo durante los 3 días; en el agua, por un kayak).
Yo empecé según sensación. Me sentía bien, con energía, así que partí fuerte. Vi un delfín y una manta raya en el camino. Estaba feliz, pero ese fue mi primer error. Los primeros 5 kilómetros a ritmo de 1:35 me dejaron en la séptima posición. Sin embargo, me cansé, y en los siguientes 5 kilómetros me pasaron 10 nadadores.
Salí entero, pero una natación tan larga te afecta al ciclismo. Los primeros 100 kms estaban llenos de subidas y bajadas, que post nado me produjeron al menos 4 calambres fuertes en las piernas. También tuve mi primer encuentro con el viento en Hawaii. Yo entrené mucho en El Toyo, en las bajadas donde se acumula el viento, pero esas son cortas, tal vez 500 metros. En South-Point, las bajadas eran de kilómetros y uno podía alcanzar mucha velocidad (más de 60 km/h). Por esa falta de experiencia, me puse nervioso y utilicé los frenos demasiado.
Los últimos 40 kms consistían en subir al Parque Nacional de los Volcanes, en la localidad de Volcano. Eran 40 km de subida constante. Realmente un come piernas. Los terminé en la posición 14, agotado y muerto de frío, pues el lugar estaba en altura y ya comenzaba a lloviznar. Luego una ducha, masaje que provee la organización, comer mucho y vegano, y a la cama.
Esa noche, 5 triatletas no lograron llegar a la meta antes de la hora de corte. Dos de ellos, muy amigos míos. A uno le faltaron 56 segundos. Fue una noche triste para todos.
Día 2: 275 km de ciclismo
Mi equipo de apoyo en el auto (mi polola Rayito como capitana de equipo nuevamente y 2 voluntarios que se ofrecieron a pasar los 3 días haciendo leap frog en el auto para mí: Linda y John Hayes) ya estaba listo para enfrentar el segundo día. Estaba oscuro y frío, pero creíamos que empezaría a despejar. No obstante, la Isla es impredecible: apenas empezamos a pedalear comenzó a llover fuerte. Así que la primera hora (el descenso del volcán Kilauea), fue por una carretera resbaladiza y a toda velocidad. Yo, nuevamente, ocupé demasiado los frenos.
Los 180 kilómetros que siguieron, fueron por la parte más linda de la isla, llena de bosques, costas, acantilados y puentes; increíble, pero también era una ruta interminable de subidas y bajadas con mucha lluvia. Llovió tan fuerte, que en algunos momentos me llegó a doler la cara. También tuve problemas técnicos que me obligaron a detenerme varias veces y pedir ayuda a mi equipo de apoyo. Un pinchazo, las luces reglamentarias que debían estar prendidas cuando estaba lloviendo (a riesgo de penalización) no estaban preparadas para durar tantas horas y se les agotó la batería.
Los últimos 35 kilómetros fueron lo más riesgoso de toda la carrera, el descenso del volcán Kohala hacia Hawi. Antes de la carrera, había visto vídeos sobre cómo el viento mueve a los ciclistas. Era eso y peor, porque durante la subida, a baja velocidad, uno puede controlar la bicicleta relativamente, pero en la bajada a 60kms por hora y con lluvia, era muy peligroso.
En una curva, hice un movimiento tan brusco para volver al carril que se me salió el pedal justo cuando venía un auto en sentido contrario (esa la vi cerca). En otra ocasión, terminé en la pista en sentido contrario, por suerte no venía un auto. Mi equipo de apoyo estaba tan preocupado que me obligaron a detenerme para preguntarme si me pasaba algo. Me abrigaron, puse la mente en blanco y continué a terminar eso.
Muerto de frío, pero contento de terminar, llegué a la meta del día 2 en el puesto 17, pero mantuve la posición 14 de la tabla general. Nuevamente una ducha, masaje, comer mucho (1 veggie pizza familiar sin queso) y a la cama.
Esa noche, la mejor nadadora mujer, abandonó en medio del descenso del Kohala. Dijo que no valía la pena arriesgar tanto.
Día 3: Doble maratón (84 km nonstop)
Los veganos decimos que la mejor ventaja deportiva de nuestro estilo de vida es la capacidad de recuperarte rápido. Eso, sumado a realizar una carrera inteligente los 2 días anteriores (es decir, sin quemarme) me ayudó a empezar con energía el tercer día.
En la oscuridad, hicimos dos círculos: uno interno con los atletas, y otro externo, con las personas de los equipos de apoyo. Más palabras en hawaiano, oraciones para que todo salga bien, sonidos de caracoles de mar y partimos.
Ya tenía planificada una estrategia trote-caminata con splits negativos. Empecé a un ritmo bajo 5 minutos pues era en bajada. Un ritmo lento comparado con el resto; sin embargo, Rob Gray (el que ganó este año) empezó incluso más lento, a tal punto de que lo pasé (él tenía una estrategia mejor que la mía).
Poco a poco empecé a pasar corredores. Atletas que ni les había visto la sombra los días anteriores, los pasaba al trotar, y luego ellos me pasaban cuando yo caminaba. Pero al final los terminaba dejando atrás, pues no podían mantener un ritmo constante en una distancia tan larga.
Además tenía una excelente coordinación con mi equipo de apoyo. Tanto para enfriar el cuerpo con agua con hielo y esponjas, y además, obtener la nutrición en el momento exacto. Fue un trabajo de equipo muy bien llevado a cabo. A otros grupos les faltó agua y tuvieron serios problemas. El pacer de un atleta dejó de tomar agua, porque se les estaba acabando y decidió priorizar al atleta, terminó con suero en el hospital esa noche.
Terminé en la 7ª posición ese día, con 7:39 horas y con energía para apretar en los últimos kilómetros. Eso me permitió terminar en la décima posición en la tabla general, lo cual era mi meta.
Como estaba mejor preparado esta vez, solo perdí 3 uñas de los pies. Es un avance.
Ese día 2 atletas decidieron abandonar la carrera por problemas físicos. La absurdas distancias no perdonan.
Siguientes días
Pero las actividades de la competencia no terminan ahí. La organización nos tenía preparada una cena de premiación y una salida en canoa hawaiana, organizada por el Keahou Canoe Club (donde finalizaba la natación el día 1). Fueron momentos de felicidad sin preocupaciones, de compartir y celebrar el aloha (amor), ohana (familia) y kokua (ayuda). Durante la cena, todos los atletas teníamos que subirnos al escenario para decir un discurso frente a todos (unas 200 personas aproximadamente), en inglés y ojalá con chistes.
Creo que me faltó experiencia y habilidades en muchas cosas. Aparte de que me faltó velocidad, fuerza y resistencia, me faltó habilidad bajando a gran velocidad en posición aero, con lluvia y viento, como los que llegaron primero (me pregunto cómo se puede mejorar eso). También varios temas técnicos y logísticos que podríamos haber organizado mejor. Iñaki de la Parra (ganador del 2016) me dijo que si uno quiere mejorar en esta carrera, debe hacerla varias veces pues la cantidad de factores (logísticos, técnicos y climáticos) que afectan tu posición final es altísima. Habrá que repetir la aventura.
Bruno Maggio
Brainteam
Fecha de la carrera 24 - 26 de noviembre de 2017