Eduardo Exss: "LEJOS la mejor carrera que he corrido en mi vida"
Race Report Patagonman 2018
Antes de empezar a practicar triatlón en octubre de 2017 no trotaba hace más de 10 años (por una cirugía por pinzamiento en ambas caderas, donde me dijeron que no iba a poder seguir trotando, ya que siempre me iba a doler), no sabía nadar crol, y solamente practicaba ciclismo de montaña Enduro un par de veces a la semana.
Todo esta locura partió por un par de amigos, Percival Holmes y Juan Pablo González, ahora compañeros de equipo, que me motivaron para correr Pucón como un desafío puntual, por lo que me inscribí en el triatlón de Piedra Roja y me puse a entrenar con ellos para ver si lograba llegar a la meta.
En general me considero a mí mismo como una especie de nómade deportivo. Siempre me ha gustado probar distintos deportes y cada vez que parto con alguno me gusta ponerme alguna meta o desafío para mantenerme motivado.
Yo pensaba que esto sería una etapa corta, que iba a entrenar 2-3 meses para “preparar” Pucón con el sólo fin de terminar, pero incluso antes de correr Pucón se generó una opción de inscripción para algún atleta del equipo Bucle en una carrera única en Chile, la cual tenía el formato de las carreras del circuito Xtri, como el Norseman, Alaskaman, Celtman, etc. Acá fue cuando escuché por primera vez del Patagonman.
Parecía algo completamente imposible para mí, que ni siquiera había corrido un medio. El solo pensar en correr distancia Ironman completa ya era demasiado, y sumarle a eso el tremendo desnivel, el viento, cambios climáticos, agua fría con corriente, etc, sonaba como una verdadera locura, pero algo me llamaba a intentarlo, así que tomé el cupo.
Mi entrenador, Andrés Barraza, siempre me tuvo fe. Me dijo que había todo un año y que lo íbamos a lograr, pero que había que trabajar mucho. La verdad es que el concepto de la carrera, el formato, el lugar, etc, me generaron unas ganas tremendas de embarcarme en el desafío, y como los que me conocen saben, para mí no hay nada mejor que un desafío que parezca imposible para demostrarme a mí mismo de lo que puedo ser capaz, y de esta forma partió el entrenamiento de todo un año, corriendo mis primeros tres Ironman 70.3 y algunas carreras de ciclismo siempre con el Patagonman como objetivo principal.
El tipo de carrera es MUY diferente a cualquier otro triatlón, ya que al ser una carrera extrema carece de todo tipo de soporte de la organización, por lo que uno corre con una persona de soporte que te ayuda a transportar toda tu comida, ropa, repuestos, etc., por lo que toda la planificación previa es mucho más compleja que en un Ironman común. Acá nuevamente Andrés Barraza, mi coach y soporte, jugó un rol fundamental en lograr la meta.
Domingo 9: Día D
La carrera comenzó muy temprano en la madrugada, partiendo a las 2am en bus desde Coyhaique a Puerto Chacabuco, por lo que no se pudo dormir nada la noche previa. Allá nos esperaba el temido Fiordo de Aysén con sus aguas frías y viento intenso.
Pensábamos que iba a estar bastante tranquilo, pero había mucho viento, generando bastante oleaje, incluso botando varias bicicletas de los racks en el parque cerrado.
Ya con el traje puesto y todo listo en la T1 nos fuimos a embarcar, y la verdad es que cuando todos estábamos de negro mirando de la plataforma al muelle, con todos nuestros soportes y amigos despidiéndonos, no hubo una sensación más parecida a lo que es partir a la guerra.
Ya en posición nos mojaron con mangueras con agua fría para minimizar el shock al caer al agua, y finalmente dimos el salto que nos dejó flotando a oscuras en el fiordo buscando la luz del barco de la Armada que estaba a 2 km como referencia para hacer el giro, cuando de pronto empieza la cuenta regresiva y da comienzo a la carrera con la bocina del barco.
El nado es mi punto más débil, por lo que sabía que me iba a costar. Al principio las olas y la corriente me hicieron muy complicado avanzar, pero logré encontrar mi ritmo y avanzar poco a poco hasta el barco para girar hacia el puerto. Ya una vez reconocido el punto de salida logré seguir hasta al fin salir del agua.
Como es una carrera muy fría y con mucho viento la mayoría no nadó con trisuit bajo el traje de neoprén, ya que salir congelado a pedalear podría tener un precio muy alto. Por esta razón la mayoría de los corredores optaron por hacer cambio de ropa completo en la T1, sin ningún tipo de carpa ni nada por el estilo, ya que todo se trata de que no hayan comodidades.
Ya en la bicicleta los primeros 45 km fueron bastante rápidos y planos, pero ya entrando a Coyhaique empezamos a tener una prueba de lo que iba a ser el viento y el tremendo desnivel acumulado de casi 2.500 metros que tendría la etapa de ciclismo, el cual solo iba aumentando en intensidad hasta el km 160 sin dar tregua, sólo dando un respiro en los últimos 20 km que eran en bajada. La verdad es que el ciclismo fue probablemente lo más duro de toda la carrera, así que por suerte fue lo que mejor preparé. Subiendo esas cuestas interminables sólo lograba obtener fuerzas de los increíbles paisajes que uno pasaba constantemente. Ya a estas alturas llevaba más de 8 horas en carrera, por lo que el cansancio se hacía sentir.
En la T2 (como en todos los puntos de encuentro) me tomé las cosas con calma, comiendo bastante y aprovechando de descansar un poco. Todavía esto estaba lejos de terminar. Aún quedaba un maratón completa, y en cerro.
El trote no se quedó para nada corto en paisajes y dificultad, ya que era un trail de 42 km con casi 1000m de ascenso acumulado, donde los primeros 15 km tenían mucha subida, hasta con un cruce de río con agua hasta la cintura, y después un camino de ripio con subida y bajada muy come piernas. No tuvimos contacto con nuestro soporte desde la T2 hasta el km 30, por lo que esa etapa probablemente fue la más dura en términos mentales. Nuevamente los paisajes servían de anestesia para el dolor de piernas que ya se hacía cada vez más presente.
Una vez que ya llegamos al km 30, al fin tuve contacto con Andrés, y lo bueno es que esos últimos 12Kms los soportes podían trotar con nosotros hasta la meta. Ya a esas alturas se caminaba más de lo que se trotaba, pero el apoyo de Andrés y las ganas de lograr la meta daban fuerzas que uno no sabía que tenía adentro. Había sido demasiado esfuerzo y sacrificio como para parar ahora, así que seguimos costara lo que costara. Ya en la recta final en Puerto Ibañez las piernas ya no respondían, y lo único que quería era poder ver la meta.
Yo creo que no hay ninguna manera de describir toda la mezcla de sensaciones que tuve al momento de cruzar esa meta y tocar esa campana. La mezcla entre felicidad, sensación de logro, emoción, recuerdos de todo el esfuerzo y sacrificio que implicó llegar, etc.
De todas maneras es LEJOS la mejor carrera que he corrido en mi vida, la más linda, intensa y dura. Yo sé que muchos llaman a Pucón “la carrera más linda del mundo”, pero lamento decirles que ahora que corrí ambas, puedo decir con toda tranquilidad que El Patagonman la desplazó al segundo lugar de todas maneras.
Nuevamente quiero agradecer a la organización de la carrera porque realmente se lucieron en todos los aspectos, agradecer de manera muy especial a Andrés Barraza por toda su paciencia, dedicación y entrega como coach y amigo, a todos en el Team Bucle+ por su apoyo, sobre todo a mis partners de entrenamiento Percival Holmes y Eduardo Aldunate, que siempre me empujaron a no aflojar. También agradecer a mi familia, en especial a mi señora, Javiera Rojas, que me logró aguantar en esta locura y terminó siendo un tremendo apoyo para lograr completar mis entrenamientos. Sin el apoyo de todos ellos esta carrera no hubiese sido posible, por lo que jamás podría considerar a este deporte como un deporte individual. Solo la última ejecución es individual, pero la cantidad de personas involucradas en poder llegar a estar hoy acá contando esta historia es todo un gran equipo.
¡GRACIAS TOTALES Y NOS VEMOS EN EL PRÓXIMO DESAFÍO!
Eduardo Exss F.
Team Bucle+
Fecha de la carrera: Domingo 9 de diciembre de 2018