Columnas de Eduardo Araya
Como siempre, el verano se nos vino encima más rápido de lo esperado y la temporada de triatlones ya está lanzada. Inevitable resulta entonces, para quienes ya estamos del otro lado de la acera competitiva, tener una cierta cuota de nostalgia al recordar los tiempos en que intentábamos hacer realidad nuestros más alocados sueños deportivos. Era otra época, donde todo era bastante más difícil y nuestro querido deporte recién comenzaba a crecer y...
Hace unos días atrás me encontré haciendo zapping en busca de algo que estimulara un poco la mente y tuve la suerte de encontrarme con un documental póstumo sobre Uwe Scholz, gran y reconocido coreógrafo alemán.
Tipo intenso y de sensibilidad superlativa a la hora de hacer de la música algo visible, un exégeta que a través del movimiento lograba encausar y dar forma al torrente musical, el cual, las más de las veces, aparece como inasible. Era...
No deja de ser curioso que siendo el triatlón un deporte demandante, sacrificado y caro, tenga crecientemente cada vez más adeptos en todas partes del mundo. Esto, que sin duda es beneficioso, tiene varias lecturas sobre las que vale la pena reflexionar y que exceden a lo meramente deportivo.
En la inagotable capacidad que el ser humano tiene de ponerse a prueba, intentando superar sus límites físicos y mentales, el triatlón asoma como epítome...
Algo debe haber es nuestro código genético que nos impulsa a probarnos una y otra vez en las más diversas áreas de la vida. Es como si la naturaleza emprendedora del ser humano no tuviera límites, como si una fuerza primigenia y poderosa nos lanzara a la aventura, muchas veces incluso a costa de nosotros mismos. Y es precisamente esto lo que resulta altamente estimulante, comprobar que tenemos la capacidad de sacrificarnos en pro de una meta o,...
Salimos a las 7 de la mañana con la firme intención de hacer nuestro último pedaleo largo antes de la magna cita. El cielo despejado y el Sol apenas empinándose por sobre las montañas eran el marco perfecto para dos solitarias bicicletas, que rompían el silencio de aquel tibio amanecer de 1993. Las preguntas se agolpaban en mi mente, seré capaz de aguantar los kilómetros?, llevo suficiente comida?, a qué ritmo iremos?, irá a hacer mucho calor?....