Marcela Godoy: Half Laucho 2014


Siempre leo los reportes de las carreras y me encanta saber como toman el resto de los locos del triatlón las carreras.

En mi caso el Half Laucho de Arica lo tome sin dudar porque es una excelente oportunidad de mantenerse motivado durante el invierno, que para mi es una tortura el frío, para los que me conocen saben que el frio me enoja, puede tener hambre y sueño (como dice el reggeton) pero fría nica.

Asi entre entrenos rodillos, y demases llego la hora del tri, debo decir que siempre los días previos a la carrera son una locura hay que dejar mil cosas hechas antes, adelantar pega y además preocuparse de los detalles propios de una carrera (ropa, geles, mantención). El tiempo es escaso y los compromisos y cosas pendientes muchas. Y entre esas cosas una noticia que hablaba de playas cerradas por una medusa mortal “Fragata Portuguesa”, y esto no estaba dentro de mi planificación…

Bueno logré salir de esa locura de los días previos y ya estaba en Arica, me pareció más helado de lo que se veía en Accuweather… y ni que decir de Iván Torres, ya hace tiempo que a ese caballero no le creo nada… pero estaba decidida a competir triatlón, duatlón, lo que fuera ya no hay vuelta atrás… mmm o sí?

Primer Show: Armar la bici (las mujeres me entenderán) no es cosa fácil… yo me creía una cirujana del pedal y abrí mi maleta de bici cual mesa de pabellón, me puse guantes quirúrgicos (para no andar con las manos y uñas negras llenas de grasa después) y listo empezó mi cirugía sin ayudantes ni arsenaleras. Íbamos bien hasta que se me cae una pieza del sillín dentro del marco… Shuuu cómo la saco ahora, di vuelta la bici, la abrí y desarme completa y siento ese lindo clic… Cayó la maldita pieza a esa altura al suelo… Ufff y ahora qué? Hay que armar la descuartizada bicicleta. Entré en pánico. Nunca supe cómo desarmé tanta golillita, pernito, gomita, rodamiento y demases, pero ahí estaban desafiándome a que pusiera en posición correcta cada pieza. Después de mucho transpirar y unas horas de aprietes y demases pude armar la linda bici o algo similar a lo que recordaba. Pero ojo el juego de dirección me había quedado un ”poquito” suelto. No sabía cómo, porque todas las piezas estaban ahí, no sobraba ni una, no había nada bajo la cama. Bueno dije yo, no será mucho. Igual puedo competir así según yo, pero me aseguré ubicando a la organización en este caso a Ignacio, para saber si existía asistencia mecánica. Y fue mi primera salvada de un porrazo seguro, pues Ignacio se ofreció a ayudarme y obviamente había un pequeño detalle, una pieza al revés, nada importante ¿¡¡?¡?¡ Primer poroto para la organización, preocupación por los detalles y atender bien a los deportistas) Bueno, si no era asi igual les había dicho que mi papá es abogado y que siempre ganaba todas las demandas que hacía, por si acaso jajajaja.

Fui a probar el circuito y debo decir que mi soberbia lo desestimo, lo encontré fácil, corto, sin brillo. Shhhh dije toy lista.

En la tarde subí El Morro y me empapé de un patriotismo bien raro, pero ya me sentía lista para para la batalla del domingo.

Entre esas cosas me encuentro con los chicos de Trichile, que hace mucho no tenía oportunidad de compartir con ellos para ponerse al día, hablar de triatlón y más triatlón… qué rico no?

Para variar en la noche soñé que me quedaba dormida y que me despertaba y veía a todos ya nadando… valoooooor. Ya una está medio nerviosa, aunque yo siempre haciéndome la cool. Después pienso… ahh que va, si están todos igual, y partí al parque cerrado con todos mis bultos y mi super bici, y mis super piernas.

Segundo Show: El señor que revisa las bicis al entrar al parque cerrado no me dejó pasar la mía, porque según él estaba suelto el manillar y juego de dirección. Ahhh no! dije yo, si Ignacio me revisó la bici gritaba y estaba bien… y no, no más, no quería dejar pasar la bici. Ahí pedí una llave allen y Moisés Torres me prestó la suya y el Folo reviso y encontró que estaba todo bien… pero el señor se cargaba y manipulaba el manillar y lo movía para ponerme más nerviosa aún. Finalmente me dejó entrar bajo mi responsabilidad, así que entré no más. Ya dentro del parque cerrado Moisés me salvó la vida por segunda vez y pegó un último apriete a piezas que estaban ultra sueltas.

Empezamos con el típico ritual del parque cerrado, ordenar las cosas, ponerse el wetsuit, que cada vez que me lo pongo pienso que esa no es mi talla, que estoy más gorda, que antes me quedaba más suelto y así mil cosas hasta que logro cerrarlo y bajar a la playa. Eran 3 vueltas a un circuito bastante amigable a mi parecer y sin ninguna medusa famosa.

Se hace un poco largo el esperar a que den la partida y para variar me da frío y me entra, por un micro segundo, la duda de quién me manda, qué estoy haciendo acá?? pero quería correr y me guardé los sustos, las dudas y los fríos para otro día.

Finalmente dan la partida y empecé a nadar, mi mejor deporte o en realidad el que naturalmente se me hace mas fácil. Aunque no fue tan fácil, ya que nunca vi las boyas, y las salidas a la playa y dar vuelta el cono me pesó todo el cuerpo, pero calma Marcela, es un medio y queda mucho día por delante. Así terminé la transición del agua al parque cerrado, que para mí fue eterna, y las piernas se me quedaban pegadas en la arena. Luego unos peldaños que me parecieron la escalera de Rocky I.

Al fin ya estaba en la bici en el circuito que había despreciado. Pucha que se sentía difícil ahora, con muchos repechos, viento, falsos planos y muy técnico, había que jugar harto con los cambios y vi a varios pinchados en la ruta, pero me fui sintiendo mejor a medida que pasaban los giros. Con la funcia de mi bici no volví el cateye a cero, por lo tanto estaba con los kilómetros y el tiempo del día anterior, así que nunca logré saber cuántos kilómetros llevaba, pero me daba lo mismo el tiempo, a esa altura estaba disfrutando de la carrera.

Me bajé a correr, eran 4 giros con las piernas bastante tocadas del ciclismo, pero entera de cabeza. Así que sólo era cosa de mover una patita después de la otra, cosa que en teoría es fácil, pero cuando se corre no lo es tanto. El circuito nuevamente con subidas, bajadas y falsos planos. Nunca me faltó agua ni isotónico, cosa que se agradece para los que hacemos entre 5 y 6 horas. La 3ra vuelta se me hizo eterna, ya había salido el sol y pegaba, lo sentía en mi espalda. Las piernas y el poto me pesaba a cada paso, pero ya quedaba nada, así que traté de mantenerme al ritmo que llevaba y acercándome a la meta. Cuando quedan pocos metros una felicidad se apodera de mi siempre, se me olvidan los dolores y recuerdo por qué hago esto, porque me hace inmensamente feliz, me hace valorar la vida preciosa que tengo y a quienes me apoyan en esta locura del triatlón.

La marca me enteré cuando se subieron a Trichile.

La organización un 10. Se nota que pusieron preocupación. Dos puntos intransables para elegir carreras, hidratacion y seguridad del circuito y se cumplieron.

Volvería de nuevo sin dudarlo.

Ahora a Puerto Velero los pasaje ;) bye

Marcela Godoy

Fecha de la carrera: Domingo 27 de julio de 2014

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