Cruce del Canal de Chacao 2015


Era ahora o nunca. Tengo la sensación que cruzar a nado el Canal de Chacao una vez que esté el puente ya no será lo mismo. Por eso no tuve dudas de embarcarme en este proyecto en cuanto se abrieron los cupos (gracias a los organizadores por la invitación). A las 6AM del día sábado 7 de noviembre en la plaza de Puerto Varas esperábamos el bus que nos llevaría al punto de largada de esta gran aventura: Cruzar a nado el Canal de Chacao y así unir el continente con la mágica Isla de Chiloé.

A las 7AM estábamos en el embarcadero de Pargua y comencé a ver caras conocidas. Parecía un triatlón más, con a lo menos una veintena de triatletas entre los 183 participantes. De Concepción saludamos a Moisés Torres y algunos de sus pupilos como Héctor Espinoza, Marta Ruiz, Francisca, Jorge Vega, Ignacia Soto, Jorge Binder y Nicolás Brumm. Estaban los locales Gerónimo Suarez, Rafael Muñoz y Arturo Mieville. De Viña del Mar nos encontramos con Andres Droguett y Attilio Bagnara. También estaba Felipe Iturra, Ricardo Costabal, Edgardo Álvarez, Oliver Lopez y José Miguel Osorio. También me encontré con ex triatletas que no veía hace muchos años como Anthony Montgomery. Estoy seguro que estoy dejando a más de alguno afuera, mis disculpas.

Nos registramos. Recibimos instrucciones y a ponerse el traje de agua para la foto oficial en la rampa del embarcadero de Pargua. Debutaba con mi nuevo traje Sailfish modelo One en la larga distancia. A las 10:15 aproximadamente nos embarcamos en un ferry puesto a nuestra disposición para llevarnos al punto de largada en Punta Coronel a unos kilómetros al oeste de Pargua. Desde ahí serían 3,2 km en línea recta hasta Puerto Elvira en la Isla de Chiloé.

Ya arriba del ferry recibimos nuevamente instrucciones con un plano gigante. Nuestro punto de referencia, donde estaba la meta, eran unos techos blancos justo al frente como mirando hacia el sur. A la izquierda en un ángulo de 25 grados aproximadamente una gran antena. A la derecha en un ángulo un poco menor un gran acantilado con paredes muy visibles de color beige. Nos indicaron que en el último tercio de carrera nos encontraríamos con una fuerte corriente de izquierda a derecha por lo tanto deberíamos nadar en dirección a la antena (muy desviados hacia la izquierda de nuestro destino) para que la corriente del último tramo nos deposite en la meta. Los inexpertos mirábamos incrédulos. ¿Cómo tanto?

Nos lanzamos del ferry para nadar unos 50 metros al punto de partida en la playa. El agua se sintió fría. Nuevamente instrucciones y nos dicen que no hay tanta corriente y por lo tanto no le apuntemos a la torre, sino más bien a un punto intermedio imaginario entre la torre y los techos blancos. Yo calculo un ángulo de 10 a 15 grados de la línea recta con la meta (techos blancos). Con un nivel similar de natación yo esperaba quedarme en el grupo de los triatletas Torres, Suarez, Muñoz e Iturra. Nos pusimos juntos en la largada y conteo final: 10,9,8,…….3,2,1.

Un grupo de 8 ó 9 inmediatamente tomamos la punta de carrera. A los 200 metros saco la cabeza en busca de mis referencias y veo que el grupo va en línea directa a los techos blancos. Estamos mal!! A los 400 metros decido abandonar a mis compañeros de travesía y tomar rumbo de 10 grados a la izquierda, más o menos según las instrucciones. Veo como el grupo de punta se aleja por la derecha y empiezo a dudar si tomé o no una buena decisión. Completado 1/3 del trayecto estoy separado unos 300 metros del grupo que abandoné que van acompañados por un kayak. Yo voy solo. Sin embargo, de pronto descubro una gorra amarilla 50 metros por delante. Al menos uno más tomó la misma decisión mía. Seguimos así un buen rato hasta que lo pierdo de vista.

Miro el reloj cada 5 minutos y hago 3 ó cuatro brazadas y patadas de pecho buscando mis referencias: La antena a mi izquierda, los techos blancos al centro y el acantilado a la derecha. Cada vez tengo que recalcular, ya que la corriente empieza a tirarme hacia la derecha. Intento mantener mi dirección a la izquierda de la meta pero es muy difícil. Completado 30 minutos de trayecto miro para atrás para descubrir que más o menos voy recién en la mitad del trayecto. Esto es más que 3.200 metros pensé inmediatamente. A esta altura ya voy en solitario. Los kayak, Zodiac y Patrulleras están todas a mucha distancia. Y todas a mi derecha.

Faltando 1/3 del recorrido, más o menos 1.000 metros definitivamente la corriente empieza a hacer lo suyo y ya me tiene fuera de la línea de meta. Recalculando estimo llegar a mitad de camino entre la meta y los acantilados. Nado con mucha fuerza en este punto para reducir el efecto de las mareas. Pero es cada vez peor. Pasan los minutos y mis expectativas van cambiando. Me conformo con llegar a los acantilados, que deben estar a 1,5K ó 2K a la derecha de la meta. Me imagino que soy el único perdido y me conformo con ocupar posiciones secundarias. Con 55 minutos de carrera calculo que ya varios han completado la carrera y a mí me falta una eternidad.

Pienso que esto pasó de ser una carrera de aguas abiertas a Duatlón. Finalmente hago pie en una puntilla en el extremo derecho de los acantilados y descubro que lo que parecía una playa de arena es en realidad un pedregal donde es muy difícil y doloroso correr. Decido entonces remontar a nado por la orilla para evitar la corriente. Estoy en eso cuando aparece corriendo/caminando Gerónimo Suarez por las piedras. No sé cómo lo hace pero avanza. De hecho nos vamos un buen tramo en paralelo, él por las piedras y yo por el agua. Sigo pensando que vamos luchando por lugares secundarios.

De pronto, Suarez comienza a trotar más fuerte y deduzco que encontró arena. Decido salir del agua y cuando llego a la arena Gerónimo me lleva 200 metros. Al poco rato comenzamos a encontrar gente que nos alienta. Repetidamente empiezo a escuchar “ahí no más esta la meta” y me pregunto por qué tanto entusiasmo. Cuando escucho un “vas tercero” entiendo por qué. Suarez ya me lleva 300 ó 400 metros y de pronto lo pierdo de vista. Miro para atrás para asegurarme el podio mientras me confirman varias veces mi posición de privilegio. Deduzco que estábamos todos medios perdidos.

Finalmente llego a la meta en 1:17:02 después de nadar por lo menos 4.500 metros y corrido unos 1.000 metros. El ganador fue el ariqueño Jorge de la Cerda de la categoría 18-29 años con un tiempo de 1:03:30. Supongo que era el que iba adelante mío en la mejor línea de carrera de la que tomó el grupo grande. De ahí para atrás puros triatletas como el portovarino Gerónimo Suarez (cat. 30-39) con 1:14:21, Ricardo Cumplido (50+) con 1:17:02, Oliver López (30-39) con 1:23:17, Moisés Torres (30-39) con 1:24:21, José Miguel Osorio (30-39) con 1:25:11 y Ricardo Costabal (30-39) con 1:34:55. Las únicas 2 mujeres en arribar a la meta fueron Carolina Pino (30-39) 1:36:38 y Roxana Pescader (40-49) con 1:54:58.

Sólo 23 de los 184 participantes llegaron por sus propios medios a la meta. Todos tuvieron que hacer el trayecto de correr por las piedras. El resto debió ser rescatado por la Armada de Chile. Algunos por voluntad propia y otros cuantos invitados amablemente a subirse a los Zodiac y a las Patrulleras. Impresionante el despliegue de recursos y logístico de la Armada de Chile que cumplió una fenomenal actuación. Rescatar a 161 corredores en aguas abiertas es una tarea compleja y la Armada la realizó impecablemente. Felicitaciones.

Ya en Puerto Elvira, somos testigos del lamento y frustración de aquellos que no lograron la meta. Todos repiten lo mismo: “No avanzaba”, “La corriente es brutal”, “Salí como a 2K”, “Debimos haber salido media hora antes”, “Debimos haber salido media hora después”, “Las instrucciones no fueron claras”, etc… Sólo les puedo decir que las instrucciones fueron clarísimas y el problema es que casi nadie las siguió.

Ducha, cambio de ropa y a disfrutar de un espectacular Curanto organizado para los competidores y acompañantes. Una sobria entrega de premios con el Canal de Chacao de fondo y con un grupo Folklórico de la zona se hizo el cierre de la jornada memorable. A eso de las 7 de la tarde nos regresan a Puerto Varas y hacemos el cruce de vuelta en la cubierta del Ferry reflexionando de la experiencia vivida y añorando que pase rápido el año para repetir la gracia, esta vez apuntándole efectivamente a la famosa antena.

Hay buenas historias para contarles a los nietos. Esta es una de ellas.

Ricardo Cumplido

Fotos gentileza Desafío Cruce Canal de Chacao 2015

Fecha de la carrera: Sábado 09  de noviembre de 2015

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