Historia de Tiempos


El viernes salimos con un amigo a correr temprano. La idea era hacer 14 ó 15 kms. Le dije que fuéramos por Vespucio hasta Manquehue con Escriba de Balaguer, y que desde mi casa son 7,5 kms más o menos. Ya en Vespucio yo marcaba con mi reloj lo que más o menos creía podía ser 1 km. Segundos después sonaba el reloj de mi compañero de trote, un Garmin 405, indicando el kilómetro. Le conté que tenía medido cada km el circuito desde Martín de Zamora con Vespucio hasta donde íbamos y que bajando por Colón hasta el inicio donde empezaba la medición de cada Km era aproximadamente 1,8 km. De vuelta me dice "tú usas el GPS de los pobres" lo que me hizo recordar mis historias de relojes... ¿Cuántos he tenido?

Como todo niño normal el tiempo no era algo que me preocupara. Como vivía en Iquique, tampoco me daba cuenta de las estaciones del año, sólo que las vacaciones significaban una cosa: playa en la mañana, almuerzo y playa en la tarde. Eso hasta que ya viviendo en Santiago por inicio de los ´80 me compraron mi primer reloj digital: un Casio F-30. Tenía 3 botones. Uno para la luz, otro para ajustar la hora y otro para ver la fecha que no se leía junto a la hora, además de alarma. Otra cosa era que tenía una pestaña que se ennegrecía indicando que era pm. Era muy básico.

Cuando salíamos a correr largo había que ver la hora de salida y la hora de llegada y da ahí sacar el tiempo real, es decir, si salía a las 3:30 pm y llegaba a las 5:10:15 pm significaba que había corrido 1 hora 40 minutos y 15 segundos.

Así estuve hasta que para mi cumpleaños del año ´87 mi papá me regalo un Casio con cronometro y lap, pero el lap no te mostraba la vuelta, sino que el acumulado total, por lo que había que sacar cuentas rápidamente para ver en cuanto había sido la vuelta. Por otro lado, mi entrenador, Patricio Rossel, tenía un cronometro Seiko que medía cada vuelta por separado y el que encontraba una maravilla, dicho de otro modo, cronómetros tal como los conocemos hoy, pero a pesar de todo yo estaba feliz con el mío. El pulso se tomaba al final de cada trabajo y se sumaban un par de latidos para hacerlo más "certero”. Imagínense el problema que se generaba al hacer repeticiones con pausas de 45 segundos y si uno llegaba en 3 minutos 33 segundos y peor aún, lo que significaba descansar sobre un acumulado, por ejemplo: 26:43!!!

Pero eso no era problema, era lo que había y lo más importante es que servía. Mientras corría o marchaba en la siguiente repetición o bien en la pausa sacaba la cuenta de lo que había hecho en la vuelta. Al terminar la repetición anotaba en el suelo (recuerden que antes las pistas eran de cenizas), el total y luego el tiempo de la repetición. Terminado veíamos como había sido el trabajo. En las competencias de atletismo los jueces no dejaban usar ningún elemento que marcara el ritmo, por lo que había que correr sin reloj. Pero afuera estaba Patito Rossel cantando cada vuelta y todas las instrucciones para la carrera. Así paso el tiempo hasta inicios de los noventas, cuando a Mario Avillo, profesor del San Ignacio y también atleta, unos amigos de él le habían pasado unos relojes sin hora y sin medición de tiempo: eran los primeros Polar que llegaban, uno que te mostraba el pulso instantáneo y otro mucho más "sofisticado" con alarmas de baja y alta. Querían ver si podía servirle a los atletas. Qué tal… Ahora parece indispensable tener uno. Aunque puede parecer ridículo, ese tiempo existió.

Posteriormente me compré mi primer Polar, un Accurex NV (night vision) que no tenía memoria. Para pasarlo al pc (sí es que tenías) había que comprar el interface que era bastante caro. De ahí hasta ahora son más lo que han pasado por mi muñeca: Protreiner XT, Polar S410, un RS100, un CS 200c para la bicicleta con velocidad, cadencia, pulso, etc. Tengo un IBike que mide potencia, distancia, tiempo, pendiente, etc. Y el último juguete: un Garmin 305 con todo lo que mide: distancia, velocidad, altura y un largo, etc.

Pero como este es un artículo educativo quiero quedarme en mi primer cronómetro, ese que no tenía pulso, ni tiempo por vuelta y mucho menos que te midiera la distancia. Ese donde entrenar era realmente un arte, donde tenías que sacar el ritmo según cómo te sentías de piernas. Donde ocupabas la cabeza en sacar tiempos vuelta a vuelta y que según el tiempo que corrieras podías sacar la distancia, en fin, con lo que entrenar era entretenido. Por eso, cuando mi amigo me dijo "tú usas el Garmin de los pobres" pudo decirles que fui muy, pero muy "pobre" y que así eduqué mi ritmo y percepción de tiempos, de distancias, de umbrales. Hoy tenemos la posibilidad de tener “juguetes” como Super Relojes para ver lo que sea. Pero son sólo eso, juguetes, olvidando que en el deporte hay una sola cosa con la que logramos esa puesta a punto o esa máxima performance: ENTRENAR DÍA A DÍA.

Por Juan Pablo Canevaro (Mayo ´11)

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Compadre, yo tambièn tuve ese mismo Casio F30...què tiempos aquellos!!...antes del casio, te acuerdas que tomabamos los tiempos con los segunderos del reloj?..en los 100 y 200 metros planos..què tiempos maestro, me acordè de mis epocas de atletismo en el colegio!!
Saludos

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