Héctor Rojo: IM Brasil 2012

Ya pasó el Ironman Brasil 2012…Y ahora qué?

Más que un race report quiero compartir mi experiencia al terminar mi tercer Ironman en Brasil 2012. Pido disculpas por ser autorreferente, pero creo que viene al caso para complementar mejor este reporte. El 20 de diciembre de 2011 me operaron de una fractura (placa metálica incluida) a la clavícula post feroz costalazo en bici que me dejó fuera del Medio Ironman Pucón y guardado durante prácticamente dos meses sin entrenar. A fines de febrero empezó mi carrera contra el tiempo para llegar en mediana forma y afrontar el Ironman en Florianópolis. En el período post accidente tuve muchos llamados telefónicos y mensajes en las redes sociales, apoyándome para salir adelante. Sin embargo,también no pocos mensajes negativos, sobre todo de aquellas personas alejadas de la actividades deportivas. Varios fueron aquellos que hacían alusión a la edad, a los peligros del deporte, hasta cuando tanto costaleo, que me conminaban a dejar de lado la práctica deportiva.

En mi fuero interno nunca hubo duda de que de esta tenía que reponerme y afrontar el gran desafío que tenía por delante. Todos saben que lo más duro de correr un Ironman es el entrenamiento, y en mi caso, con la presión del poco tiempo que me quedaba. Sabemos también que el Ironman es un gran desafío físico y mental, en el que por esencia se cultiva la capacidad para superar obstáculos.

Finalmente vino el viaje a Florianópolis, una estadía muy cómoda en manos del equipo de Ken Glah (recomendable) y ahí estaba yo finalmente en la playa de Jureré junto a otras 2000 almas frente a la playa esperando el pitazo para partir.

Agradecía una vez más al Altísimo por haberme dado la posibilidad de estar en la partida ese día domingo 27 de mayo a las 7 de la mañana y sólo le pedía una ayudita más durante las 12 horas que preveía que podía terminar la prueba para mi.

Durante el nado de los 3800 metros todo bien, a pesar de uno que otro manotazo y patada, nada grave, feliz me veo corriendo por la playa al enfrentar segundo giro y terminando en 1:12:30. Transición rápida de aproximadamente 6 minutos y a pedalear se ha dicho.

Los primeros kilómetros fueron excitantes viéndome correr entre tanta máquina pro y con las pulsaciones un tanto altas. Recién íbamos en el km 40 cuando empieza la pesadilla, un pinchazo de la rueda delantera con un clavo que parecía miguelito.

No lo podía creer, tan mala pata. Me tranquilicé un poco, ya que llevaba espuma reparadora. Me bajé rápidamente a aplicar el remedio, pero fue peor que la enfermedad… La cuestión saltó por todas partes y se salía por el hoyo del pinchazo… La cosa se venía mala. En mi fuero interno luchaba contra la desesperación, la angustia y el estrés de ver como se me iba el tiempo. Esto, agravado por el hecho de que con los nervios no podía despegar el tubular de la rueda, se me resbalaban las manos tratando de destornillar el catridge del CO2, en fin, hecho todo un atado. De la nada apareció un tipo fuera de competencia que me ayudó a montar el tubular de repuesto y a arreglar la válvula que filtraba aire al inflar nuevamente. Finalmente pude seguir, pero estuve a segundos de mandar todo a la mierd… entre garabatos de grueso calibre que iban y venían.

Moraleja: Aunque tu mecánico te diga que el repuesto no tiene problemas, revísalo y móntalo igual como si fueras en carrera y veras cómo aparecen detalles impensados.

El resto de la carrera fue tratar de ganar tiempo perdido (craso error, el tiempo que se pierde se perdió no más) pedaleando a presión cosa que después pagué en el trote. Me bajé a trotar después de 6:36 hrs de pedaleo (incluyendo los 30 a 40 min que me tomó reparar la rueda). Correr fue duro, los mareos llegaron antes del kilómetro 21, así que la estrategia era caminar, comer, reponerme y volver a correr hasta poder llegar a la meta. Finalmente pude llegar a punta de galletas saladas, Coca Cola y plátano.

Amigos, a pesar de las dificultades pude llegar después de 12 horas y 44 minutos. Fue una experiencia extrema donde se me puso a prueba desde mucho antes de que llegara a Floripa, estuve a punto de abandonar por situaciones fuera de control, pero tuve la capacidad de reponerme y aplicar plan B (menos mal que el abecedario tiene como 25 letras más). Es mi tercer Ironman, pero fue como si hubiera sido el primero, de cada uno he aprendido algo y Dios sabe cómo en éste se me puso a prueba. Pude afrontar la adversidad y he salido fortalecido y doy gracias por ello.

Así también agradezco a tanta gente que estuvo pendiente de este proceso antes, durante y después de esta prueba, a mis entrenadores del Triatlón UC y muy especialmente a mi familia y esposa que corrió su propio Ironman estando pendiente de mi durante tanto rato y cruzando conmigo la meta tan emocionada como yo.

Bueno… Ya pasó el Ironman Brasil, ya pasó la ansiedad del entrenamiento y competencia, y… ahora…qué?

Héctor Rojo
Triatlón UC

_{Fecha de la carrera: Domingo 27 de mayo de 2012}

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