Pablo Leiva: “Para el próximo sacamos los pasajes a Hawaii!”
Race Report Ironman Brasil 2017
La preparación para el IM de Brasil comienza aproximadamente 11 meses antes de la carrera, ya que las inscripciones las abren casi un año antes. Nos inscribimos con la Gabriela (mi polola) a los pocos minutos que se abrieron las inscripciones, sin embargo esta vez duraron varios días los cupos. Este IM sería el primero de la Gabi y el segundo mío. El 2015 debuté en la distancia en esta misma carrera, por ende corría con ventaja y ya manejaba algunos tips que podían ser útiles y que también me gustaría compartirlos con Uds.
El 2015 me alojé en Canasvieras que está a 7 km de Jureré (donde todo ocurre) y tenía que irme a dedo o en micro. Con el fin de ahorrar energías para este año arrendamos en Jureré que es un poquito más caro, sin embargo vale la pena. Otra opción es arrendar auto, muchos chilenos lo hicieron y parece una excelente opción para ahorrar energías.
Para preparar Floripa tuve un cambio importante con respecto a lo que venía haciendo hasta Pucón, pase de ser una persona auto-entrenada a ser entrenado por Fande (Felipe Van de Wyngard), lo cual significaría un mirada más objetiva a lo que me tocaría hacer por planificación, ya que aunque uno no lo quiera a veces se pierde la objetividad si eres tú mismo el que te exiges. Hicimos una estructuración de 18 semanas con objetivos bien altos y conforme pasaran las semanas afinaríamos el tiempo objetivo.
Llegamos a Floripa en un vuelo con hartas complicaciones. Volábamos en Latam, asumiendo que íbamos a pagar 150 dólares por maleta de bicicleta, llegamos al check-in y “justo” había una excepción para vuelos a Brasil y se debía pagar por kilos en exceso (que termina siendo más caro). No me dejaron llevar el disco en el avión (seguridad aeroportuaria no me dejó pasarlo). En Sao Paulo teníamos 4 horas de escala, me conecto a Wifi y me llegan dos mensaje de Facebook de Keno y Gina (ambos del Team Bustos) y me dicen que mis maletas habían quedado botadas en la cinta, tuve que bajar a buscarlas y volver a hacer check-in a todas las maletas. Andaba con suerte, así que todo salió bien.
El clima en la isla no se veía muy prometedor, todo indicaba que el domingo sería una carrera con lluvia y los días previos habían ventanas en que no estaba lloviendo, momento en el que aprovechábamos de probar la bici y el agua. El día viernes en la tarde comenzó a llover con truenos y relámpagos y justo ese día era la tallarinata. Yo había ido a esta hace dos años y encontré que no era tan entretenida como en Pucón y quizás no valía la pena ir a mojarse, les sugerí a mis partners de departamento que mejor cocináramos en la casa y así no nos mojábamos ni caminábamos el kilómetro y medio a la expo. Todo esto con tal de guardar energías y prevenir un resfrío o algo así.
El sábado hicimos la última salida en bici para probar que todo estuviera OK con un pedaleo de 30 minutos; a Rodrigo Cordovero se le pinchó un tubular y a mí se me bajo el asiento. Por suerte nos pasó el día antes de la carrera y no durante ella (consejo del Negro Valdivia, apretar bien todos los pernos de la bici cuando la armas después del viaje). El Cordo tenía un repuesto, pero no era un Continental Gatorskin, que eran los más indicados para la carrera por ser bien resistentes y así prevenir un pinchazo en uno de los cientos de hoyos que tiene la ruta. Por suerte Fande le había cambiado a la Pame sus tubulares a unos nuevos estando allá, así que tenía 2 repuestos no tan carreteados (recomiendo siempre correr con neumáticos lo más nuevos posible, si es necesario poner los nuevos allá mismo, de esta forma se reduce al mínimo la posibilidad de pinchar). En la tarde fuimos a entregar la bici y a descansar para despertar temprano para el gran día.
El domingo la alarma sonó a las 4 am, cada uno tomó el desayuno que más le acomodaba y al parque cerrado a afinar los últimos detalles. Como el pavimento estaría resbaladizo Fande me sugirió ponerle 100 psi a los tubulares, cargué la comida en la bici: 2 caramagiolas de 800 kcal cada una (50 gramos de maltodextrina, 2 geles y 500ml de Gatorade) además de 3 snickers (250 kcal c/u) partidos en 4 pedazos cada uno, 8 pastillas de sal (me tomaría 5) y 3 pastillas de cafeína (me tomaría 1). Además dejé el plan B que era un pan con aceite de oliva, mantequilla y queso en el porta-caramagiola trasero, además de un plan C que era parar en el specials needs.
La partida de la natación está como a 1 km del parque cerrado, una buena opción aquí es comprarse una hawaianas baratas y caminar con ellas hasta la partida y dejarlas botadas por ahí. De esta forma te evitas caminar a pie pelado todo ese tramo o tener que estar pendiente de que algún conocido este ahí para que te reciba las zapatillas o lo que sea. Mi largada (25-29) era la última, éramos los gorros blancos. Me tomé un gel como estaba planificado justo antes de la partida y boté el snicker por ahí (el desayuno había sido a las 4 am y la partida a las 7:27 había que estar preparado por si me daba hambre). Tenía muchas ganas de nadar bien, ya que muchos amigos me dicen (en buena onda) que en carrera no nado tan bien como lo hago en la piscina. Yo sé que eso es verdad, pero claramente la experiencia es fundamental en todo. En mi primer Pucón me demoré 48 minutos en salir del agua y aunque ahora me saco la cresta nadando todos los días a las 6 am, los resultados no vienen de un día para otro. Decidí tomar la primera ida a la boya por afuera de la M del circuito, para evitar la mayor cantidad de golpes posible. Llegué a la primera y segunda boya sin inconvenientes y empecé el primer retorno a la playa esquivando gente por todos lados. Había un competidor con gorro blanco unos 50 metros más adelante que cada cierto rato se daba vuelta y nadaba de espaldas, me miraba como desafiándome a que lo alcanzara y se daba vuelta y volvía a nadar crol, hizo esto muchas veces. Por más que intentaba alcanzarlo no podía, debe haber sido muy buen nadador porque realmente se veía relajado. Finalmente salí del agua en 55:40 con 3.770 metros aprox. Me saqué el traje con un striper y me tiré un piquero a la piscina para sacarme la sal, ya que no me pensaba cambiar ropa en ningún momento. Hice una T1 sin inconvenientes y saliendo con la bici saludé al Folo que estaba justo en el área de montaje.
La bicicleta era la prueba de fuego, el plan de carrera era hacer una bici entre 5- 5:10 en condiciones ideales saliéndome lo menos posible de los perfiles aero, sin embargo, la lluvia iba a dificultar un poco el plan ideal. Pienso que para los chilenos es mucho más difícil hacer una carrera con lluvia que para los brasileños por ejemplo. Acá no estamos acostumbrados a pedalear con lluvia, ya que cuando llueve hay menos de 10 grados, por lo tanto es muy probable que te agarres un resfriado y la mayoría nos quedamos en el rodillo. Para un Brazuca es facilito pedalear con 20 grados, llega casi a ser agradable. Cuando me subí a la bici me di cuenta a los pocos kilómetros que había cometido un error de equipamiento, el reloj que uso para ver los números en la bici lo llevaría en la muñeca y no en la bici porque al ponerle la botella aero al manubrio no me queda mucho espacio para el quick-reléase y entrenando me había resultado bien mirar los números en la muñeca, ya que me daba el ángulo, sin embargo el clima no estaba acompañando mucho, con la lluvia y la humedad se me empañaba la mica o se me llenaba de agua (quizás debería haber usado lentes) y lo poco que veía (además soy piti) lo destinaba a mirar el pavimento en busca de un posible hoyo o de no chocar a alguien. Todo esto sumado a las incontables oportunidades que me salí de los perfiles aero para hacer las subidas en plato chico o las bajadas y no caerme. En el retorno de la segunda vuelta (km130) me di cuenta que ya quedaban pocos kilómetros y me quedaba mucha energía en el tanque todavía, había dosificado mucho y esa no era la sensación que quería precisamente en ese punto de la carrera (me faltó el potenciómetro), había entrenado muy duro la bici y me quedó la sensación de que se pudo ejecutar un poco mejor.
Me bajé en T2, volé a buscar la bolsa, me puse calcetines largos arriba del chip (la mejor decisión de todas, ya que nunca me molesto el roce del chip en la piel) saco mi cocaví discreto y a correr. En el primer kilómetro de trote llevaba una Coca Cola de medio litro en una mano y un pan (igual al que puse en la bici) en la otra. Me tomé lo que más pude la bebida (con gas y todo) y boté lo que quedaba. El pan lo dejé para comérmelo más adelante. En las fotos que me sacó Ricardo en el km2 aparezco con un paquetito en la mano. No sentía hambre porque me había comido todo el plan A en la bici sin problemas, pero sabía que me vendría bien un pancito más adelante. Las órdenes del team Vande-Tastets era ir muy controlado los primeros 12 kms que era toda la parte de Canasvieras con subidas y bajadas. No fui tan obediente en esta parte, ya que me sentía un poco culpable de haber dosificado mucho en la bici y tenía mucha energía y adrenalina. Las subidas las hice “relativamente” controlado y las bajadas me tiraba con todo (lo que me pasó la cuenta los últimos 10 kms). Del km 12 en adelante todo iba saliendo de maravilla, paso los 21 en 1:37 y calculé que si mantenía ese paso iba por 3:14 en el maratón y alrededor de 9:24 en el total. Sin embargo, siempre esos cálculos en la mitad de la carrera faltando 21 kms por correr están sujetos a error (pregúntele a cualquiera que haya corrido un IM). Pasé por última vez por el pueblo para empezar mi última vuelta de 11 kms y me doy cuenta que no sería tan fácil. Empecé a sentir apretados los cuadriceps y me costaba mantener un ritmo de 5 el mil. En el km 38 alcancé a la Gabriela que iba una vuelta más atrás, conversé con ella 30 seg y le comenté que según mis cálculos tenía que correr a 5:00 los últimos 4 kms para llegar sub 9:30 y nos separamos. Lo bueno de llevar un reloj con el tiempo total es que sabía perfectamente al ritmo tenía que correr para que me alcanzara (hacerlo era un tema aparte). Apreté los dientes y le di con todo lo que me quedaba, cuando faltaba menos de un km puse la pantalla del tiempo total y calculé que había alcanzado a llegar sub 9:30, hice el avioncito en la alfombra en honor al Black Valdivia y crucé la meta en 9:29:48.
Quisiera felicitar a todos los Chilenos que participaron, y una doble felicitación a los que lograron el tan anhelado cupo a Hawaii. Menciones especiales para mi polola Gabriela por su debut, mi amigo Rodrigo Cordovero por el destape, la Pame Tastets por estar cada vez más cerca de Hawaii, Ariel y Roberto por cumplir un sueño.
También quisiera agradecer a mi familia que siempre me entiende y a muchos amigos que me apoyan en muchas cosas como implementación, negocios en Facebook, ideas, apoyo moral, etc.
Quisiera agradecer a mi entrenador Felipe Van de Wyngard por su entrega y confianza en que aún hay mucho por entregar. Ambos compartimos el lema que los detalles marcan la diferencia y eso nos permite discutir temas que nadie me pescaba antes. A la Pame que día a día también entrega su granito de arena en la planificación de un mortal que trabaja y entrena todo lo que puede. Al Rafa Nieto que nos pule en el agua y nos hace llegar perfecto al día de la carrera.
Muchas gracias a Roberto de Andraca y Ariel Abramovich los representantes de Quintana Roo en Chile por confiar en mí y permitirme tener mi bici PRsix extraordinaria, nada que envidiarle al que gana la categoría (faltan las piernas no más). Pueden preguntarme si quieren más info de las bicis.
A mis amigos de la piscina que sufren conmigo cada mañana, a mi team Tri-mates que crece despacito y a mi jefe que sabe de mi pasión y es flexible con los permisos.
Gracias Trichile por las fotos y la cobertura, para el próximo sacamos los pasajes a Hawaii!
Pablo Leiva
Tri-mates
Fecha de la carrera: Domingo 28 de mayo de 2017