Ricardo Sohrens: IM NZ 2013


Esta aventura comenzó hace casi un año atrás cuando mi señora Lorena (a quien le agradezco todo su apoyo y comprensión), me dio permiso para correrlo y me inscribí rápidamente y planifiqué el año para realizar los entrenamientos.

Nos embarcamos el sábado 23 de febrero en LAN, el vuelo perfecto, llegamos a Auckland, recorrimos un par de días y nos vinimos a Taupo el miércoles a medio día, no fue tan complicado manejar por el otro lado del camino.

Ya en Taupo nos encontramos con Rodrigo Ballivián y Gonzalo Pérez, nos sacamos unas fotos de rigor bajo el arco donde finaliza la carrera fuimos a la “expo”, la que no tenía todo lo que quería comprar pero igual me las arreglé para gastar algo, retiramos las bolsas con números, tatuajes y otros. Después participé en la charla de los “Novatos”, fue interesante y algunos consejos bien útiles, sobre todo el de tomarlo con calma y no apresurar las cosas, no es necesario y el otro que ya no tenía para que nadar, pedalear o trotar, que durante el día siguiente no hiciera nada, nada de nada, obedecí completamente.


Ricardo Sohrens, Gonzalo Pérez y Rod Ballivián probando la meta

Dentro del sin número de cosas destacables de la organización quisiera destacar los siguientes detalles que me parecieron muy buenos:

  • El día de la inscripción te regalan una silla plegable, muy útil para tu acompañante el día de la carrera.
  • La cantidad de voluntarios que te acompañan y ayudan durante todo el proceso.
  • La hospitalidad de los Kiwis, disfrutan la carrera tanto o más que uno, es un orgullo para la localidad de Taupo tener este evento, sería bueno sentir lo mismo en Piedra Roja y Pucón.
  • No te marcan en la mañana te entregan unos tatuajes autoadhesivos con tu número.
  • Finalmente muchos jueces controlando el drafting.

En la tarde fuimos a la tallarinata, la que estaba repleta pero bien atendida, con un buen show Maori, haka incluido y una charla técnica donde le dieron bastante énfasis al drafting.


Tallarinata con Haka

Día de la carrera

El despertador sonó a las 4:45 y me levanté de inmediato, había dormido bastante bien, me estaba preparando el desayuno y se me quemaron las tostadas, salió tanto humo que empezó a sonar la alarma de incendio, se despertó la Lore, habríamos puertas y ventanas y la alarma seguía sonando. Una vez finalizado el numerito terminamos de desayunar y partimos para estacionar el auto lo más cerca posible, cierro el auto y me doy cuenta que dejé las dos bolsas de las “especial needs” al lado de la puerta, vuelta a buscarlas por suerte estábamos sólo a minutos del hotel.

Ya en parque cerrado voy a instalar las últimas cosas en la bici y a inflarle las ruedas, como estaba obscuro se acerca un voluntario con una linterna para que pudiera verificar la presión de los neumáticos (que detalle), de ahí a entregar las especial needs y camino a la partida. La mañana estaba muy tranquila, buena temperatura y el lago como una mesa de billar, a las 7:45 largan los pro y 15 minutos después el resto, no se producen aglomeraciones y empieza todo a fluir calmadamente, llevaba un buen ritmo de nado y la jornada recién estaba empezando, cuando habían transcurrido unos 30’ a 40’ me perdí, estaba entremedio de las boyas y un Kayak me indicaba la dirección a seguir, era derechito al sol, ahí se veían cientos de gorras y brazos aleteando, retome el rumbo y sin desesperar me decía, da lo mismo hacer 10 ó 20 minutos más que el plan, es tu primer Ironman tienes que disfrutarlo y terminarlo. Seguí nadando vinieron las 2 boyas grandes y ahora ya estaba en el camino de vuelta, no revisé el cronómetro ninguna vez, me seguía diciendo que no importaba el tiempo y que había que avanzar brazada a brazada. Llegó la hora de salir del agua y cuando vi el reloj… 01:09:40 mucho mejor que lo esperado, así que muy contento corrí a paso tranquilo los 500 metros para llegar a las carpas de la transición, ahí unos voluntarios muy cooperadores me entregaron mi bolsa y me ayudaron con el traje y otros.

Salí de la transición en 10 minutos, me subí a la bici y durante los primeros 500 metros empecé a mirar para todas partes buscando a mi señora, ahí estaba más linda que nunca alentándome como siempre, muchos me pasaron muy rápido, pero muy rápido, me dije “malos pal agua, jeje” los primeros kilómetros son todos en subida con una buena pendiente, el asfalto es muy rugoso, más que el de Pucón y ni un solo hoyo, así que tranquilo fui subiendo. Había un grupo compacto que avanzaba a ritmo constante, pero cuando llegamos al plano nos empezamos separar y aparecieron unos jueces que te gritaban en inglés (era que no) o adelantabas o te alejabas, dejé que me pasaran, de ahí me mantuve muy concentrado hidratándome con isotónico y a una velocidad de 30-32 k/hr con cadencia de 80-90 rpm, en las bajadas aproveché el máximo la pendiente para alcanzar la mayor velocidad sin exigirme, cuando llegué a los primeros 45 km llevaba 1h 32min, más rápido que lo planificado, pero el retorno tenía mas subidas que bajadas, los segundos 45 km fueron entretenidos, me sentía bien y estaba disfrutando toda la experiencia, me acordé de varios de los consejos que medio un gran triatleta, Carlos Valdivia, quien sabe mucho de estas lides. De vuelta en Taupo, había mucha gente apoyando a todos los triatletas, volví a ver a mi señora así que más ganas de seguir pedaleando, ya sólo quedaban 90 km y los segundo 45 km habían sido en 1h 40min, de acuerdo al plan. En la segunda vuelta hacía mucho calor, por lo que la hidratación era muy importante, principalmente con isotónico, el que después de un rato me satura, así que también sacaba caramagiolas de agua o Coca Cola, comer plátanos y barritas de cereal y uno que otro Gel, pasé a sacar la bolsa de las especial needs donde tenía un sándwich de jamón con queso y una botella de leche con café. Fue bueno cambiar los sabores y comer y tomar algo distinto a los geles e isotónicos. Del 90 al 135 el calor era intenso y se notaba, pero llegando a esa parte de la carrera ya sólo queda devolverse pedaleando y había hecho 1h 42min, un poco más sobre el plan.


Disfrutando en la bici

Durante la segunda vuelta los jueces seguían haciendo su labor y me tocó ver bastante gente en los “penalty box”, cosa que no me había tocado en ningún Pucón ni en otras carreras. Los últimos 45 km se hicieron más difíciles, ni decir del 160 km al 180 km, el camino tenía un par de subidas y yo lo único que me repetía era, “ok esta es la última y de ahí todo es de bajada”, pero venía otra y otra subida, esta fue la parte más difícil de la carrera.

Al llegar a parque cerrado te recibían la bici y recién ahí te puedes soltar el casco, te entregan tu bolsa con las cosas para el trote, te cambias, te amarras las zapatillas, te llenan de protector solar y sales a disfrutar los últimos 42 km.

El trote eran tres vueltas por la orilla del lago, y estaba lleno de gente animándote, tu nombre está en el número y todos te dan animo, es increíble, ves como muchos de los competidores van caminando, otros pasan con un tranco demoledor, entonces le miras el tatuaje de la categoría y te dices “yo con 20 años menos también”, el problema es cuando pasan los de dos categorías más arriba que la tuya, jajaja. No fue tan duro como me lo imaginaba, la primera vuelta la di de acuerdo al plan en 6 min/km y sólo caminaba en las estaciones de abastecimiento, la segunda vuelta siempre la he considerado que es la más difícil, esta vez no fue distinto, me costó y tuve que bajar el ritmo, bueno en realidad se bajó solito. Cuando me entregaron mi tercer brazalete la cosa cambio, sólo faltaban 14k y me convertiría en un Ironman, el paso seguía igual y el ánimo estaba mucho pero mucho mejor, me impresionó ver algunos atletas recibiendo ayuda del cuerpo médico con ambulancias y todo. En la medida que me acercaba a los 38 km mi paso era más ligero, lo mismo que en los 40 km, lo que me permitió adelantar a un buen número de competidores, ya en los últimos 1.000 metros la emoción era tan grande que mi felicidad era absoluta, seguía corriendo a paso firme y sólo aflojé en los últimos 50 metros para darle espacio al atleta delante mío y poder oír con propiedad “Ricardo, you are an Ironman” y sonó igual como lo había imaginado cientos de veces mientras me preparaba para esta carrera. Fueron meses de pedalear mucho rato, levantarme temprano y salir a trotar o en la bici y pasar frío, pero valió la pena, definitivamente valió la pena.


"Ricardo, you are an Ironman..."

Una vez terminada la carrera te pesan, te alimentas, te entregan tus cosas, retiras tu bici y te vuelves al hotel, bastante adolorido pero contento, yo me demoré un poco menos de 13 horas y el hotel estaba en la misma calle del recorrido de la maratón, después de descansar un buen rato, como a las 15 ó 16 horas de comenzada la carrera me instalé a darle ánimo a los triatletas que todavía estaban en competencia, los que no eran pocos y de distintas edades, sexo y condiciones físicas, ya estaba oscuro y trotaban o caminaban con unas lucecitas y se veían cansados muy cansados, pero todos con el mismo sueño, terminar un Ironman.

Ricardo Sohrens

Fecha de la carrera: Sábado 2 de marzo de 2013

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Felicitaciones Tocayo. Emotivo relato.

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