Folo: "Volver a ser triatleta"


Casi 5 años estuve sin competir y, por supuesto, sin entrenar seriamente, por lo que prácticamente me sentía ex triatleta, aunque internamente uno nunca deje de serlo. En mi caso, esta ausencia ha sido una gran tortura, ya que he estado presente en casi todos los triatlones de Chile, pero desde atrás del lente o reporteando, así que para mí era imposible olvidarme del triatlón.

Recuerdo que la última carrera fue el 26 de febrero de 2012, en Valparaíso, Muelle Barón, en distancia sprint. Luego de eso sufrí una lesión en la espalda que me tuvo fuera de los entrenamiento obligadamente por casi dos años. Después de eso, otros problemas personales y finalmente cuando quería volver aparecía otra lesión. Como consecuencia de esto, la desmotivación crecía y crecía y cada vez quedaba más lejos de volver al triatlón.

En estos 4 años y 7 meses estuve presente en 2 carreras, el medio Trichallenge de noviembre de 2014 y el sprint de Ancud en febrero de 2015, aunque en ambas carreras con evidente exceso de peso y con poco y nada de entrenamiento. Como consecuencia sufrí más de la cuenta e inmediatamente después de la carrera volvía a lo mismo: seguía siendo ex triatleta.


Trichallenge 2014 (IZQ) y Ancud 2015 (DER)

Continué cubriendo decenas de carreras año a año, hasta que en mayo o junio de este año, ad portas de cumplir los 40 me dije que tenía que volver a entrenar en serio. Hablé con muchos amigos y todos concluían que la mejor forma era ponerse un objetivo, así que sin dudarlo llamé a Rodrigo Salas y le comenté que quería correr el medio de Puerto Velero, quien inmediatamente me inscribió en la carrera, gracias Rodrigo! Para mí el Tridesert es muy especial, ya que allá por septiembre de 2005 fue mi debut en el triatlón.

Ahí comenzó el duro camino de la preparación para la vuelta. Tenía que bajar de peso, sacarme lesiones y molestias y así poder entrenar sin problemas y, por supuesto, adaptarme a los horarios de las sesiones de entrenamientos, los que ya habían dejado de ser mi rutina habitual.

Aquí me quiero detener para agradecer a todas las personas que me ayudaron para que esto sea posible: Hernán Plaza de Medpro Clínica y todo su equipo de kinesiólogos (Juan González Salamanca y Javier Peñaloza) trabajaron sin cansancio para sacarme cada una de las lesiones que iban apareciendo y les juro que fueron muchas, las que también ayudó Yasna Rojas a sacar con sus masajes.

Para los entrenamiento recibí una gran ayuda de Rubén Arias, quien hizo lo posible para ajustar los planes de entrenamientos a mis horarios y disponibilidades. No puedo olvidarme de Triatlón UC y RPM, quienes en más de una ocasión antes de decidir la vuelta me invitaban a nadar en sus instalaciones. A todos ellos muchas gracias.

Por último, no quiero olvidarme de mis hijos, que cuando les conté que volvería a correr y que para eso tenía que volver a entrenar en serio, no dudaron un minuto y fueron mis primeros soportes.

La preparación significó bajar “algo” de peso, ya que pesaba 95 kilos, así que en aquel momento visité a Pilar Caviedes, quien me ayudó, a pesar de los viajes y desajustes míos, a bajar unos kilos y lograr pesar 90 para la carrera. Se que no es el peso ideal, pero prometo para la próxima y de la mano de Felipe Araya correr con un peso más digno.

Si más vueltas, vamos a la carrera, un medio ironman que me encanta, el Tridesert de Puerto Velero, que con esta sería mi 5ta participación. Así que puedo decir con autoridad que es uno de los medios más lindos y duros de Chile, con una natación en un mar que nunca es igual año a año, un ciclismo con un pavimento rugoso y con una altimetría exigentes, por último un trote que nunca te suelta, con subidas y bajadas todo el tiempo. En síntesis, un gran y recomendable medio ironman.


En Sunshine Coast, Australia

La semana previa a la carrera comenzaba el miércoles, con mi llegada de Australia después de cubrir el Mundial IM 70.3, así que sabía que el jetlag sería duro y así fue. El jueves me pasaron una bici nueva (Leer Experiencia Specialized) y el sábado en la tarde un casco Rudy Project (del que ya escribiré el testeo) y unos anteojos nuevos de natación. La bici tengo que agradecérsela a Specialized, el casco a Andres Riquelme de Rudy Project y los anteojos y un espectacular traje de neopreno a Israel Escudero de Sailfish. Todo nuevo como verán, así que no lo repitan en casa.

La carrera partió puntualmente, como es habitual en las carreras de Olimpo, y me lancé al agua con algo de nervios para cubrir las dos vueltas de nado, en donde la verdad que me sentí muy bien, inclusive tuve tiempo de bromear con Emilio Ramirez promediando la segunda vuelta. También busqué a los delfines que se veían desde la orilla, pero lamentablemente no los pude ver y mucho menos pedirles que me lleven, así que tuve que completar el circuito solito.


Saliendo de la primera vuelta (IZQ) y terminando la natación (DER)

Luego vino el ciclismo, con una bici nueva y la incertidumbre de como se comportaría tanto la bici como el ciclista, ya que no fueron muchas las salidas a ruta durante la preparación. Fueron dos giros de 45 km que se me pasaron volando, promediando una frecuencia cardíaca menor a 150 y alimentándome de una manera que creía correcta. Me sentí bien durante todo el ciclismo y la verdad que me sorprendí con el resultado final, 2 horas y 43 minutos. Así que todo daba a entender que podía bajar las 5 horas, que era mi meta, la que le había comunicado a cuanta persona se me pasaba por el frente, pero la verdad que nadie me creía. Tan gordo estoy?


En la primera vuelta (IZQ) y terminando el ciclismo (DER)

Comenzó el trote y dejé de mirar el tiempo, solamente los laps de los kilómetros y trataba de sacar cuentas. Los primeros 10,5 km los promedié como a 4:53 el mil, y las cuentas salían todas sin problemas y todo daba a entender que el objetivo de bajar las 5 horas sería posible. Pero en el kilómetro 12 todo empezó a ser cuesta arriba. Según Felipe Araya la cantidad de gramos de carbohidratos que le había metido al cuerpo era la mitad de lo que necesitaba y que era obvio que el cuerpo acusaría el cansancio. Pero la recomendación de Felipe llegó tarde, como cuatro días después. En la carrera me di cuenta del error y tuve que pedirle al Gran Fande que me de un gel, ya que sentía que las piernas ya no eran las mismas. Gracias Fande. Desde ahí hasta la meta fue un calvario, con parciales sobre los 5:40 y además era imposible aumentar el ritmo, la suerte estaba echada. Los últimos 5 km fueron una tortura total, corriendo ladeado, pero convencido que la carrera tenía que terminarla, ya que mis hijos estarían en la meta esperándome, además de mis padres que vinieron a visitarme y verme correr, además de darme una mano cuidando a mis hijos mientras corría, o al menos intentaba correr jajaja. Gracias viejos!

Llegando a la meta no tenía idea de cuanto tiempo iba, ni mucho menos podía sacar cuentas, ya venía con el puro vuelito, pero a 100 metros de la meta Sergio Alarcón me grita “Folo pícala para bajar las 5 horas”, así que alcancé a divisar el cronómetro de la meta y decía 4:59:38, así que no lo dude y apuré para lograr el objetivo. Al final fueron 4:59:51 y la satisfacción de volver a ser triatleta.

Hoy nuevamente me siento triatleta y a pesar de no tener una nueva carrera en el objetivo ya lo dejo escrito que el próximo medio buscaré las 4:40, eso sí con 10 kilos menos… jajaja

Por último quiero agradecer a todos los que me apoyaron en este regreso, a mi socio Ricardo Cumplido, a mi familia, a Hernán y su equipo, a mi amigo Rubén y a todos los triatletas con los que he compartido un entrenamiento. Gracias a todos y un poco de este logro también es de Uds.

La pregunta que me hago ahora, ya que somos todos generales con el diario del lunes, es por qué estuve tanto tiempo fuera de esto que me gusta tanto.

Folo

Fecha de la carrera: Domingo 11 de septiembre de 2016

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