Pamela Padilla: “Al final todo suma”
Race Report Toughman Antofagasta 2016
Hace ya casi dos años que decidí cambiar el tenis por el triatlón. Me gustaba correr, subía a veces el San Cristóbal con mi papá y nadaba un poco en la universidad. Así que un día, en un momento de mi vida en que ya no estaba jugando tanto tenis producto de una lesión en el hombro, me bajó un impulso que aún no me explico de dónde salió, que llamé a Lalo Araya para entrar al Team Bustos.
Pamela junto a los integrantes del Team Bustos en Antofagasta
Así fue como empecé a practicar este deporte, que desde el inicio me cautivó completamente. Fue un comienzo un poco duro, ya que vino acompañado de varias lesiones, dado que yo siempre salía a correr a mango, más distancia y más rápido de lo que debía. Pero de a poco Lalo me fue educando y convirtiendo en esta “aún en pañales” triatleta, quien este 7 de agosto, corrió su tercer 70.3 de la vida, en Antofagasta.
Llegamos el viernes con Rara y nos alojamos en un departamento con Piera Dezerega y Carlitos Cubillos, el cual quedaba al lado de la largada. El día sábado fuimos a conocer el circuito en bici, con el resto de mi team que también competía (Samir Rosolem y Albertito Danioni). No era tan plano como esperaba y corría bastante viento, pero en el momento me dije “debe ser por la hora, mañana más temprano fijo que no hay viento”. Pero no fue así.
El resto de la tarde transcurrió tranquilamente. Almorzamos y luego estuve tirada en mi cama tomando té verde y propóleo como loca, ya que había llegado con un resfriado que no quería que se agrandara. Tipo 18:30 fuimos a retirar el kit y presenciar la charla técnica, quedándonos un rato en la tallarinata, para luego irnos al departamento. Ya ahí, cada uno preocupado de dejar todo listo: la bici, pegar el número en el casco, contar los geles, etc. Yo, que soy media (o quizás entera) TOC, repasé todo mil veces. Incluso llegó Piera a preguntarme si estaba todo OK, ya que me estaba demorando demasiado y yo ahí parada al lado de la cama mirando las cosas, haciendo las transiciones mentales por enésima vez, para asegurarme de que no se me olvidara nada.
Pusimos la alarma a las 6 de la mañana. Nos levantamos, tomamos desayuno y nos fuimos al parque cerrado con nuestras bicis. Mi número era el 69 (buen número pensé cuando me lo entregaron jaja) y estaba al lado de Albertito, lo cual fue bueno ya que él es demasiado chistoso y siempre tiene la talla perfecta que hace que los nervios se vayan un poco.
Para el medio, el agua eran dos giros. En todas mis otras carreras, medios y cuartos, siempre me han azotado en el agua, yo creo que es porque soy muy peque. Así que ahora venía decidida a que eso no pasara y no pasó, pero fue una de las nataciones más difíciles que me ha tocado. El agua estaba demasiado movida y me debo haber tragado la mitad del mar cada vez que sacaba la cabeza para respirar, lo cual me hizo vomitar (sí, es asqueroso). Lo había pasado tan mal en el primer giro, que no podía creer que me quedaba otro, pero me tiré de nuevo. Ya había mucha menos gente en el agua, (la mayoría corría el cuarto) y me costó agarrar un grupo, lo cual era pésimo, ya que yo soy seca para nadar chueco en aguas abiertas.
Iba por la mitad del segundo giro cuando ya no vi a nadie. Paré y ni siquiera veía la boya. El tiempo pasaba, “me perdí” pensé, pero luego me pregunté, ¿cómo tanto? Pero en eso vi tres cabezas naranjas un poco más adelante y piqué para que no se me fueran. Salimos los 4 más o menos juntos, después de lo que pareció una eternidad. En conclusión, nadé 2.400 metros.
Me subí a la bici con toda la intención de hacer la mejor bici de mi vida. Parto pedaleando y pum siento ese viento que te frena. Me acordé de Lalo en ese momento, quien justo el día anterior me había dicho: “si hay viento, mantén la cadencia y no te preocupes mucho de la velocidad, ya que es igual para todos”. Así que eso hice. Iba bastante bien, parejito, hasta que llegué al cono de giro. Yo creo que ser “pata” ya no es una palabra que califique a como yo doy el giro en los cono. El sobrenombre tiene que ser algo más evolucionado, como un cisne. Casi que velocidad cero. No voy más lento porque si no iría hacia atrás. Menos mal que las calles eran bastante anchas y no fue tan complicado.
Iba en el 3er giro cuando se me cruzó un perro. Alcancé a frenar justo, pero la rueda de atrás me patinó y me fui derechito al suelo. Me paré rajada, iba a empezar a pedalear y me di cuenta que se me había salido la cadena. Fuck. La puse rápido, me quedaron las manos llenas de aceite y después de cinco segundos pedaleando tuve la brillante idea de pasarme la mano por la cara para secarme la transpiración. Sentí como dejaba toda mi cara llena de aceite. “Menos mal no activé el sistema de Pic 2 Go” pensé, ya que ahí suben las fotos instantáneas de la carrera a tu Facebook y sin filtro.
Lo único que quería era bajarme a correr. Eso es lo mío, mi fuerte, en donde siempre salvo la carrera. Llego a la T2, miro y me doy cuenta de que a pesar de todo mi TOC y mis millones de repasadas mentales, no había puesto los calcetines para correr. “Filo, a morir”. Me puse las zapatillas sin calcetines, sabiendo que terminaría con heridas en los pies después de los 21 kilómetros, pero las heridas en los pies es algo en lo que el tenis me dejó bien entrenada, así que no me preocupó tanto la verdad. El trote es mi parte favorita de la carrera, quizás porque es lo que mejor hago.
Lo que siempre me sorprende es que cada vez que paso a un hombre corriendo, éste tiene palabras de aliento: “vamos chica”, “vamos maquinita”, me decían. El espíritu de apoyo que se genera en una carrera, a pesar de toda la competencia, es algo muy lindo de este deporte.
En lo alto del podio de su categoría
No corrí tan fuerte como quería y tampoco bajé las 5h17m de mi segundo medio en Coquimbo. Salí 1era en age group en mujeres y segunda en la general, pero terminé bastante picada y enojada. Pero ya se me pasó gracias al Lalo, quien habló conmigo y me hizo ver que aún soy un pollo en esto, y que al final todo suma. La verdad, yo no sé qué haría sin él, es mejor entrenador y amigo que alguien pudiera tener. Es el pilar fundamental en mi carrera de triatleta y yo creo que en mi vida también. Te quiero demasiado.
Segunda en el podio de la general del medio
Quiero agradecer a toda la organización, por una muy buena carrera. Y también a toda la gente que me ayuda a cumplir día a día este nuevo sueño que tengo. Mi familia, a Lalo, a todo mi Team (cada uno me ha ayudado en distintas maneras), a Medpro Clínica en donde están los mejores kinesiólogos del mundo, a Felipe Araya, el mejor coach nutricional y al mejor colegio de Chile, Lincoln International Academy, quien me abrió sus puertas y me dio un trabajo que me permite pagar todo y entrenar día a día para ser mejor.
Pamela Padilla
Team Bustos
Fecha de la Carrera: Domingo 7 de agosto de 2016