Ricardo Cumplido: “Una experiencia extraordinaria”


Race Report Grand Prix Lago Ranco 2018

Tuve el enorme privilegio de ser partícipe de la primera versión del Grand Prix Lago Ranco realizado el reciente fin de semana. Van a pasar los años y podré decir “yo estuve en la primera” o quizás “yo he estado en todas”, ya que sin duda intentaré repetirme el plato todos los años de aquí en adelante.

Principalmente por lo maravilloso que resulta recorrer el borde del Lago Ranco, disfrutando de hermosos paisajes, excelentes caminos, exigente altimetría y buena organización. Además, la distancia es perfecta, 114K de los cuales los primeros 10K se hacen neutralizados para pasar por 5 breves tramos (de entre 100 a 200 metros) de caminos no pavimentados. Una vez superados estos tramos se larga la carrera en serio. Lo divertido es que esos 10 primeros kilómetros se hacen a un ritmo que dejan a muchos corredores igualmente descolgados por las breves pero fuertes pendientes iniciales. El tiempo de carrera se mide por chip, por lo tanto, en teoría da lo mismo si se parte más atrás o mas adelante, pero todos sabemos la importancia en ciclismo de partir con una buena rueda.

La principal característica del circuito es su altimetría. Como pueden apreciar en cuadro adjunto, el circuito prácticamente no tiene sectores planos. A lo más, engañosos falsos planos de pocos kilómetros que igual se aprovechaban para tratar de marcar diferencia, recuperar posiciones y volver a colgarse de pequeños grupos de buenos escaladores que en cada subida se escapaban. Registré pendientes de hasta 16% en varios sectores de la carrera. Como será que las cuestas con 8% parecían fáciles y agradables. Los primeros 20K son probablemente los más suaves de todo el circuito.

Desde que se larga la carrera (después de los 10K neutralizados) registré 103,6K con una ganancia de altura de 1.180 metros, con alturas que fluctuaron entre los 24 a los 161 metros. En el 29 se pasa por el hermoso sector de Bahía Coique. De ahí un par de cuestas complicadas hasta Futrono en el 38, donde se atraviesa el pueblo. Por supuesto el apoyo de Carabineros y banderilleros para mantener cortado el camino aquí se hace más evidente. El siguiente punto de referencia es Llifén en el 59. Desde aquí hasta Riñinahue en el 79 es relativamente plano, salvo por una cuesta bastante dura pero corta. Para muchos la carrera empieza en este punto. Ya sin piernas hay que enfrentar decenas de repechos y subidas que se hacen interminables al menos hasta 5K del final donde casi todo es en bajada.

El pueblo de Lago Ranco es extremadamente tranquilo. No hay mucha oferta ni hotelera ni gastronómica. Eso sí, tiene una de las costaneras más lindas de Chile, 1,5K de un paseo a orilla del lago perfectamente diseñado, limpio, ordenado y con una vista sobrecogedora. En los alrededores del lago hay paseos imperdibles como una visita al Parque Futangue, una vuelta por Futrono, donde si hay una mejor oferta gastronómica, visitar el mirador Piedra Mesa, los saltos del Río Nilahue en el sector de Llifén, entre muchos otros. Pero quizás lo que me llamó más la atención en el ámbito no deportivo fue la variedad de aves en la zona, destacando las bandurrias, aguiluchos, choroyes, el chucao, entre muchas otras irreconocibles. Mi recomendación es venirse un par de días antes o quedarse después y aprovechar de tomarse unas mini vacaciones.

Mis expectativas no eran muy altas en lo deportivo. La falta de un entrenamiento consistente en los últimos meses me tenía preocupado. Sin embargo, una vez inscrito en la carrera hace 30 días no había mucho que hacer salvo aperrar. La motivación extra vino además del testeo que estoy haciendo para Specialized de la Tarmac Expert. Una carrera como esta (por las características del terreno) era el lugar ideal para sacarle el jugo a la Tarmac, probando sus virtudes para escalar, su estabilidad en las bajadas, su capacidad de respuesta a los palos, y las infinitas pasadas de cambios, entre otras variables que estoy evaluando. Como pueden ver en gráfico adjunto, las velocidades fluctuaron entre casi 75 k/h por arriba (varias veces) y muchísimas más a menos de 10 k/h por abajo.

La organización estuvo impecable. La entrega de números el día previo muy bien organizada y entre todo funcionando con fluidez. A las 7PM la necesaria y correspondiente Charla Técnica para aclarar dudas de último minuto. Debíamos llegar para encajonar antes de las 7:45AM para largar a las 8AM. La temperatura en la mañana temprano bordeaba los 7°C, por lo que algo de abrigo era necesario. Pero se anunciaban temperaturas de hasta 14°C a media mañana, por lo que todo el abrigo debía ser eliminable montado sobre las 2 ruedas.

La carrera se inició con aproximadamente 160 pedaleros (había 200 inscritos y cupos en esta primera versión). Inmediatamente se forman pelotones que ayudan enormemente para mantener el ritmo y la motivación a tope. El riesgo de esto es pasarse de revoluciones. Pero ahí está la capacidad de cada uno de leer sus propias sensaciones y decir basta, ya sea para quedarse y dejar que se vayan o ponerle en una subida y buscar seleccionar al grupo. Ir a buscar algo en solitario más adelante es una locura en estas carreras.

En mi caso me sorprendí un poco del punto de partida y los primeros pelotones de punta se fueron inmediatamente. Me colgué al tercero con la sensación de que podría estar más arriba. Al pasar los kilómetros y verificar la dureza del circuito concluí que estaba en el lugar indicado. De hecho, empezamos a recoger buenos pedaleros descolgados de los grupos que nos antecedían.

Como dije anteriormente, mis expectativas no eran muy altas, así es que en general no iba muy preocupado de mis compañeros de aventura y si eran o no de mi categoría (50-59). Poco a poco fui sintiendo que el grupo se reducía y que íbamos quedando los que respondíamos mejor a las subidas. En el kilómetro 50 aproximadamente veo a 100 metros la figura y estilo inconfundible de José Luis Errazuriz (destacado Ciclista y Triatleta) que me había comentado que se había preparado y que iba a pelear por el podio en nuestra categoría. Recién ahí me percato que voy mejor de lo esperado y que puedo estar en la pelea. Una motivación extra me hace subir como avión en la siguiente cuesta y pillo a José Luis que ya estaba a la rueda de otros 2 descolgados. Justo ahí nos tocan de los pocos buenos planos de la carrera y logramos trabajar ordenadamente 1 minuto cada uno para consolidar nuestra posición y para seguir cazando rezagados. En el kilómetro 80 nos pilla un pelotón de 5 ó 6, con quienes continuamos trabajando más o menos ordenados. En un minuto, alguien de la orilla del camino grita nuestra posición: “25”. Era para no creerlo. Estaba dentro del Top 20% de la carrera, sin esperarlo metido con un grupo de avezados y sólo faltaban algo más de 20K. Pero parece que todo el grupo se motivó con el grito, ya que comenzaron a ponerle y comencé a sufrir. Me habían advertido que cuidara las piernas para los últimos 20K, ya que son decenas de cuestas y repechos interminables. Faltando 10K veo como el grupo se va inexorablemente. Miro para atrás buscando ayuda y nada. No había nada más con que luchar. Un último gel para esperar un milagro e intentar defender esa posición. Finalmente llego a meta en solitario con los brazos en alto sintiéndome ganador.

Un comentario en la mitad del pelotón al promediar la carrera me hizo reflexionar si esta era una carrera individual o de equipos. Mirando para atrás uno le dice a otro: “se nos quedó Pelluco”. Inmediatamente viene un “¿Qué hacemos? ¿Lo esperamos? Parece que la respuesta fue “no”, ya que más adelante seguían en el grupo, sin Pelluco. Yo me imaginaba con un buen grupo de amigos trabajando en equipo y disfrutando de un fin de semana en el sur. Sin embargo, por otro lado, y salvo que el grupo de amigos sea muy parejo la verdad es que creo que cada uno debe arreglárselas solito. Son tantos los repechos y subidas que las diferencias de niveles y habilidades son demasiado notorias. Creo que si se trabaja en equipo en este tipo de circuitos todos sufren. El que tiene que esperar se vuelve loco. El que se queda se siente mal por sus compañeros. En resumen, recomiendo planificar un viaje en grupo de fin de semana, pero difícilmente piensen en llegar juntos a la meta.

A continuación, una merecida hamburguesa y cerveza artesanal local en el sector de post carrera. Luego se procedió a la entrega de premios y me sorprendo con un 3er lugar en la 50-59 con un tiempo oficial de 3:24:41. Además me entero de que fui 33 en la general. Los ganadores fueron Pablo Barrera en varones con un tiempo de 2:54:09 y Karla Vallejos en Damas con 3:14:49.

El clima estuvo perfecto. Aunque llovió un poco la noche anterior, la temperatura fluctuó entre los 7°C al salir de la cabaña a las 7:30 hasta los 15°C al llegar a meta casi a las 12 horas. Muy agradable para pedalear.

En resumen, una experiencia extraordinaria. El próximo año me prepararé de mejor forma para luchar por lo alto del podio. Me tomaré uno o dos días adicionales para disfrutar de todas las bondades de la zona. Finalmente quisiera agradecer a Tomás Garcés y Sebastián Noguera, organizadores de la carrera, no sólo por montar una carrera impecable, sino por su amabilidad, preocupación por los detalles y buena disposición con todo el mundo.

Ricardo Cumplido

Fecha de la carrera: Sábado 24 de marzo de 2018

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