Felipe Mañalich: IM Los Cabos 2014
Sin un pasado deportivo en mi currículum y a cuatro años de mi primer sprint me encontraba viajando a México para cumplir con esta "hazaña" que tiempo atrás me hacía decir "¿Cómo pueden?" en relación a quiénes la realizaban. "Bueno por algo se llama Ironman y no Cartulinaman" pensaba.
En todo caso el sentimiento no era de incertidumbre, ya que lo entrenado los meses anteriores me habían dado la seguridad de que lo sufrido en dichas sesiones se iba a disfrutar en la carrera. Por otro lado el buen lugar en el Ranking Trichile 2013 y los 4:47 en el último Pucón (mi segundo) me daban la confianza de que iba por buen camino.
Al sentarme con Fernando, mi coach, a diseñar el entrenamiento se me hacía difícil mentalmente completar las sesiones que se venían, por lo que el cuerpo y mente humana no dejan de sorprenderme en su adaptación en pos de un objetivo. He de reconocer que fui bien mateo, donde hice caso en todo (menos en dejar de tomar cerveza) y cumplí con el 99.9% del plan, mal que mal aún recuerdo cuando luego de una de las primeras pedaleadas de mi vida, almorzando en La Vaquita Echá al Feña le sonó el celular y en su pantalla figuraba "Mark Allen llamando". Ese episodio y los resultados conseguidos me hacían decir "a este tipo le debo hacer caso".
El entrenamiento como todos saben se basa en dos tipos por disciplina: fondo y potencia. Como era mi primer 140.6 quisimos pasarnos en los volúmenes para ganar seguridad. En natación llegué a hacer 40 repeticiones de 100 y varias veces 5k seguidos respirando cada 3 (en una piscina de 25m, lo que fue el mejor trabajo psicológico al sentirme un hámster acuático). En bicicleta bastantes repeticiones en el rodillo de 8 minutos y varias sesiones de fin de semana que llegaron a los 220k con cuesta incluida. En trote, dejando de lado los bricks post pedaleo, trabajo de pista de muchas repeticiones de milla y corridas de 4 horas (que me hicieron hacer 47k con cerro unas 4 veces en 2 meses).
En resumen fueron en promedio 3 horas de lunes a viernes, sábados de 8 horas y domingos de 4, en un período de dos meses (post Pucón).
Lo anterior fue clave para no estar nervioso y en un almuerzo un par de días antes, el ahora 29 veces Ironman Juan Arrasate me encontró toda la razón. Al fin y al cabo llegaba a un Ironman con la sensación de haber hecho incluso más de lo que la carrera exigía.
Llegué el martes anterior para aclimatarme y me hospedé en el hotel sede, lo que fue muy cómodo, donde la gran camaradería chilena nos hizo a todos sentirnos casi que compitiendo de locales. El único punto bajo fue la Expo, ya que uno espera chiches y marcas que en teoría no se encuentran en otro lugar, pero la verdad de las cosas es que una visita al Mall Sport te podía dejar mucho mejor equipado.
La mañana del domingo el despertador sonó a las 3:30am. Un desayuno de 2 mil calorías a base de gomitas de carbohidratos, plátanos, geles, galletas e isotónico me dejaron con energía base suficiente para lo que sería una jornada completa haciendo deporte. Buses de la organización nos llevaron a La Palmilla donde era la natación y T1 (el día anterior habíamos reconocido el giro y dejado la bicicleta). Todo listo, mucho bloqueador, la tercera pasada al baño y a la partida. Los atletas Profesionales partieron a las 6:40 y luego los más de 1.000 que hacemos esto sólo por amor al deporte colmamos la playa para una gran partida.
Siete en punto, un gran suspiro y la sirena dando la orden de correr un par de metros y a nadar 3.8 km. Como me sentía con el fondo suficiente, partí más por el lado para no estar en el centro del cardumen, pero los aletazos y patadas fueron inevitables. Al llegar a la primera boya de giro (800mts) el choclo ya estaba desgranado y se podía nadar holgadamente. Como era una sola vuelta uno se sentía en alta mar, pero lo cristalina del agua que daba una visibilidad de 30 metros de profundidad, auspiciaba la tranquilidad para solamente seguir remando y pateando. Hubo momentos donde me sentía solo, pero el ritmo parejo me ayudó a salir del agua en 58 minutos, lo que según mis cálculos concluía una muy buena primera etapa.
La bicicleta contemplaba 3 giros. Salíamos de La Palmilla (a unos 5 km de San José del Cabo) y enfilábamos hacia Cabo San Lucas, donde dábamos vuelta para llegar nuevamente a San José y así sucesivamente, con un pequeño desvío hacia el aeropuerto. El circuito, que había reconocido el miércoles, es muy duro: subidas y bajadas constantes sumadas a un calor desolador. El corredor entre cabos distrae la vista, lo que lo hace un poco más amigable, aunque las escaladas en plato chico - piñón grande nublaban cualquier paisaje.
Mi dieta consistió en 300cal/hora con la cual fui sistemático y la sobre hidratación constante fue una tremenda estrategia (el torpedo rellenable ubicado en las barras aero pasó a ser mi mejor aliado). Mi ritmo fue de 33km/h promedio y procuré de que las pulsaciones llevaran una constante de 150bpm.
Al llegar a la T2 ubicada en el centro de San José, el GPS marcaba 5hrs30min pedaleando, lo que me permitía dar tiempo a una transición relajada.
Se venía la maratón, donde cualquier cosa podía pasar, y como tal quise enfrentarla con calma. Pasé al baño, tomé agua y me impregné en bloqueador. Decisiones que me ayudaron a no detenerme durante toda la carrera. Estaba decidido a hacer lo mío, por lo que algunos gemelos e isquiotibiales con la letra D escrita (mi categoría) que vi pasar no me sacaron de mi ritmo: 4:50min/km clavado. "Nos vemos más adelante" me decía. Dicho y hecho; al final del segundo giro un brasilero caminando y empezando el tercero pasé a dos gringos que habían bajado el ritmo y a otros dos que ya eran peatones. Me hidraté en casi todos los puntos y en el Special Needs del km 21 había dejado un shot de 4 geles que me dieron un nuevo aire. Gracias por el tip Juan Arrasate.
Las 3 vueltas juegan con tu cabeza donde en cada una de ellas uno llegaba casi a la meta para luego volver a alejarse, lo que era desmoralizador, pero la gente alentando ayudaba a seguir poniéndole incluso más de lo que a uno le quedaba. Era un común denominador entre los participantes que dado el circuito, esta no era una carrera para hacer un muy buen tiempo, por lo que no me deja más que un completo regocijo luego de 10 horas 16 minutos, escuchar por primera vez en mi vida “Felipe Mañalich You Are an Ironman!”.
Los cómputos me dejan muy contento: 77 en la general, 14 en la categoría y el honor de ser el primer chileno en cruzar la meta.
Por último agradecer a quienes me acompañaron en el proceso. Al capo de Fernando, a mi familia, a mis amigos y a mis socios que entendieron lo demandante que es este deporte. También a los colegas de Perú, El Salvador y México por su buena onda. Y por último a quienes estuvieron a mi lado y ya no están y a quienes siguen estándolo; tuve tiempo de acordarme de cada uno de ellos durante la maravillosa carrera.
Ahora a descansar, comer y eventualmente planear cual será un nuevo desafío.
Nos vemos en el agua, en la ruta o en la calle. O quizás en las tres.
Felipe J. Mañalich Raffo
Fecha de la carrera: Domingo 30 de marzo de 2014