Historias de Triatlón: Esperando al rival


La situación que se describe a continuación es típica. Faltan pocos kilómetros para la meta y detrás de ti viene alguien que claramente es más rápido y al ritmo que viene indudablemente te alcanzará. La posibilidad que te ganen es altísima. Es casi seguro. Lo que ocurre es que el que está adelante se siente derrotado, su mente está en el rival. Voltea reiteradamente calculando si lo pillan o no. Se sale de la carrera. El rival, por el contrario está focalizado. Tiene a la meta y a su presa en el mismo ángulo de visión. Para el es muy fácil regular el ritmo necesario para lograr su objetivo. La motivación está en su máximo. Sin la necesidad de voltearse, no pierde energía.


La situación es crítica, pero no todo está perdido. Hay un truco que a veces da resultados. A mí por lo menos me ha funcionado. Varias veces. El truco eso sí tiene dos partes. La primera es más típica y está descrita en libros y revistas de Triatlón y de Carreras. Consiste en esperar al rival. Bajas el ritmo y el pulso, guardando energía para el remate final. Tu rival no sabe lo que has hecho y viene a su máximo pulso. Cuando se juntan, supuestamente faltando algunos cientos de metros para la meta, él está en desventaja. Él es más rápido que tu, pero al alcanzarte ya logro uno de sus objetivos, está satisfecho y con cierto aire de conformidad. Se relaja un poco. Es probable incluso que pierda algo de motivación. Para ti en cambio, el cayó en tu trampa. Tu motivación y ganas de que el engaño sea exitoso, te llenan de adrenalina. Estas listo para el remate.


Pero si quieres que tus posibilidades de éxito aumenten, aquí viene la segunda parte del truco. Yo lo descubrí por casualidad. Aclaro que nunca lo he hecho intencionalmente y no se si alguien alguna vez lo habrá hecho. Se trata de que puedes ayudar a que el rival se desconcentre y lo pilles desprevenido al momento de empezar el remate. Lo que tienes que hacer es que le digas algo insólito. Algo que lo haga pensar. Basta un segundo de desconcentración y le habrás sacado los 5 metros que necesitas para que no te pueda pillar. Aquí van algunos ejemplos. Insisto y aclaro que en los tres casos se dio en forma espontánea y no fue premeditado. Para mí, son recuerdos imborrables.


Caso 1: Arrasate
Santiago, corría el año 1995. Era el día 5 de marzo y la temporada de verano llegaba a su fin. Había sido una buena temporada: Aculeo, Viña, Villarrica, Lican Ray, Pucón, y Tongoy. Esta era la 7ª carrera y a pesar del cansancio acumulado, tenia planificado ir a Mendoza a comienzos de abril. Era el Triatlón de Santiago. Nadábamos en la Laguna Caren. Salíamos de ahí camino a Viña, retornando en el peaje antes del túnel. Luego girábamos en Vespucio, subíamos la Pirámide y el parque cerrado estaba ahí mismo. No había paso sobre nivel. El trote era por Santa Maria, Santa Teresita y directo a la meta en el Mall de la Dehesa. Me parece que era un poco más largo que olímpico. Inicio el trote 10º en la general y 1º entre los Age Group. Sin nadie a quien pillar y tampoco nadie por detrás a la vista. Pongo velocidad crucero y a disfrutar un trote pesado prácticamente todo de subida. Santa Teresita se hizo eterna. El alivio comienza cuando uno llega al semáforo arriba. Bajada y la meta a un paso. Pero es engañoso, por que de ahí al mall hay 3 Kilómetros todavía. Ya 500 metros dentro del valle, se me ocurre mirar para atrás y como una visión terrorífica aparece una leyenda del Triatlón Chileno: Juan Antonio Arrasate. Esta situación es incómoda. No se la doy a nadie. Faltan 2,5 Km. y un monstruo del trote está a la vista. La reacción natural es apurar el ritmo. Es lo que hago. Llegamos a la bomba y Juan Antonio está a 200 mts. Faltan 1,5 Km. Decido aplicar el Truco. Bajo el ritmo. Me alcanza faltando 500 mts., justo antes de una depresión frente a unas canchas de Fútbol. Me mantengo a su ritmo. Corre fuerte Arrasate. Llevamos 100 metros lado a lado y aplico la segunda parte del truco y le digo jadeando: “Juan Antonio, no me podi ganar”. “¿Porque?” Pregunta. También jadeando. “Porque es mi cumpleaños” le digo. Era verdad, ese día cumplía 34 años. Dicho esto, pego el palo. Cierro los ojos. Faltaban 200 mts. y ese gran corredor que es Juan Antonio no pudo o no quiso seguirme. Mi señora, hijos y mis papás estaban en la meta. Fue un día memorable. Juan Antonio me confesaría más tarde que lo descoloqué y que efectivamente no supo reaccionar. No sabía si lo que le había dicho era cierto o era broma. En todo caso, la venganza es dulce. Y a veces doble. Años después, no recuerdo cuando, me pasaría como un demonio a 200 mts. de la meta en Pucón sin darme la oportunidad de decirle nada. Y yo tenía el comentario preparado. Y me la hizo de nuevo al año siguiente en Pucón. Por Calle Caupolicán a 400 mts. de la meta en la playa pasó como el sabe hacerlo y no quiso quedarse a conversar conmigo.


Caso 2: Bascuñan
Viña del Mar, 8 de enero de 2006. Sólo Amateurs. Salen en punta el Argentino Barrionuevo y Javier Tisi. Más atrás Ariel Magendzo, Alfredo Follonier y Yo. Con nosotros Tomas Medel de la UC. Era un circuito de 10 vueltas entre 14 norte y el Sheraton Miramar. Muy estrecho y muchas curvas. Imposible despegarse. Pedaleamos chupados, pasamos a Tisi que se queda y alcanzamos al Argentino. Seguimos todos chupados. Haciendo esfuerzos porque no pareciera, pero ibamos chupados. Por lo menos no a rueda. Transición y el Argentino sale rápido. Lo sigo cerca pero se escapa. Más atrás Ariel, Folo, y Tomas. Más atrás todavía, Javier Tisi y otro grande del Triatlón Chileno, Rodrigo Bascuñan que nos descontó en la bici y pedaleo sólo. Pongo buen ritmo para defender el segundo en la general. Eran 4 vueltas de 2,5 Km. hacia Reñaca. En los retornos veo que Tisi y Bascuñan me descuentan. Los otros se quedan. Faltando 3 Km. Tisi me pasa muy fuerte. Nada que hacer. Bascuñan se acerca muy fuerte. Decido aplicar el Truco. La parte de esperarlo. Hace años que no se daba. Falta menos de 1 vuelta y Rodrigo me pilla. Se ve agitado. Vamos lado a lado y ocurre lo insólito. Él me pregunta: ¿Como vai?” Seguro intentó distraerme. Viejo en estas batallas. Le contesto “Como tuna. Me siento suelto. Voy muy cómodo. Estoy listo para rematar”. Insólita respuesta para una carrera agobiante. Íbamos a 170 pulsaciones por minuto. Estoy seguro que no era lo que esperaba escuchar. Me mira de reojo, como buscando una explicación y le pego el palo. Faltaban 200 metros. Un orgullo ganarle a Rodrigo. Creo que sólo le he podido ganar 3 veces en la vida. Las otras fueron en Pucón el ’93, eran sus comienzos, y en Viña el ’97. El resto todo para él: varios remates incluidos. Un gran Atleta.




 

Caso 3: Canevaro
Recientemente, en Puerto Velero se dio una variante del Truco. El 8 de septiembre de 2007 se corrió el Medio Ironman en Puerto Velero. Me bajo 9º a correr, detrás de Opazo, Olivares, Uteau, Iriondo, Bobadilla, Rea, Munizaga y Chacón. Antes de 1 Kilómetro me pasa Sepúlveda y más adelante Roberto Rivera. Pero abandona Munizaga, así es que quedo 10º en la general. TOP 10. Importante. Decido defender la posición con todo. A 10 minutos se baja Juan Pablo Canevaro. El trote se efectúa en 2 giros de 10,5 Km. hacia Tongoy. En el primer retorno Canevaro me había descontado algo más de 1 minuto. Vamos bien, pensé. No me alcanza. En el Giro de los 10,5 le llevo sólo 6 minutos de ventaja. Empiezo a preocuparme ya que a ese ritmo perfectamente me podía alcanzar. Último retorno y 50 metros antes de cruzarnos calculo que está a 3 minutos. Definitivamente me pilla. Decido aplicar el truco de esperarlo y cuando nos cruzamos inconscientemente le digo: “Te espero para que lleguemos juntos a la meta”. Era cierto, había decidido esperarlo. Sin duda una frase insólita en mitad de una carrera. De ahí en adelante más bien mantuve el ritmo esperando que me alcanzara cerca de la meta. Algo de energía me quedaba para el remate final. Esa es la gracia del truco. Lo curioso es que el retorno fue muy solitario. Canevaro perdió el ritmo que traía y se murió, según sus propias palabras. Al final le gane por 7 minutos, es decir en los últimos 5 Km. le metí 4 minutos. Yo creo que lo que le dije en algo contribuyó. Nunca lo sabremos. Si te dicen que te esperan, la mente en forma natural se entrega, baja el ritmo. Si te van a esperar no tiene sentido correr tan fuerte. Sorry Cane, fue sin intención. Gran amigo y completo triatleta.


La lección a los triatletas es que debemos estar preparados para todas las situaciones: ser presa y/o cazador. En ambos casos debes decidir la mejor estrategia, para lo cual debes saber cuanto queda para la meta, saber el ritmo del rival versus el tuyo, ponderar bien tus capacidades y tu velocidad de remate. Debes preguntarte muchas cosas. ¿Hay curvas o ángulos cerrados antes de la meta? ¿La meta se ve de lejos? ¿Eres bueno subiendo y/o bajando? Si eres cazador también debes definir tu estrategia. ¿Lo pillas lo antes posible o lo haces sufrir manteniendo una distancia incómoda para él hasta que te decides a rematar? ¿Lo pasas fuerte, a ritmo o te Chupas un rato? ¿Lo pasas Abierto o Cerrado? Finalmente debes cuidarte de las distracciones. Es probable que quieran distraerte. Es legal y es parte del juego.


Por Ricardo Cumplido (Diciembre ´07)


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