Ignacio Coloma: “Una experiencia que sin duda voy a recordar toda la vida”
Race Report Ironman 70.3 World Championship Niza 2019
Aprovecho un largo viaje en avión, de vuelta a mi casa, para ordenar mis recuerdos y hacer este reporte. Tengo bastante tiempo, así que prepárense… Llegué a Niza el miércoles 4 en la tarde. Todo bien con el viaje y al rato estábamos instalados con Paulina (mi señora) en un departamento a unas 4 cuadras de la partida.
El jueves armé la bici, nadé un rato en ese mar tibio y tranquilo, fui a la expo y aproveché de recorrer un poco la ciudad, muy linda y llena de triatletas entrenando, para hacerlo sentir a uno culpable. Viernes salida en bicicleta,1 hora por la costanera, charla técnica con el resto de los chilenos y a dar una vuelta en auto por el circuito de bici, gracias a una gentil invitación de Cecilia Valdes y Felipe Araya. Conclusión: aguanta sin volverte loco en la subida larga y afírmate bien en la bajada que cualquier error se pagará caro.
El sábado fue la carrera de las mujeres… Espectacular!! Disfruté mucho admirando y alentando a las Pro y a todas esas mujeres que lo dejaron todo en el circuito. En la tarde ir a dejar la bici y las cosas, se transformó en una odisea… Perdí todo lo perdible, me di mil vueltas buscando, preguntando, encontrando mis cosas, hasta que mi reloj me dice que hoy llevo 20.000 pasos… Exactamente lo que no hay que hacer.
Traté de descansar, comer y dormir bien y el domingo a las 5:50 ya estábamos en la T1. Por los parlantes, luego de una espera sospechosamente larga, anuncian que el agua está a 25ºC, así que no se permite traje de agua… Terror! Había visto en la Expo los famosos Swimskin por si pasaba esto, pero gastarse más de 300 euros por la remota posibilidad.. Pensé que me acusarían de loco!
Tengo que esperar hasta las 9 para la partida. Nuestro grupo será el último, así que veo la salida y llegada de los pro, me tomé un expreso, paseo, caliento y a las 9 estoy rodeado de gorras azules, la mayoría con Swimskin y caras de ser unas máquinas!!
Dan la partida y vamos en grupos de 10 saliendo cada 15 segundos. Sabiéndome un nadador mediocre, traté de pegarme a las patas del de adelante, pero ninguno tuvo la cortesía de esperarme! Se me iban uno tras otro. En el último giro pensé algunas cosas: que voy último de toda la carrera, que debí haberme comprado el bendito trajecito y que este mar es lo más salado que he probado en mi vida!
Voy llegando y la orilla son solo piedras, traté de pararme y mis patitas reclamaron, así que opté por varar y que un par de amables forzudas me saquen. 38 minutos vi en mi reloj… Malazo, pero sin traje pudo ser peor.
Entré a la T1 y veo harto pocas bicicletas… Claro si éramos los últimos en partir no era raro, pero el golpe psicológico fue fuerte! Contra mi costumbre dejé los zapatos de ciclismo en la bolsa para ir con ellos corriendo a la bicicleta, un contratiempo detectado días antes con el cierre de mis zapatos, me obligó a idear un ingenioso sistema con huincha aisladora para que las lenguetas no vayan topando las bielas. El sistema, como era de esperar, resultó un fracaso y las huinchas irán sonando todo el ciclismo.
Ya iba pedaleando por la costa en unos kilómetros planos y de buen asfalto. Miré hacia al lado y veo a Brownlee que ya iba corriendo. Una gacela!! Un poco delante de él alguien que no reconozco a un ritmo demoledor (era Gustav Iden, el ganador). En el kilómetro 6 me rasqué la nariz y salió volando la visera del casco. Pensé que tendría que aumentar la riqueza del chino de Ali express y que al menos podré ver los colores de los Alpes marítimos, al natural.
Iba agarrando ritmo de a poco. Los watts iban dentro de lo estudiado para una subida que recién comenzaba. Después de esto viene una zona de bajadas, pequeñas subidas y planos donde seguía a ritmo decente. De pronto me pasó un ruso con un lenticular atómico… debe ser un ex KGB enriquecido. Iba con su ruido característico, lo seguí un tramo, pero se me termina yendo.
Ya en la subida propiamente tal, trato de mantener el máximo ritmo sostenible como lo planeamos con el coach Rubén Arias, creo que en buena medida lo conseguí hasta que llegamos a la cima del famoso Col de Vence.
Ahí empezaba una bajada rápida que se interrumpe en una curva, con una última subidita. Cuando llega esta empieza la bajada de verdad, así que dejé la prudencia a un lado, me encomendé a San Patricio (patrono de los patos) y me largué a todo lo que daba.
La bajada es adrenalínica, rápida y con tráfico, pero la voy disfrutando mucho! Una entrada a una curva medio pasado y el olor a quemado me hacen volver un poco en razón. Seguí y poco más adelante una ambulancia me bloqueó el paso. Paré y logré pasar por el lado. Noté una contractura que iba subiendo por las piernas, así que dejé de pararme en los pedales a la salida de las curvas.
El último tramo de la bajada empezó un viento que me movía harto la bicicleta, pensé que el pobre ruso debe estar sufriendo más que yo, así que me afirmé y traté de que la velocidad no baje mucho, pero empezó a bajar sin piedad. Ya me iba acercando a la T2 y traté de adivinar si voy a poder correr con todo o no. La contractura no ha seguido, pero el calor se estaba sintiendo.
Llegué a la T2, dejé la bici, 3h 10m… Esperaba algo mejor así que habrá que recuperar tiempo con las zapatillas. Salí a la costanera y me enteré de 2 noticias. No estoy tan contracturado, pero tenía mucho calor y poca fuerza.
Primer puesto de hidratación y traté de echarme toda el agua que podía encima. En general no soy de correr mirando el ritmo en el reloj, corriendo me conozco bien y trato de setear un ritmo rápido, pero me duró poco. Vi el segundo puesto de hidratación, pero los voluntarios estaban como ordenando y no tenía vasos en las manos, ya solo los pusieron en las mesas!!! ¿Significa que tendría que parar a tomarlos? Jamás!!! Nunca he parado, ni en el peor maratón y el Mundial no sería la ocasión de hacerlo! Estiré la mano, agarré uno e hice chuza con todo el resto… Algo es algo...
Girando para volver hacia la meta ya no podía mantener el ritmo, la cúpula del Hotel Le Negresco se ve como a 100 km y mi ritmo iba decayendo lenta pero inexorablemente alejándose mucho del 4:15. Hay varios Chilenos y mi señora en la ruta que alentaba y me ayudaban a aguantar. Las caras de los que corremos son de sufrimiento y al menos eso me reconfortaba.
Ya en el último kilómetro había una multitud que aplaudía y alentaba. Hice el último esfuerzo y vi la bandera de Chile llegando a la meta. Es el Mundial, un Premio, como sabiamente me dijo Ricardo Cumplido, difícil de imaginar hace algún tiempo y una experiencia que sin duda voy a recordar toda la vida.
El tiempo final no fue el esperado 5h 30m, pero la alegría de estar aquí y el aprendizaje obtenido superó con mucho lo que había imaginado.
Agradezco muy especialmente a mi Paulina por su apoyo y compañía, al Coach Ruben por su gran preocupación y buena preparación y a todo el equipo TYM por su aliento y buena onda permanente durante todo el proceso.
Ignacio Coloma
Fecha de la carrera: Domingo 8 de septiembre de 2019