Marcela Urrutia: IM Cozumel 2011

Me levanté el jueves en Cozumel… Una isla preciosa… Isla de las golondrinas y lugar sagrado para los Mayas, donde adoraban a Ix Chel, la diosa del amor y la fecundidad… El calor que me preocupaba no fue problema gracias a los trabajos de rodillo en el globo de la piscina y unas clases de bikram, recomendación de Juan Arrasate. Me sentí muy cómoda a pesar de transpirar litros por hr… Troté temprano y me fui a probar la ruta. Hice unos 40K para sentir bien la bicicleta, ya que mi entrenamiento fue 98% en rodillo!! y terminé el día nadando un poco en la playa del hotel. Increíble el color del agua, la cantidad de peces que se cruzaban y lo mejor de todo, tibia.

El viernes eterno, descansar y descansar. Terrible si se piensa con un día de playa precioso afuera y en un hotel todo incluido!!

El sábado los últimos toques, un poco de cada cosa, entregar la bici, dejar todo preparado y a dormir.

16 semanas de entrenamiento y por fin estaba ahí, caminando al muelle para meterme al agua y esperar la largada. Se vienen tantos pensamientos, que es como si en ese momento todo el proceso que significa entrenar un Ironman se hiciera tangible y una voz interna te dijera “lo diste todo, confía y vuela…”

Salí del agua no muy cómoda, porque sentí que me perdí varias veces. No veía las boyas con tantas gorras naranjas!! Por suerte salí en un tiempo que estaba dentro de lo esperado, para ser sin traje. Ya en la ruta, me costó hacerme un espacio. Tuve que pasar mucho para llegar más o menos al segmento que me corresponde. Esa es una de las grandes desventajas de nadar malito!! Y en eso estaba llegando al K60, miro la hora… Bien!! Puedo apostar por las 5:30!! No alcanzo ni a pensarlo mucho y siento la rueda de atrás rara… Nooooo!!! Me bajo, echo la espuma, se infla bien, sigo… A los 2k otra vez desinflada. Ahora tenía que cambiar el tubular… y por desgracia no atiné a sacar la extensión (la rueda era la 1080) y cuando tiré se quebró en la parte que enrosca… Ahí quedé y lo único que se me ocurrió fue caminar y llegar al próximo puesto de abastecimiento. Dos mecánicos de moto no pudieron ayudarme y tampoco volvieron. Caminé mucho rato y de pensar que ya no me interesaba terminar la carrera si mis sueños de clasificación se habían esfumado, de llorar de impotencia… Pasé al convencimiento de que todo el entrenamiento, todo mi esfuerzo merecían respeto. Que mi cuerpo preparado para la prueba no podía quedarse así… Correr un Ironman, tal vez a algunos les dé risa, para mí es una experiencia casi “mística”… Es haber entrenado el cuerpo y la mente varios meses antes, para que el día de la carrera ojalá se conjuguen todos los elementos a favor y como dije antes, dejarse volar… entrar en “flujo”. Pinchar, que se rompa algo, es parte de lo que puede pasar. Por suerte, antes de llegar al puesto siguiente, afuera de un hotel, había un grupo de alemanes que se acercaron y no sé ni cómo nos entendimos, creo que en mi desesperación hasta alemán entendía!! Me prestó Hannes una rueda y mi 1080 quedó ahí!! Miro por primera vez el reloj… más de 3:30 de ciclismo y yo en el km sesenta y tanto!!! Sin pensarlo más, agarré la cola de la carrera… y sólo quería bajarme a correr…

Terminé triste por saber que estaba bien preparada y no se dio que peleara por lo que quería. Clasificar va a seguir siendo un sueño pendiente, pero saber en carne propia que en este deporte que me apasiona, así como en la vida, no todo resulta siempre según lo planeado. Cuando eso pasa no debe quedar otra alternativa que decirse ”HAY Q’ECHARLE PA’ELANTE NO MA IÑOR”.

Con cariño para todos,

“La Marcelita”

Marcela Urrutia
Cat. 40-44

Volver