Rodrigo Díaz: IM Brasil 2014


La historia del IM de Brasil comenzó aproximadamente hace 3 años. En abril de 2011 estuve imposibilitado de correr por una lesión sufrida tras la Maratón de Santiago. Para mantenerme activo comencé a hacer ciclismo (MTB) y a nadar en el lago Natri cercano a Quellón aquí en Chiloé. Mientras me recuperaba y casi sin darme cuenta las distancias y los tiempos que dedicaba a estas disciplinas fueron aumentando así como también mi agrado y satisfacción al practicarlos. Fue así que una vez recuperado, decidí lanzarme a la aventura y la locura de practicar triatlón aquí en Chiloé.

El Primer objetivo fue correr el IM 70.3 de Pucón de 2013, una carrera durísima que me dio el incentivo para participar en muchas otras y trazarme el sueño de correr el IM de Brasil para el siguiente año. Carrera que comencé a preparar en Enero del 2014 tras finalizar de muy buena forma mi segundo IM 70.3 de Pucón.

Un IM no se corre solo, para ello necesitas del apoyo de tu familia, amigos y compañeros de trabajo. Sin el apoyo de ellos hubiese sido imposible mantener la motivación y el sueño intactos tras meses de duros y largos entrenamientos, levantadas temprano y fines de semana sin poder compartir con los tuyos. Un detalle no menor es que donde vivo no hay piscina y el clima hace casi imposible la práctica del ciclismo en ruta. Por lo que la natación la hice en la piscina del polideportivo de Castro 2 veces por semana (a 2 horas de viaje) y nadando amarrado en una piscina armable en mi casa. La bici Ufff, hasta 6 horas arriba del rodillo me mandé en los largos de fin de semana. Es por esto que la llegada a la meta no es más que el fin de un proceso y un reconocimiento a la dedicación, disciplina y esfuerzo. Ya que como dice un viejo refrán deportivo: “Las medallas se cuelgan en las competencias, pero se ganan en los entrenamientos y en el trabajo diario”.

La semana de la carrera ya el hecho de estar en Brasil viviendo un IM era un sueño hecho realidad. En Jureré (Florianópolis) se percibe, se respira y se vive el IM días antes de la largada. Puedes ver triatletas corriendo, otros reconociendo el circuito de ciclismo, mucha publicidad sobre la carrera y sobre todo sentir la hospitalidad de la gente con los competidores. Sumado a esto, está la gente de la organización, la que en todo momento te hacen sentir tranquilo y protagonista de lo que está sucediendo.

El día de la carrera, desayuno a las 04:00 am para luego partir al parque cerrado a revisar y afinar los últimos detalles en la bici y el equipo que utilizaré durante la carrera, los cuales había entregado el día anterior. Todavía oscuro, luego de revisar las bolsas de transición por última vez e instalar los zapatos en la bici, me dirijo caminando junto a un mar de cuerpos de negro hacia el punto de largada. A las 07:00 am en punto en una playa repleta de gente y con los primeros rayos de sol, suena la sirena que da por comenzada la carrera para la cual me preparé por tanto tiempo.

La natación fue muy trabada hasta llegar a la primera boya debido a que todos largamos al mismo tiempo. Tres patadas en la cabeza, una de las cuales me sacó los lentes, pusieron a prueba mi ansiedad y temor que siempre he tenido a esta etapa de las carreras. Gracias al consejo de un triatleta argentino minutos antes de a largada el tema no pasó a mayores… “Che amárrate los anteojos a la tira del wet suit” ¡¡Así lo hice y no saben como me salvó!! Luego de acomodarme los lentes y esperar de que se me pasara un poco el mareo que me dejó el regalo del triatleta karateka, retomo el nado a un ritmo más bajo del planificado y más abierto del grupo para poder nadar más tranquilo. Después de 1 hora y 10 minutos salgo del agua sin mayores problemas y me dirijo al parque cerrado focalizándome en lo que haré ahora arriba de la bici. Hago una T1 un poco lenta, asegurándome de llevar todo lo necesario para la bici y comienzo a trabajar de acuerdo a lo planificado (cadencia sobre 80 rpm, pulsaciones bajo 135), pero algo no me cuadraba, estaba rodando 2 a 3 km/h mas rápido que en los entrenamientos. Dado que me sentía cómodo decidí mantener el ritmo y apegarme al plan de alimentación. El primer giro lo hago bajo las 3 horas y noto que estoy fuerte como para meterle un poco más en el segundo, siempre teniendo en cuenta el guardar combustible para el maratón. Así es como termino los 180 km en 5 horas y 37 minutos con la sensación de poder haber rodado incluso un poco más rápido.

Al bajarme de la bici las sensaciones son buenas por lo que me siento con ánimo para comenzar el trote apegado a mi estrategia de correr entre 5:30 a 6:00 min/km. Sin duda había que salir vivo del giro de 21 km, el cual contemplaba la temida subida a Canasvieras. Completado los 30 km y ya caída la noche noto que mi ritmo disminuye, pero tengo la certeza de que podré mantenerlo hasta el final. Fue aquí donde comienzo a visualizar mi llegada, la cual tenía contemplada que en el último kilómetro Felipe Buonocure, un amigo y triatleta chileno comenzará a correr junto a mí y me pasará una bandera chilena para cruzar la meta. No pudo haber sido mejor ¡¡4 horas y 25 minutos fue el tiempo en la maratón y 11 horas y 28 minutos el tiempo total, la felicidad y satisfacción son totales!! ¡¡Había terminado mi primer IM!! ¡¡Todo valió la pena!!

Sólo me queda agradecer a todos aquellos que de alguna manera fueron participes de este logro: Familia, amigos, colegas y sobre todo a Dios por haberme regalado esta experiencia y de poder darme cuenta que no hay nada imposible si realmente queremos lograrlo!

Rodrigo Díaz Zamora
Brainteam

Fecha de la carrera: Domingo 25 de mayo de 2014

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