Daniel Vergara: IM Cozumel 2011

A principio de año, cuando tomé la decisión junto a mi familia (respaldo fundamental para todos nosotros de hacer mi primer IM, el primer y único objetivo de terminarlo se veía muy lejano en el tiempo e inalcanzable, reconociendo interiormente las grandes falencias en el agua y bici que tenía, tuve una gran ayuda y preparación con Michel (columnista de este portal) y la fuerza mental y dedicación inclaudicable de Juan Calos Meza para hacer juntos los entrenamientos en horarios que nos encontraban de locos, pero él con su gran objetivo de clasificar a Hawaii y yo de cruzar la meta, nos dedicamos con todas nuestras energías y compromiso a cumplir los planes de trabajo semanal diseñados por Michel.

Yo llegué a Cozumel una semana antes para adaptarme al tema de temperatura y humedad y de pasada permitir a mi familia gozar de unas merecidas vacaciones en un lugar increíble por su belleza y calidad de su gente. Los días previos fueron un tormento de sensaciones de inseguridad, nervios y ansias de que todo terminara y poder demostrarme a mi mismo que era capaz de hacer la competencia de la mejor forma posible, durante los entrenamientos previos en la bicicleta luchando contra el viento o trotando bajo un Sol y temperatura implacable tuve claro que seria una proeza en sí terminar el IM.

El domingo me levanté muy temprano y después de las idas al baño respectivas, tomar las pastillas mágicas para los problemas estomacales que siempre tengo, nos fuimos con Juan Carlos al parque cerrado, cada uno concentrado en sus objetivos y en mi caso lleno de dudas y ansiedad, nos separamos con JC con un fuerte abrazo y nos deseamos mucha suerte. Habíamos compartido cientos de horas entrenando y cada uno entendía que el otro había entregado lo máximo para llegar hasta aquí y ahora no importaba nada más que empezar y tener la fuerza interior para superar las adversidades que estábamos seguro se nos iban a presentar.

Me metí al agua sin ninguna duda, sabiendo mis limitaciones, pero teniendo claro que la distancia ya no era un problema para mí y que saldría del agua de buena forma, en un tiempo no bueno, pero eso no me preocupaba, ya que yo había aprendido a nadar dos años atrás y recordando mis inicios y lo que tuve que trabajar para poder nadar en forma regular, el solo hecho de hacer los 3.800 metros eran un triunfo para mí. Hice un ritmo muy parejo y no recibí ni patadas ni aletazos, digno de mencionar. Salí del agua sintiéndome muy bien y entero y el tiempo de 1:22 me permitió sentir una gran confianza interior, ya que nunca llegue a sentirme cansado y me dio tiempo para ir viendo los peces, sintiendo el agua como parte de mí y nunca luché contra ella; de ahí en adelante me propuse terminar el IM sin importar el tiempo que me llevara y poder disfrutarla al máximo.

Me subí a la bicicleta lleno de energía y ganas, era lejos la parte más dura, pero lo tomé con calma e iba recordando siempre los consejos de tantos triatletas que había que cuidar las piernas para que tuvieran la frescura necesaria para hacer los 180 km y luego la maratón, fui disciplinado y muy mental, en ningún momento me sentí cansado, iba muy entero y la temperatura no me afectaba para nada, además con el ritmo que llevaba podía ir avanzando con mucha regularidad y sintiéndome fuerte en todo aspecto, hice los tres giros sin darme cuenta y siempre recibiendo los besos y gritos de aliento de mi familia, que se instaló fuera del hotel para verme pasar, cuando divise la bajada de la bicicleta mi alegría fue muy grande ya que me sentía increíblemente y sabía que lo peor ya había pasado y un “Güena huevón” lo grité muy fuerte, se venía el tramo donde mas confianza tengo y tenía muy claro como la debía enfrentar y hasta el momento llevaba casi 7 horas sin sentir cansancio alguno, esa sensación de frescura me hacia tener una gran confianza.

Cuando empecé a trotar tuvimos una lluvia increíble y el agua me empapó los calcetines con las consiguientes ampollas, sólo para recordarme durante la maratón que el deporte tiene siempre una parte de sufrimiento que hay que saber sobrellevar. Me dediqué a hacer los primeros 14km a un ritmo lento para ir acostumbrándome lo mejor posible al trote y alcanzar un ritmo que me permitiera llevar controlada la respiración y un paso regular. Hice mi primer giro y nos topamos con JC, nos saludamos muy contentos de vernos y cada uno en su tiempo, seguí con un buen trote hasta terminar el primer giro, me impresioné la gran cantidad de participantes que iban caminado. Empecé el segundo giro y me propuse hacerlo aún mas controlado, ya que seguía muy cómodo corriendo y la respiración fluida, así que lo termine sin problemas, al empezar el tercer y último giro me propuse firmemente no cambiar el ritmo y terminar la competencia de la mejor forma, nunca había mirado el reloj durante esos 28 km y todo iba súper, era cosa de mantenerme. Empecé el tercer giro y supe que todo resultaría como siempre lo había soñado, corrí los 14km a buen ritmo e incluso apuré sin darme cuenta, al hacer la vuela de los 7km, ahí me convencí que tenía el IM al alcance de la mano, hacer esos últimos kilómetros fue de una inmensa alegría y fui sintiendo cada paso con muchas ganas y gozando cada momento, cuando llegué al km 40 me dediqué a saludar a todos los que estaban apoyando, di la mano, tiré besos, me guardé cada detalle del recorrido y crucé la mágica meta con una sonrisa inmensa que aún no la puedo borrar.

Terminé el IM en 11:16 horas y más que el tiempo siento que estos meses me permitieron ser un mejor deportista y sentir el gran apoyo y sustento de Alejandra (mi señora) y de los niños que nos unimos aún más en este grandioso viaje y compartir toda la carrera como si fuéramos todos juntos, de ellos es mi logro, de Michel y los amigos dentro de los Full que nos acompañaron en los entrenos y estuvieron pendientes de nosotros.

^{Daniel Vergara y Juan Carlos Meza}

Daniel Vergara
Cat. 50-54

Volver