Andrés Silva: “La medalla me llena de orgullo”


Race Report Mundial Xterra 2018

Me parece que la última y única vez que escribí un Race Report fue para mi primer Ironman en Brasil 2009, la que fue realmente una experiencia de vida, de esas cosas que no se olvidan nunca. Sin embargo, ahora que lo pienso y hago el mismo ejercicio, creo que vale la pena dejar un testimonio de esta carrera porque también fue muy especial. Quizás la gran diferencia es que lo que más me marcó de esa oportunidad en Brasil fue el proceso. En este caso, definitivamente fue la carrera. Después de leer otros relatos y de asimilar lo que vivimos, estoy seguro de que el mundial XTERRA 2018 será recordado por lo duro que estuvo.

Primero que nada, ni en mis mejores sueños me imaginé que iba a correr un Mundial de triatlón. Quizás más adelante, cuando todos estuviéramos jubilados y así las condiciones fueran más parejas, pero mientras tuviera que llevar a los niños al colegio en las mañanas y sólo poder salir a pedalear fin de semana por medio, es muy difícil ser competitivo en este deporte.

Se requieren tantas horas de entrenamiento que cuando el tiempo es el recurso más escaso, uno se cuestiona si eligió bien el deporte. Pero los sueños se cumplen y cuando uno persevera, tarde o temprano llegan.

Así fue como clasifiqué al Mundial en marzo de este 2018, en el XTERRA Chile que se corrió en San Bernardo. La ventaja de haber pasado de categoría justo este año, y de que todavía no hay tantos triatletas compitiendo en el circuito off road, me dio el cupo para Hawaii. Así, cuando supe que había clasificado, no me demoré ni un minuto en tomar la decisión: había que ir.

MAUI

Me impresionó gratamente esta isla, desde el primer día. El clima, los paisajes, la mezcla del verde de los cerros con el azul del mar me pareció impresionante. Además, no era cualquier azul, era un azul… “Maui”.

Desde el día que llegamos hasta que nos fuimos en el ambiente se respiraba Xterra. Mucha gente entrenando, en la playa, en el hotel donde estaba la expo, en los restaurantes, etc. La ventaja de que en la delegación chilena estuvieran amigos como los Martin y los González, le daban un toque especial a este viaje.

En los días previos traté de acomodarme al horario y de entrenar algo. Pude conocer al resto de los chilenos que estaban allá y sentí que había una muy buena energía en el lote. Un grupo súper joven (yo era de los viejos de la manada) y lleno de futuro. Todos súper talentosos y grandes atletas. Fue inevitable preguntarme qué hacía yo ahí, pero estaba feliz, como perro en camioneta.

LA CARRERA

Pienso que el domingo 28 de octubre va a quedar registrado en mi memoria, difícilmente lo voy a olvidar.

Me levanté temprano y muy tranquilo. Dentro de todo, los años de circo que uno tiene en estas lides juegan a favor, ya que nunca me pongo muy nervioso. O mejor dicho son nervios “adrenalínicos”, que me motivan y me hacen disfrutar las competencias. Siempre he pensado que somos tremendamente afortunados al poder practicar este deporte, tan desafiante y que extrema las capacidades físicas y mentales de una persona. Estar parado en la playa junto a 800 triatletas que habían clasificado en más de 30 carreras en todo el mundo era un privilegio.

Después de himnos y ritos varios, nos lanzamos a un mar que estaba bastante movido. Buena temperatura, pero con hartas olas, especialmente mar adentro. La primera vuelta estuvo bien, pero la segunda fue demasiado agitada. Buena para los surfistas pero mala para nadar. Nunca me sentí muy cómodo en el agua porque además era sin traje, y en mi caso es como si me pusieran unos plomos en los pies. Para colmo, cuando estaba saliendo, la corriente me tiraba para adentro hasta que tuvo que llegar una ola más grande que me revolcó para quedar más cerca de la playa, casi enterrado en la arena.

Algo que me impactó fue que en el agua me tocó nadar los últimos metros al lado de un atleta discapacitado. Era impresionante ver como con un sólo brazo avanzaba igual que varios de nosotros. Máquina.

Hice una transición tranquila, como siempre. Nunca he podido pedalear sin calcetines y soy de los que piensa que los segundos que uno gana no justifican la incomodidad. Vi que Consuelo estaba ahí y que sería de los pocos momentos que me encontraría con ella. Estos circuitos son poco amigables con los espectadores, porque una vez que uno se mete en los senderos, desaparece y no te ven más.

Sabía que se venía una bici difícil y lo habíamos hablado harto, pero nunca me imaginé lo que fue ese día. Al poco andar ya estábamos metidos en el barro y la fila india era interminable. Pensé que duraría poco, pero finalmente fueron varios kilómetros. Realmente era algo inverosímil, difícil de describir. Bajarse de la bici (porque estaba trabada con tanto barro), limpiar horquilla, herradura, cadena, todo. Bajarse porque el barro te hacía pedalear en banda. Y bajarse porque tenías un grupo de artistas caminando delante de ti y no había por dónde pasar. Para colmo, me caí feo un par de veces y en una se me salió la cadena. En realidad, me fui al suelo muchas veces porque cuando tenía que bajarme no podía sacar los pies de las fijaciones. El barro hacía que estuvieran más duras. Al final entre que me reía y puteaba de lo lindo.

Llegar a T2 fue un verdadero alivio, ya ni miraba el tiempo y tengo que confesar que por primera vez lo único que quería era que se acabara esta parte. Normalmente en los circuitos de triatlón disfruto mucho arriba de la bici, pero más allá de que el mountain bike no sea lo mío, esta vez fue una tortura. Así que la sensación de llegar de nuevo al parque cerrado fue de respiro absoluto.

La lata es que cuando me puse a correr, me di cuenta de que el sobre esfuerzo por tratar de pedalear en esas condiciones, también me había consumido las fuerzas. Como dicen mis amigos futbolistas, tenía menos piernas que una foto carné. Así que la adaptación al trote fue mucho más difícil de lo habitual. El circuito era igual de resbaloso y tuve que tratar de ir por los bordes o agarrándome de los arbustos para no caerme. Igual me fui varias veces al suelo pero las caídas eran harto más suaves. A esa altura ya daba lo mismo, la consigna era terminar. Por eso cuando empezamos a bajar por fin vi la luz y aparecieron las fuerzas de flaqueza. Finalmente habían condiciones normales para hacer lo que sabemos y disfrutamos tanto. En esos últimos 4 ó 5 kms pude pasar a varios corredores y agarrar ritmo de carrera. Hasta llegar al último tramo en la playa y finalmente la meta.

Ver a Consuelo, al negro Martin y a Claudia esperándome ahí fue emocionante. Me di cuenta que ellos estaban totalmente conscientes de lo que había sido esta carrera. La habían estado viviendo y sufriendo igual que yo. Terminé en 5:46 y en el lugar 48 de la categoría. Considerando que hace tres semanas había ganado mi categoría en Tricao con cerca de 3 horas (misma distancia), me hizo darme cuenta del nivel competitivo que hay en un mundial y de lo difícil que fue esta versión. Por eso valoro aún más la experiencia de haber estado en Maui, así como también los resultados que consiguieron varios de mis compañeros. Mención especial para Francis que siento no se le ha dado la importancia que tiene su logro.

Me quedo con una sensación de dulce y agras. Sufrí durante una buena parte de la carrera, pero disfruté mucho la experiencia. Quizás con ganas de volver por una revancha, a pesar de que la medalla que me colgué ese día al cuello me llena de orgullo. La gané con un esfuerzo mayor, no sólo en watts y en cabeza, sino que también en coraje. Algo difícil de expresar.

AGRADECIMIENTOS

Sólo me queda dar las gracias porque pude vivir esta experiencia demasiado bien acompañado. Todo el lote que fue a Maui este año, triatletas y familiares, en que como dije, se armó una onda muy positiva. Por supuesto que a la rama de Triatlón UC, cuerpo técnico y compañeros de equipo, que me motivan permanentemente a seguir en esto. A Folo y Trichile, por animarnos a escribir estas líneas. A Merrell, que me apoya en este deporte. A mis hijos y a mi familia, que me acompañaron a la distancia. A los Martin Tapia que fueron en patota este año a Maui, y finalmente a mi Consue, que siempre ha sido mi mejor barra.

Andrés Silva

Fecha de la carrera: Domingo 28 de octubre de 2018

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