Ricardo Muñoz: “Una felicidad enorme de poder cruzar primero”
Race Report Triatlón de Villarrica 2020
A fines del 2018, motivado por amigos, retomé este hermoso deporte, al que me hice adepto por los años 2003 y 2004, donde obtuve algunos buenos resultados, entre estos ser primero en la categoría 18-24, en el Ironman 70.3 de Pucón. Nunca me alejé por completo del triatlón, ya que siempre me ha interesado estudiar sobre el entrenamiento y también me inscribía en alguna que otra carrera, pero esta vez, lo enfrentaba de otra manera, quise retomarlo de forma más profesional, ya que si quieres resultados debe ser así y no me refiero como elite, sino comprometido con el entrenamiento, aplicando lo estudiado y buscando esos objetivos que veía como sueños. Como parte de mi preparación para el Ironman 70.3 Bariloche 2020, me inscribí en el Triatlón de Villarrica, organizado por la productora Sport Identity.
El día previo a la competencia se realizó la entrega de los kits, el que además del chip y números, contenía para nuestra alegría una polera técnica de muy buena calidad y unos lentes de natación Sailfish. Además, se dictó la charla técnica, tanto para las distancias de adultos y menores, demostrando ya un excelente nivel de organización, siendo muy claros en las instrucciones y respondiendo con paciencia y claridad todas las preguntas.
El día domingo, muy temprano, a las 6:45 horas comenzó el ingreso al parque cerrado, ubicado en un buen lugar, seguro para el resguardo de nuestras pertenencias y situado a un costado del embarcadero, zona donde se iniciaba la natación.
A las 07:30 horas, ya estábamos en el agua, momento en que se daban las últimas instrucciones, pudiendo observar claramente las dos boyas que marcaban los vértices del circuito que debíamos recorrer, para luego escuchar la orden de partida para los 1.000 metros de natación y así introducirnos en el lago Villarrica.
La natación siempre ha sido mi debilidad y a pesar que disfruto nadar, siempre se me hace eterna a diferencia de las otras etapas del triatlón (en todo caso nadamos casi 300 metros más, por lo que mi percepción no estaba tan errada). Al partir, inmediatamente con el ritmo que impusieron los primeros se dividió el grupo, observando que iban más de 10 competidores adelante. La natación fue rápida y exigida, pero al menos el lago estaba con una temperatura agradable y tranquilo, además 3 kayak y un bote a motor de la organización nos resguardaban.
Al terminar la natación intenté hacer una T1 lo más rápido posible, ya que unos segundos antes había salido mi amigo y compañero de entrenamientos, Marcelo Caro, por lo que me apuré en el ciclismo hasta alcanzarlo y comenzamos la persecución de los punteros.
La etapa de ciclismo contó con un recorrido de 30 km, fue en dirección hacia el sector Pedregoso, una ruta relativamente dura, tiene muchas subidas, algunas con mucha pendiente; no es peligrosa, me refiero a que no tiene curvas complejas y es poco transitada. Además, contábamos con resguardo de Carabineros y considerando la hora en que se realizó el triatlón, no tuvimos problemas con vehículos ajenos a la carrera, casi no hubo. El paisaje es maravilloso, pasas por hermosas vistas del lago, montañas y bosque, sin dejar de lado el imponente volcán Villarrica. Esta etapa es mi fuerte, por lo que logré ir superando posiciones, hasta alcanzar un grupo unos kilómetros antes de dar el giro, reconociendo al “Team” Bobadilla (Vicente, Leonardo y Benjamín). No había tenido el honor de participar en una competencia con ellos, sabía de sus logros, en especial de Vicente por sus tiempos en Hawaii, por lo que supe que no sería fácil de ahí en adelante, pero eso me incentivó a seguir con fuerza en lo que nos quedaba de carrera. Por el ritmo y las subidas, el grupo se fue reduciendo, quedando Vicente, Leonardo y yo, acercándonos al puntero, Cristhian Moller, triatleta de gran nivel, al que ya había conocido dos semanas atrás en el Triatlón Sprint de Pucón, por lo que esto se tornaba aún más difícil.
Llegando a T2, me preparé rápidamente y salí a dar todo, partí muy rápido, pero a medida que me acercaba al primero comencé a correr a un ritmo que pudiese mantener hasta el final de los 5 km. Está parte del circuito contaba con dos giros y se hizo por la bella costanera, tiene pocas pendientes por lo que puedes correr rápido, si es que la carga del ciclismo te lo permite, ya que las subidas te pueden dejar agotado. El trote contaba con una zona de hidratación, más que suficiente para la distancia. Pasado el primer kilómetro logré quedar primero en la general, pero no confiado porque Cristhian llevaba un gran ritmo de carrera y se nos acercaba el menor de la familia Bobadilla, Benjamín, con una velocidad impresionante. Tengo la costumbre (y porque la experiencia me ha enseñado) de no mirar atrás, por lo que seguí corriendo con todo lo que tenía, hasta llegar a la meta, sintiendo una felicidad enorme de poder cruzar primero y de haber competido con tremendos triatletas.
Quiero destacar que había estado como espectador en algunas versiones anteriores de este triatlón y pude notar que la experiencia de la organización ha crecido enormemente, por muchos detalles, claridad de las instrucciones del recorrido, distancias para cada categoría, la seguridad del circuito, un parque cerrado bien ubicado, un post carrera preocupado de los competidores, con claridad en las necesidades de hidratación y recuperación de energía; notoriamente es una competencia organizada por un triatleta para triatletas.
Es una carrera grata y con muy buen ambiente, deportivo y familiar, ya que incluye varias categorías para que los niños participen, donde los más pequeños son premiados por igual, enseñándoles que lo importante es participar y superarse a sí mismos, motivándolos a seguir esta hermosa forma de vida que es el deporte, el Triatlón.
Ricardo Muñoz
Fecha de la carrera: Domingo 26 de enero de 2020