Cristián Vivanco: ITU Valparaíso 2011
Comenzaré este informe agradeciéndole a nuestro entrenador, Jorge Acosta, por su dedicación, por el empeño en motivar a los miembros de AndesTeam y por seguir adelante a pesar de las dificultades. Hacer triatlón es un trabajo de esfuerzo y largo aliento. Y es una bonita experiencia ir creciendo paso a paso en AndesTeam.
Este último triatlón “sprint” de la temporada era muy importante para mí. Llevaba mucho tiempo entrenando duramente, con mucha carga y estaba un tanto frustrado porque una semana atrás, en el de Piedra Roja, me falló la válvula del tubular y tuve que abandonar. Sentía que me merecía un cierre de temporada que estuviera a la altura de mi dedicación.
Partimos de Santiago a las 5:30 de la mañana Leandro, Manuel y yo. En Valparaíso nos esperaban Jorge, Conny y los demás compañeros de AndesTeam que iban a participar en el triatlón. A pocos kilómetros de llegar estaba un tanto nervioso. Había chequeado el equipo, pero sabía que no estaría tranquilo hasta que estuviese en el parque cerrado, con todo bajo control.
Al llegar comencé rápidamente con lo más importante: hacer un buen calentamiento. Inicié con el trote, disfrutando el aire marino y escuchando el sonido del oleaje. Quería conectarme con la naturaleza, disfrutar el lugar donde se iba a desarrollar la prueba. Por eso, después de trotar un rato me fui al agua. Estaba tranquilo, en sintonía con la naturaleza. Guarde ese momento en mi “caja de recuerdos felices” y proseguí con el calentamiento. Sabía que mi concentración me ayudaría a salir bien del nado, que es de lejos lo que más me cuesta.
Y después de un par de vueltas, ¡vamos a lo que vinimos! Breve charla técnica, gritos de emoción, chicharra y… ¡partimos!
Me metí en la mitad del grupo, le puse con todo lo que tenía. Tenía que salir del agua bien situado. Iba tranquilo y a buen ritmo. Al llegar a la primera boya comprobé que iba bien respecto a mis referencias y eso me dio fuerzas para seguir nadando. Al pasar la segunda noté que había bastante corriente. Seguí nadando fuerte hasta que llegué a la orilla. 14’35’’. El mejor nado que he tenido. Miré atrás y vi que aún quedaban muchos más. Eso me dio aliento para subir rápidamente las escaleras. Traté de hacer mi mejor transición posible.
Ya sobre la bicicleta y después de la primera vuelta me empecé a sentir cómodo para imprimirle más fuerza y cadencia al pedaleo. Pero al dar el segundo giro y pararme para adquirir velocidad me dio un calambre en el gemelo derecho. Entonces, bajé un poco el ritmo y estiré el músculo sin bajarme de la bici. El mismo problema se me presentó en la tercera vuelta, pero esta vez con el gemelo izquierdo.
Cuando se me pasó estaba de nuevo al cien por ciento para terminar las otras tres vueltas.
Hice la T2 en buena posición. Inicié el trote con triatletas bastante fuertes y eso me motivó aún más. Comencé muy fuerte la subida, pero me llegó una puntada aguda en la boca del estómago. El dolor no me abandonaría hasta iniciar la tercera vuelta. De todas formas, yo intentaba no pensar en el dolor. Cuando me sentí mejor le puse el cien por ciento otra vez. Bajaba a un ritmo excelente.
Al iniciar la última vuelta veo que viene un tipo muy rapido. Nos pegamos y comenzamos el último tramo de unos 300 metros hasta la meta. Al llegar a la alfombra metí mal el pie y me desestabilicé. Eso le dio ventaja al otro corredor. Llegó un segundo antes, … terminé en 1:07, hasta el momento, mi mejor “sprint”.
Luego nos fuimos a celebrar al restaurante “Aquí Jaime”, en Concón. Nos dimos la licencia de comer y beber unas copitas extras (ja, ja, ja). Una bonita experiencia.
Luego, el regreso a Santiago, con mi amigo español Manolete Fuentes, a prepararnos para ir al día siguiente a la corrida 10K de Brooks, en la que bajé de 40 minutos y gané una apuestilla por ahí…
¡Excelente fin de semana deportivo!
Cada vez me siento más a gusto de ser un “animal” que se azota toda la semana, con entrenamientos intensos y fuertes, feliz después de esas destructivas repeticiones en la pista, porque ya empiezo a ver los resultados del esfuerzo y la constancia. Orgulloso de seguir adelante, de pensar en que sufrimos, pero no nos rendimos. Feliz de tener amigos en este deporte que valoran la vida de manera diferente, deportistas que buscan el crecimiento de espíritu por sobre la materialidad, que se sacrifican y esfuerzan para lograr la felicidad que después de tantas renuncias se siente al cruzar la meta.
También le agradezco a Trichile su esfuerzo por proporcionar información fresca a todos los deportistas… y a Paris Valparaíso por el premio que me entregaron!
Cristián Vivanco C.
Andesteam