José Miguel Cuevas: Mundial IM 70.3 Las Vegas 2013
La verdad que no soy bueno para escribir, pero un mundial amerita que lo haga.
Todo esto partió en enero en Pucón cuando logré clasificar para el mundial. La preparación me la tomé muy en serio para llegar lo mejor posible a Las Vegas, sacrificando mucho a mi familia a la cual les debo mucho, la paciencia de mi señora y la de mis hijos, los que a diario estaban involucrados en este proceso.
Durante todo este tiempo me cuidé mucho para no lesionarme ni enfermarme, pero un mes antes me empezó una molestia a la rodilla que me tuvo un poco asustado. Al parecer fue por sobre esfuerzo, porque a medida que empezaron a bajar las cargas fue desapareciendo.
Llegué a Las Vegas muy ilusionado, con mucha energía positiva de la gente que me hacia sentir que estar en un mundial era algo tremendo.
El miércoles llegando al hotel armé rápido la bicicleta, porque quería rodar un rato, pero cuando iba a salir comenzaron a caer unas gotas. Cambié a 14 km de trote suave bajo un diluvio durante todo el trayecto. Que llueva durante los entrenamientos no me importaba, pero no el día de la carrera. El calor lo puedo soportar, pero la lluvia no. El jueves nadé y anduve en bicicleta. El viernes sólo un trote suave y a mediodía fui a acreditarme junto a mi señora Carola.
El sábado entregué las zapatillas por la mañana y la bicicleta por la tarde. Ya estaba todo listo, sólo preocuparme de la hidratación y de descansar.
El desayuno llegó a la pieza a las 4am y la Carola me dijo que estaba lloviendo. Eso era lo único que no quería, me cuestionaba muchas cosas mientras iba en el auto a la largada.
Llovía y llovía sin parar. Llegamos a la entrada y había un taco tremendo que avanzaba poco y los estacionamientos estaban muy lejos de la largada. Al llegar al parque cerrado estaba todo mojado.
Previo a la largada junto a Felipe Donoso
Desde las 5:50 de la mañana hasta las 7:28 que largamos, estuvimos bajo la lluvia y con mucho frío. Dieron la largada y comenzamos a nadar en una turbia agua, donde había que orientarse muy seguido para no nadar metros de más. Al salir del agua continuaba lloviendo. A esa altura sólo debía sobreponerme mentalmente y hacer lo mejor posible.
Inicié la bicicleta en condiciones muy incómodas para mi, pero comencé a rodar lo más rápido posible arriesgando mucho. Por suerte no pasó nada, pero a medida que avanzaba, empecé a tranquilizarme y mentalizarme en el trote, porque una caída me haría perder todo. Hice una buena bicicleta, más de lo presupuestado, pero muy conforme.
El trote era tan duro como la bicicleta: mucho desnivel, ahora con Sol igual a los días previos de unos 37 grados, pero con humedad. Me sentí muy cómodo pero siempre guardando un poco pensando que en cualquier momento me pasaba la cuenta el desgaste de la carrera. A dos kilómetros de llegar a la meta, me di cuenta que me sentía bien. Aproveché la bajada de los últimos 1.200 metros y crucé la meta muy conforme y feliz por lo logrado, pero con una sensación de que dosifiqué mucho en el trote (un punto a mejorar). Mi señora estaba en la meta y me acompañó en ese momento tan especial en que te pasan muchas cosas por la cabeza. Me sentí muy conforme y es ahí donde dimensioné el gran nivel de corredores todos tan bien preparados.
Sólo me queda dar las gracias a Trichile por todo el apoyo, a Wilier, a Rodrigo Vega y Pamela por la compañía, a los chilenos por su buena onda y preocupados del resto ofreciendo su ayuda incondicional como Marcos Ottenhsimer y la humildad del mejor chileno en Las Vegas Juanca Torres.
A la izquierda con Pamela Espinoza y Rodrigo Vega. A la derecha con Juan Carlos Torres.
Sin duda todos dejaron un legado en Las Vegas, como la mente fría del gran Felipe Van de Wyngard y la capacidad de poder estrujarse al máximo para cumplir un muy sólido resultado como Felipe Donoso. Por último, las gracias a mi señora que la adoro y le debo mucho de esto.
José Miguel Cuevas Paredes
Fecha de la Carrera: Domingo 08 de septiembre de 2013
