Emilio Becker: "Ironman de Fortaleza, para personas con fortaleza"
Race Report Ironman Fortaleza
Días previos: El 20 de noviembre 2016 se realizó la tercera versión del Ironman Fortaleza – Brasil, que coincide con mi tercer Ironman después de Austria 2013 y Canadá 2014.
Fortaleza es conocida como una de las ciudades más peligrosas de Brasil (esto lo vine a saber allá). Mi motivación de hacerla, fue por la fecha y canje de kilómetros. Días previos a la competencia los dediqué a aclimatarme al sol, la humedad y el viento, inclusive salí a hacer parte de la ruta en bici, donde el ambiente es igual a cualquier periferia de una ciudad, muchas favelas y luego sectores industriales abandonados, como también se pasa por algunas zonas ecológicas. En googlemap se pueden ver las advertencia de qué calles estarán bloqueadas para la competencia, por lo cual también sirve para salir con el celular y no perderse.
En este Ironman no entregan geles y si bien los abastecimientos de hidratación estaban como en cualquier estándar, valoré mucho que entregarán Gatorate versus otras bebidas de la marca Ironman, ya que como no se encuentran en Chile no estoy acostumbrado y me da dolor de estómago.
La competencia
El nado era en el mar a unos 25ºC por lo que estaba prohibido el uso de wetsuit, algo que era mi primera vez. El circuito tenía una salida a la playa para tomar agua y así terminar los últimos 1.300 metros, en principio cuestioné mucho eso de la salida, pero con tanto oleaje fue imposible no tomarse un sorbo de agua de mar. Lo que sí bien hicieron fue separar las partidas por age-group y me sentí bastante cómodo hasta los últimos 500 metros donde curiosamente sentí un ardor en mi cuello, tipo quemazón. Pensé que había olvidado ponerme vaselina en el cuello, pero era ridículo pensar eso si estaba sin wetsuit y solo con sunga. Así que ya, pensé, lo loco que está mi subconsciente y no le presté atención.
Lo que sí a la salida, al tradicional trote de mono porfiado, sentí un leve dolor de cabeza que no presté atención y me fui rápidamente a cambiar con un tiempo en el nado de 1h30m. En la transición, me preocupé de aplicar mucho bloqueador solar y al pasarme por el cuello salté de dolor, calculé que el sol ya me tenía marcado y la tricota la subí a tope para no seguir quemándome.
Los primeros 10 km de ciclismo fueron cómodos, porque tenía el sol a espalda y no había viento. Me sorprendió la cantidad de sabores de Gatorate que tenían y también había disponibilidad de una caramagiola de 1 litro con agua, sentí que era mucho si cada 20 km se tenía el mismo servicio. En el Km 25 vi el punto de retorno de las dos vueltas de 66 km cada una, más adelante se pasaba por el puesto de las Special Bag de la cual haría uso en la segunda vuelta y en un par de kms más se comenzaba a ver a lo lejos una zona con una sutil neblina, aquí pensé que podría estar la salvación con la lluvia que habían anunciado, pero al poco entrar se sentía olor a humo y era que más adelante había un pequeño incendio en el borde de la carretera.
Seguí mi ruta y al pasar la bomba de bencina, que fue donde logré llegar día previos, comenzaba a sentir esa fatiga visual cuando no se sabe cuantos kilómetros más faltaban para dar el giro, en realidad sabía que eran menos de 16 km, pero se me hacía eterno, además que ya muchos ciclistas me iban pasando y que las personas que retornaban los veía en una especie de cámara lenta, el paisaje cambiaba a uno un tanto desértico, mucho de piedra roja y muy abandonado.
Al llegar al punto del giro, la alegría me llenaba hasta que efectivamente hago la vuelta, ya que el viento me respondió porque veía a las personas en cámara lenta. Para colmos, tocaba una larga subida y con todo el sol de frente, era tanto el viento que en algunas cortas bajadas si dejaba de pedalear el viento me detenía. Fueron duros esos 33 km para llegar al punto de retorno, muchos árboles parecían sacados de dibujos animados con lo deformado que estaban, me lamentaba de no haberle sacado más km/h a la bici cuando fui de ida, pero en realidad quien me acompaña es la Franki (abreviación de Frankenstein, puede leerse RaceReport Canadá-2014) que si bien alcancé a enchularle los cambios meses antes, igual tiene su rodaje y su peso, no me iba a desgastar si después tocaba el trote.
Volví al punto de retorno del km 90 y fue una gran alegría darme cuenta que el viento estaba a mi favor y el sol a mis espaldas, aproveché de poner velocidad y la alegría me llegó hasta pasar nuevamente por la zona del incendio, aquí las llamas eran más altas, muchos ciclistas se mojaban para no verse afectados, hice lo mismo y tratando de pasar con un auto a un costado logré circular, me sentía peor que león saltando las llamas de un circo.
Continuaba el circuito hasta el giro y nuevamente la tristeza de lidiar con el viento, este viento ya era extremo, como los vientos en Valparaíso cuando hay incendio y el aire algo denso, me sentía mal, entre dolor de cabeza y el dolor en el cuello me hacía pensar hasta alguna mala fuerza que hiciera en el nado. Los últimos 15 km también debo reconocer que se me hicieron eternos, sobre todo por la soledad en la ruta y la falta de Gatorate, y esto no es que sea una falta de la organización, sino que lamentablemente vi a muchos tomar un par de sorbos en la botella y luego las botaba, y en el caso de las caramagiolas con agua, hicieron que muchos “faveladinhos” salieran también a buscar las que se botaban, lo que ya temor me daba era pensar si se acercaban para pedirme la botella o la bici.
Al llegar a la zona de transición, alegría me daba haber concluido la bici después de 7h44m y la energía que te transmitían los voluntarios, me saqué las zapatillas de la bici y al pisar siento que en toda la zona del metatarso la tenía inflamada, como si fuera una gran ampolla, al ponerme las zapatillas para trotar comencé de a poco para que mi engranaje se fuera acostumbrando y a un ritmo mucho más lento, al pasar por un costado de la meta me daba cuenta que en 4 horas más podría estar bajo las 14h, mejorando Canadá. Pero con este ritmo veía poco factible, mejor era disfrutar en lo que estaba y tratar de sacarme los achaques de cuello y pies, y ahora sí, disfrutar del borde costero, aquí ya iba vestido con mi ropa de chileno, donde no faltó el brasileño que me vio y comenzó a gritar: “chi-chi-chi, le-le-le, viva Chile”, nunca había dimensionado que ese simple grito me motivaría, inclusive vi a muchos brasileños que les gustaba gritarlo.
También veía que con la puesta de sol había una tregua con el viento por unas dos horas, por lo cual debía aprovecharlas, pasé nuevamente por un costado de la meta vi el cronómetro que estaría bien con los tiempos, retiré mi sandwichito de la “Special Bag” que comí con Pepsi que daban en los abastecimientos y me sentí entero, me recordaba esas tardes de playa cuando niño que estábamos todo el día en el agua y a la puesta de sol nos daban una mini once, nos cambiamos de ropa y salíamos a andar en bici a la plaza, bueno llevaba varias horas de competencia y esto era justamente eso, salir a jugar y no llegar tan tarde para que tu mamá no te rete o para que no saquen la meta.
El segundo giro fue bastante satisfactorio y al terminar guardaba mi último cartucho, un gel que tenía para el km 30 que justo-justo daba en la subida del paso nivel, como si nosotros no supiéramos que es el gran muro, aquí realmente veía gente mal, otro que de frentón optaron por caminar, me quedaban mis últimos 11 km y una hora para llegar, puse todo en mi y comencé de a poco a consumir el gel, igual al rato me dolió el estómago y preferí tomar agua en cada punto de hidratación, en eso ví como ya despertaba el viento que me hizo ya ver lejos llegar bajo las 14 horas. El cansancio ya me pasaba la cuenta, no tenía más fuerzas y no sabía de donde sacar energías, estaba dispuesto a solo caminar mientras tuviera viento de frente, pero en eso veo por el costado a alguien que venía de retorno y me empuña su mano, para decirme “¡fuerza!”, me acordé que siempre se me da, que cuando doy apoyo a los otros corredores diciendo: “vamos”, “todos llegamos” o “falta poco”, me lleno de energía.
Comencé a decirle a cuanta persona veía, gritaba varias veces el “chi-chi…” cuando pasaba por los brasileños que lo sabían y con eso me motivé a aumentar la velocidad cuando tuve el viento a favor y ya en dirección a la meta, mi nuevo desafío era llegar antes de las 14h30m, la euforia de saber que pocos kilómetros quedaban me hacía subir cada vez más la velocidad y seguir gritando y apoyando a los otros, también me comenzaba a despedir y dar las gracias a todos los voluntarios, veía el tiempo en mi reloj y notaba que podría estar cerca, no quise bajar el ritmo hasta pasar por la zona de transición donde traté de pisar con mayor cuidado por los distintos giros que tiene, ya escuchaba la música y el tradicional “You are an Ironman”, aquí con mayor razón apoyaba a todos los que iba pasando, al fondo escuchaba que decían “Emilio do Chile” y el marcador estaba con 14:29:54, comencé a darlo todo, saqué todo ese ácido láctico de las piernas, para llegar antes de los 30 minutos, escuchaba al animador que me gritaba para que lograra el objetivo, mis piernas parecían de robot, como locomotora, estaba a mil, hasta llegué a saltar para llegar más rápido al cruce, pero una vez a adentro veía el marcador en 14:30:03.
Cuando pasé la meta, alguien de la producción me fue a felicitar y me preguntó cómo estaba y qué quería, lo primero era mi deuda con los pies y cuello, me llevó hasta la gran carpa que parecía campamento de guerra, era increíble ver tantas camillas con gente entre moribunda y otros con suero a la vena. Con tres chiquillas me comenzaban masajear y cuando me fue a tocar el cuello salté de dolor, ahí noté que varias se asomaron a ver mi cuello y llamaron a la jefa quién venía con un suero, yo indiqué que no quería eso, pero me explicaron que era para limpiarme la quemadura de medusa. Estaba impactado, ahora entendía varias cosas, esto se sumaba a mi segundo encuentro cercano con el mundo marino después de un lobito de mar en aguas abiertas por el muelle barón. Después de los masajes, me fui a catering donde tenían pastas, frutas, helados, etc., me quedé conversando con varios corredores de lo difícil que encontramos tanto por el viento, fuego y calor, incluso uno que la había corrido antes la sintió más ruda. Igual me quedaba con gusto a poco con este Ironman, sobre todo por el tiempo, por un par de segundos no logré cumplir mi desafío, todo eso me lo vine cuestionando hasta llegar a la habitación y al ver el teléfono con los saludos de amigos que habían seguido la carrera, el último mensaje decía: “Felicitaciones por esos 14:29”, pensé que era un mensaje irónico, pero reviso el portal y mi tiempo fue de 14:29:55. Mi sueño se había cumplido, considerando desde el momento de la partida no todos tocan la alfombra a la vez y yo que había salido más atrás recibía mi recompensa, mi sonrisa no me la quitaba nadie y así me dormí.
Emilio Becker
Si quiere conocer el relato completo está AQUÍ
Fecha de la carrera: Domingo 27 de noviembre de 2016