Victoria Salata: “Que experiencia más inolvidable, seguimos procesando todo lo vivido”
Race Report IRONMAN 70.3 World Championship
No sé por dónde partir. Pero creo que lo más importante ahora es agradecer el eterno apoyo que me han entregado a lo largo de todo este proceso. A pesar de que no estuvieron conmigo físicamente, los sentí y escuché a todos en cada tramo de la carrera. Sin ustedes, ¡cruzar esta meta era imposible!
Como saben y se los he mencionado a varias, soy una persona ultra ansiosa y nerviosa, me cuesta mucho controlarlo, imagínense ahora para el mundial… pero hoy, todo fue diferente, estaba muy relajada y tranquila, disfruté cada segundo desde que sonó la alarma hasta que llegué a la línea de partida, porque francamente no podía creer que AL FIN había llegado el día e iba a compartir salida con las mejores triatletas del mundo.
Cuando la organización envió los detalles del circuito, estaba muy segura de poder alcanzar las 5 horas y estaba lista para hacer eso, de hecho, según los entrenamientos que hice en Chile y según las planificaciones, estaba listo eso, pero lamentablemente se equivocaron con las altimetrías del ciclismo, eran el doble de lo que tenía presupuestado y terminaron siendo alrededor de 850 m de desnivel.
Y el trote era “rápido” supuestamente, pero tenía una subida de 5.5 km bien inclinada y seguida sin plano para agarrar vuelo, sin soltar en ningún momento, un par de planos y bajadas y unos repechos malditos que quemaban bastante las piernas. No era una carreta tan “rápida” como nos habían dicho, pero que importa, me dije a mi misma “estoy en un mundial, ya clasifiqué, sea corta la carrera, sea larga, sea inclinada, sea plana, haya mejores atletas que en el mundial del año pasado o no, tengo que terminarla como sea y preocuparme únicamente de “my lane, my pace”.
Antes de meterme al agua: estaba con dos chilenas, mi hermana y Charlie. Sacándonos fotos con la bandera de Chile y tirando la talla muy tranquilos. Se nos puso la piel de gallina porque mientras elongábamos y nos poníamos los trajes, al frente nuestro paso Daniela Ryf, una de mis ídolos, verla pasar a un metro de mí fue DEMASIADO emocionante, un boost de energía heavy.
Ver a cada atleta elite en la línea de partida fue increíble. Mis ídolos que sigo en Instagram y que me inspiran mucho, estaban a metros míos, ultra focalizadas y con el objetivo de salir campeona del mundo. Lo único que quería era llorar de emoción al verlas, porque son mujeres muy power y pucha que inspiran en este deporte.
Luego de eso nos fuimos a encajonar para partir el nado, nos ponían en orden por categoría, cada categoría tenía un color de gorra diferente. El mood entre TODAS las mujeres era también ultra emocionante, todas bailando, todas saltando, todas sonriendo, todas aplaudían, o sea, que manera de relajarme en un ambiente así, había que puro gozar, era imposible pasarlo mal en una línea de partida así!
Estaba a segundos de partir, me puse en mi power position, manos en la cadera, miré al cielo, respiré tranquila y me dije a mi misma “estoy en el mundial, estoy a punto de partir, vamos Vic, con todo a disfrutar de este tremendo día”.
Justo antes de meterme al agua, miré para alado y estaba mi hermana y Charlie, mejor boost energético a segundos de meterme al lago. Los saludé, les grité y me volví a despedir una vez más.
Ahí estaba unos segundos después, esperando el bocinazo para partir al nado, concentrada en el agua y en la boya de al frente, en nada más.
¡Suena el bocinazo y al agua pato! El nado siempre SIEMPRE lo veo como una especie de calentamiento, más bien mental. Es el lugar donde busco la calma, me concentro, me enfoco en respirar y fluir con el agua. El nado suele ser un fuerte mío, me sentí muy fuerte nadando, iba muy bien al principio de hecho, tenía presupuestado nadar en 32 minutos, pero aproximadamente en la mitad de la carrera, topamos con la categoría 50-55 que habían largado antes que nosotras…. Tratar de pasar a este gran choclón fue muy difícil, se ralentizó mucho la cosa, pero que iba a hacer, trate de pasarlas de a poco, pero sin desesperarse, sin quemarse y evitando a toda costa una patada en la cara porque eso realmente puede arruinar la carrera completa, costó, pero se logró.
Seguí nadando, nadando y nadando, de a poco empecé a visualizar esa famosa escalera para salir del agua con la alfombra roja de Ironman, ¡salir de ahí fue un sueño! Además que salí de ahí y a las primeras personas que vi fue al frente mío, a Charlito y a mi hermana ¡gritándome como NUNCA! ¡El famoso “vas bien, vas bien!”.
Salí del nado y caché que lo había hecho en 34 minutos, 2 más lentos de lo que tenía planeado, pero ¡CHAO! Cambiar la página y enfocarme en lo que venía: Hilly bike circuit.
El ciclismo: que circuito de ciclismo MÁS DURO, unas subidas, unas pendientes inclinadas a más no poder. Este circuito no soltó NUNCA, desde el km 1 al 90. Era un circuito muy fuerte, perfecto para quemar piernas. El ciclismo es una de las disciplinas que me cuesta, la amo, pero de los 3 deportes es el que en general más me cuesta. Me subí a la bici y eché a andar la máquina fuerte, me puse a pedalear como loca, a un ritmo y velocidad obviamente que había manejado previamente en carrera. ¡Pedaleé, pedaleé y pedaleé! Apretaba en los planos y en las subidas me paraba sobre los pedales y trataba de mantener un ritmo constante, sin bajar mucho la velocidad. Los primeros 45k logre promediar 34km/hr. NUNCA había promediado esa velocidad por tanto rato y eso que el circuito era subida, bajada, subida, bajada y así, sin parar, sin soltar.
Sabía que este ritmo era difícil de mantener por 90k, sobre todo en un circuito de colinas como este, además que pensé que los primeros 45k eran los más duros, pero no, los segundos 45k eran aún más exigentes!
La primera mitad tenía mucha subida, pero eran subidas con pendiente media pero largas… la segunda mitad eran subidas cortas, pero MUY inclinadas… una tras otra. Y algunos planos que había entremedio eran exquisitos para agarrar vuelo, pero al abrirse el campo, pegaban unas rachas de viento bien fuertes en las que tenía que afirmarme bien del manubrio y las piernas no lograban descansar lo suficiente.
El circuito fue PRECIOSO, unos campos soñados, una cantidad de gente alentando increíble… en el km 50 aproximadamente me encontré con un grupo de adultos mayores cada uno sentado en una sillita de ruedas, con carteles y acompañados de enfermera, haciendo barra como nunca y aplaudiendo (se veía que eran de un hogar) fue demasiado lindo, inevitable que se cayera una lagrimita.
Fue ahí donde el circuito fue apretando cada vez más. Cuando iba en el km 85 y creía que ya estaba lista, apareció una pendiente de 1.5km con 9% de inclinación, ¡que manera de apretar!
Después de esto un planito y luego otra subida parecida, pero sabía que era la última antes de entrar a la zona de transición del trote, ¡así que le metí power! Entrando a la zona de transición uno alcanza a ver la meta y el estadio, otro boost energético para seguir metiéndole. Además, que me bajé de la bici y ahí estaba, mi hermana y Charlie gritándome como locos, Rodrigo (un compañero del team) gritándome como enfermo y otros chilenos más ¡alentándome a fondo! Y yo ultra feliz, ultra emocionada y muy orgullosa del ritmo logrado en el pedaleo. Hice el mismo tiempo que en Pucón (2 horas 47 minutos) pero este circuito tenía el doble de altimetría, es decir, pedaleé mucho más fuerte y sé que en un circuito de ciclismo como Pucón o incluso más plano, puedo bajar las 2:40 de la bici, así que me sentí muy feliz con el rendimiento aquí, mis piernas anduvieron muy fuertes y aguantaron muy bien! Además, que no me esperaba que me fuera tan bien en este circuito ¡para nada!
Llegó la tercera y última etapa: el running. a esta etapa en Pucón llegué fresquita… acá en el mundial con un circuito de pedaleo como al que me enfrenté, las piernas llegaron mucho más quemadas de lo que creí, pero estaba claro que iba a ser así. El running es mi más fuerte en este deporte, exploto todo. El circuito era de dos giros y la primera mitad de cada giro tenía una subida eterna. Me costó como 8 km agarrarle ritmo al trote, las piernas estaban bien quemadas y el inicio del circuito del trote no ayudaron mucho a soltarlas. Pero siempre enfocada ¡esto era lo último!
En el km 8 me comencé a soltar más, empecé a sentir muy bien mis piernas y ahí me puse a correr como loca. En los planos iba a un ritmo de 4:20-4:30, algunos kms salieron en 4:15 y en las subidas trataba de mantenerme bien constante. pero era difícil mantenerlo bajo 5:15-5:30, por la inclinación, me concentraba en la respiración y en puro aguantar. Suelo ser fuerte en las subidas y así me sentí, sobre todo en el segundo giro al trote. En este giro me sentí MUY fuerte, estaba a 10 km de LA META.
En esta segunda vuelta se me cayeron las lágrimas, en varias partes del tramo porque de verdad no podía creer que iba a ser una “Ironman World Championship Finisher”. Corría y corría, sentía a mis papás gritando ¡y eso que no estaban! Sentí a mis amigas gritando, sentía a mi abuela Inés ahí presente ¡sentí el aliento de todos! ¡Fue realmente emocionante! ¡Nuevamente mi hermana y Charlie corriendo y alentándome! ¡de un lado a otro! ¡De verdad que era imposible no llorar ni emocionarse!
Fue en el km 18 donde más me emocioné, estaba por dar la vuelta a la plaza y sabía que eso significaría esa última recta previa a la meta ¡Qué manera de correr y correr! En ese tramo recordé tantos momentos de este proceso tan lindo, pero tan duro que de verdad se me caían las lágrimas.
Zona de meta, agarré la bandera y corrí como loca, levanté bien los brazos y ¡celebré como si hubiese salido campeona del mundo!
NUNCA me había emocionado tanto ¡fue una meta increíble! La alfombra de Ironman que siempre veo en la tele, esa alfombra que el año pasado la veía en la transmisión del Mundial de Kona (larga distancia) y St. George (mundial 70.3) y no podía creer que YO estaba parada en esa alfombra que tantas veces había visto en la tele, se me apretó el corazón, la carrera entera la verdad andaba con el corazón así, porque hasta ese día no podía creer que estaba en esas circunstancias, pero sobre todo, en esa meta.
IMPOSIBLE estar más feliz, es mi segundo IRONMAN 70.3 y además en un MUNDIAL. Llevo un año y medio metida en este deporte, y sé que tengo muchísimo más potencial que explotar. Feliz con el tiempo logrado y feliz de haberlo bajado 7 minutos. ¡Que experiencia más inolvidable, seguimos procesando todo lo vivido, pero fue un espectáculo! Espero de verdad que este no sea ni el primero ni último.