Carlos: Izquierdo: “Una locura difícil de olvidar”


Race Report Patagonman 2018

Desde el momento en que vi por primera vez un video de Norseman (me parece que a partir de una nota en Trichile), hace aproximadamente seis años, me dije algún día voy a correr una de estas. Postulé un par de veces, pero con lo difícil que es quedar seleccionado obviamente pasó a ser un sueño.

El año pasado, después de correr Mar del Plata, cuando supe que se iba a organizar un Xtreme Triathlon en nuestra Patagonia no lo dudé y postulé, sin embargo, cuando me comunican que había quedado seleccionado me bajaron todas las dudas y miedos. Luego de conversarlo con otros “rebeldes” Oswaldo Suescun y el “pelao” Sariego y principalmente con la Fabi (cómplices y compañeros de locuras de ambos, además de principal impulsora en esto), me inscribí. Ahora sólo quedaba planificar y preparar el año para esta carrera.

De esta carrera, se suponía que lo más desafiante sería el segmento de la natación, por la temperatura del agua, el salir desde el ferry a oscuras y las condiciones climáticas. Para los que me conocen, se supone que soy un nadador de la media para arriba, así que no era tanto tema el salir a oscuras desde un barco con malas condiciones, si era complicada la temperatura del agua. Sin embargo, debo de reconocer que cuando vi unos videos de un entrenamiento de natación en el fiordo, me asusté mucho y me cuestioné en lo que me había metido, pero ya estábamos jugados y había que ponerle la cara al viento nomás. Las otras dos disciplinas también eran bastante desafiantes sobre todo por la altimetría y condiciones climáticas.

Bueno, vamos a la carrera, nos empezamos a mover en la “casa estudio” (éramos seis en un departamento arrendado, los tres que corríamos y sus soportes) a eso de las 00:20 del domingo para estar en la plaza a las 01:30 y partir a Puerto Chacabuco, o sea dormimos casi nada. Ya llegando a Puerto Chacabuco veíamos que había mucho viento y algo de lluvia, no pintaba bien la cosa, pero ya estábamos ahí y había que darle nomás. Una vez en el puerto ya con las bicicletas en su lugar y el “famoso” ferry esperándonos vino toda la excitación y pusimos el modo carrera, pasar al baño, ponerse guantes, calcetines, primera capa y traje de neopreno. Coordinar con la Fabi los últimos detalles de la logística, despedirse y subirse al ferry para partir. Cuando cierran las compuertas me viene la emoción y primera lágrima, mientras esperábamos que el barco tomara su posición y nos comunicaban que los planes habían cambiado al plan B por las condiciones climáticas trataba de tomármelo con calma y pensar en que este sería un gran y largo día. Al momento de abrir las compuertas y acercarnos al borde, pensé y le dije al “pelao” a lo que vinimos, me sujeté los lentes y me tiré. Primera sorpresa, no encontré tan helada el agua y era casi dulce, pero había harta corriente que nos movía. En los minutos que esperamos a que partiera la carrera me repetía mil veces “tómatelo con calma, nada tranquilo”. Cuando suena la bocina del ferry y parte la carrera, tuve algunos encontrones y golpes, pero luego empecé a nadar mas solo y tranquilo por afuera del grupo, sin ver a mucha gente, acordándome en cada brazada de Mario Montes (quien nos entrena a los “valientes de las 6”) nada largo y con actitud, así me iba acercando al buque de la Armada en donde teníamos que hacer el giro y vi a un grupo que iba a bastante buen ritmo y lo traté de pillar. Girando hacia Puerto Chacabuco no cachaba mucho cual podía ser una referencia y decidí nadar hacia unos galpones azules, que después vería estaban al lado de donde teníamos que salir, llegando a la rampa se suponía que mi nado había estado bastante potable, sin embargo, cuando salgo vi mi reloj y oh sorpresa nadé en 1:07, harto mejor de lo que yo esperaba y que Pablo Leiva y Ricardo Cumplido también, por lo que me fijé en sus caras de sorpresa a la pasada (jejejeje). Bueno ahí me estaba esperando mi partner, la Fabi para ayudarme en la transición.

Habíamos decidido que después de cada disciplina me cambiaría completo así que; calzas, tricota, chocolate caliente y partir a pedalear, tranquilo y controlando las pulsaciones en la primera parte, que era más plana, guardando piernas para lo bueno. Esa primera parte tuvimos viento a favor y un paisaje espectacular, igual mantuve un buen promedio de velocidad y a Sariego le costó alcanzarme. En el km 60 aproximadamente, primera subida y se empezó a poner buena la cosa, me costó. Llegando a Coyhaique hasta pasado el km 90 me vino un bajón que con harta hidratación, comida y el viento a favor que nos empezó a pegar se fue. En el desvío hacia Cerro Castillo empezó el ascenso de verdad y se veían a los primeros damnificados, de esta manera le fui metiendo piernas para llegar luego al km 135 en donde me estaba esperando la Fabi y yo creía que empezaba la bajada (mentira!!!). Llegando al punto de reunión me recibe la Fabi y la Janni (support de Oswaldo Suescun), después de los garabatos correspondientes por la subida, cargar hidratación, comida, que me echaran bloqueador y comerme unas papas fritas (parecía parada en pits la cosa), partí a lo que yo suponía era la bajada. Mentira, fueron como 30 km del terror, mucho viento y seguíamos subiendo de acuerdo al río que íbamos bordeando, cuando al fin empezamos a bajar teníamos un viento que hacia que el descenso fuese bastante peligroso, así que me fui con cuidado para no arriesgar alguna caída, me dolieron las manos de tan frenado que iba. Pero al fin se acababa esa bicicleta durísima, 7 horas 11 minutos.

Ya en Cerro Castillo me estaba esperando el equipo y nuevamente cambiarse entero, tomar Coca Cola, comer papas fritas y partir con el trote. El trote es la disciplina que más me cuesta, sin embargo, de acuerdo a lo que habíamos conversado con Felipe Carriel (mi coach) en la pista, estaba bastante bien. Empecé a correr y me di cuenta que el maratón se parecería más a una carrera de trail que a una de triatlón normal, así que había que aplicar estrategia de cerro, caminar en las subidas a paso corto pero con harta cadencia y trotar en los planos y bajadas. De esa forma fueron pasando los km y corredores por lugares maravillosos hasta el km 30, en donde me estaba esperando mi partner para hacer conmigo los últimos 12 km. Creo que se aburrió, porque nos fuimos a un ritmo bastante suave para ella, pero en realidad no daba más, igual me las arreglé para meterle un poco más de ritmo una par de km antes de Puerto Ibañez. Cuando llegamos al pavimento y tomamos esa eterna recta que terminaba en la meta sabía que habíamos terminado esta durísima prueba que la disfruté de principio a fin, aprecié cada uno de los paisajes que me presentó, toqué esa campanita y ya era un PATAGONMAN, 5 horas 1 minuto en el trote y un total de 13:30 horas.

Ahora en los agradecimientos; primero a los organizadores; se las mandaron muchachos, hicieron un tremendo evento. Después a los que me acompañaron en el proceso; los rebeldes, los valientes de las 6 am, los Greyhuond, Fullrunners, etc. Y por último y la más importante a mi gran compañera de vida, la Fabi, que nos apoyamos en todas las locuras que se nos ocurren.

Carlos Izquierdo

Fecha de la carrera: Domingo 9 de diciembre de 2018

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