Tomás Olavarría: Panamericano Vila Velha 2010
Vila Velha: Una experiencia con enseñanzas en mi carrera
Estoy en la partida. Intento sacar de mi mente una extraña sensación de ansiedad y debilidad. Concentrado en mis objetivos. Salir rápido y tomar el grupo de punta. Trato de borrar los millones de comentarios y consejos que todo el mundo te da antes de una competencia, mucho ruido. Se ven todos gigantes, muchos elite, sub 23 y juniors de 19 años. No me asusta, ya he estado en situaciones así.
Al salir de Santiago, no estaba seguro de cómo andaría, mi coach y el técnico de natación me habían llamado varias veces la atención y pensaban que estaba bajo en natación y ciclismo, debido a que hace 2 meses estoy entrenando muy fuerte la carrera a pie, que considero mi prueba mas débil. En triatlón, por lo que me decían, cuando se mejora o entrena más una disciplina, se baja el rendimiento de las otras. Pero esto es un proceso y necesito corregir mis debilidades. Todos tienen algo que decir, y uno tratando de complacer a todos, trata de oírlos y aprender. Curiosamente lo que más me queda grabado que me decían muchos triatletas, era que tenía que estar delgado para competir, que mientras más liviano mejor, incluso me dijeron en Ixtapa que estaba un poco relleno, que tenía que bajar un par de kilos antes de la carrera y listo. Uno (“cabro chico”, como dice mi papá) le hace caso a todos, y al final no escucha a quienes debe, que son tu equipo de entrenadores, nutricionistas, etc.
Llegué a Vila Velha, Brasil, en perfectas condiciones. Había entrenado bien, buen plan nutricional, muchos suplementos, batidos y un tratamiento hiperbárico con AltoLab. Me sentía fuerte, pero me habían plantado el bicho de la inseguridad en el nado y ciclismo. Lo primero que hago es integrarme a un campamento de alto rendimiento en un recinto militar, donde llegué muy nervioso al encontrarme con unos nadadores increíbles como Mathos, Dinitz, Siqueira, Fonseca, Colucci, etc..
Un poco nervioso me meto a la piscina, donde para colmo, como pajarito nuevo, me ponen en la pista de los elite que estaban en el campamento. Pufff... Ahí si que casi colapso… Partimos con un trabajo duro de 600 metros, tipo aguas abiertas, todos juntos, como una partida de triatlón. Para mi sorpresa rápidamente me pongo en punta con un grupo de tres, trabajando fuerte y aguanto muy bien, sintiéndome ni siquiera a tope. Comenzaba a recuperar mi confianza. Siguen trabajos de 200 metros, a los que llego en 2:20, que me da cuenta que estoy fuerte y con muchas ganas. ¡¡¡¡Vamos recuperando la confianza¡¡¡ Salgo de la piscina, me felicita el entrenador de natación, claro que no entendía mucho lo que decía. Hablar este idioma es mucho más difícil de lo que pensaba.
Fue entonces donde cometí un gran error, me puse goloso y quise hacer la mejor carrera de mi vida. Vamos, me dije: bajemos un par de kilitos, y livianito se compite mejor. Para colmo empiezo a darle vuelta en mi cabeza, una y otra vez a todo, al circuito, a los cometarios, a las presiones, a las rivalidades. ¡¡¡Agotador¡¡¡
Dejo se consumir los batidos y me comienzo a alimentar como pajarito, lo justo y necesario, que finalmente no fue ni justo, ni lo necesario.
Suena finalmente la Bocina, salgo muy rápido, paso un gran hoyo que recorre el borde, bajo el agua, con una técnica que practiqué y descubrí antes de la carrera, un patito, y pasarlo nadando, para salir a correr unos 30 metros y nuevamente a nadar duro. Todo parte muy bien, en punta con uno al lado y sólo 2 adelante, escapados unos 10 metros del resto hasta los primeros 100 a 150 metros. Entonces mis errores me pasan la cuenta. Fue como cuando un auto se queda sin bencina. Unos tironcitos y se apaga todo. Brazos muy débiles, sin fuerza, sensación de mareo, todo mal… Salgo del agua mucho más atrás de lo acostumbrado, algo golpeado y desconcertado. Un grupo débil en ciclismo me obliga a mi segundo error, empujar al grupo todo el circuito, para recuperar lo perdido. De alguna forma se logra. Creo que fui el segundo más rápido en pedalear y logro recuperar mi cansancio aeróbico del nado. Salgo a correr con mis objetivos en la cabeza, con muchas ganas de recuperarme. Parto fuerte para definir mi ritmo de carrera, llego al primer kilometro, miro mi cronometro y escucho “Bien Tomy, a 3:20 el primer km, mantén el ritmo”. Pero eso de livianito se corre mejor, puede ser, pero mal nutrido, ni una pluma podría correr. La energía me duró un kilometro, y nuevamente el cansancio, debilidad muscular, mareo, nauseas.
Pese a que llegué 10° lugar del Campeonato Panamericano en mi categoría, con competidores muy fuertes y mayores que yo, llego a la meta muy deprimido. Pude hacer algo mucho mejor, si hubiera seguido las indicaciones de mis técnicos y nutricionistas. Otra carrera que se me va. Odio llegar a Chile sintiendo que decepcioné a todos.
En todas las carreras se aprende algo, todas las experiencias sirven en este proceso formativo. Acá aprendí a que debo filtrar los comentarios, a no dejarme influenciar, a no dejarme presionar, a oir a mi equipo, a alimentarme bien y nunca más quedarme sin combustible, pero principalmente entender que finalmente en la partida, estoy sólo yo.
Tomás Olavarría
te felicito por la madurez con la que enfrentas y analizas tus carreras y resultados. Sigue asi y los exitos llegaran. Tienens que pensar ademas que llegar al Panamericano ya es un logro.